Las preguntas de la entrevista que le realizara José Vicente Rangel, en su programa dominical: “José Vicente hoy”, por Televen, al Ministro Profesor Jorge Giordani (domingo, 18 de octubre) y en su columna “ElEspejo”, en “Ultimas Noticias”, pág. 18 ElPaís (19 de octubre), titulada: “Viajes y viajeros”, nos acercan a nuevas realidades en lo que se refiere a la Política Exterior del Gobierno Bolivariana cual consideramos como los primeros pasos a la nueva etapa de dicha política internacional en el marco de las nuevas realidades tanto internas como externas de Venezuela.
Consideramos que en el momento que el Gobierno de Colombia presidido por don Álvaro Uribe Vélez anunciara, “voz en cuello”, que había autorizado, según negociaciones, la presencia del estamento militar norteamericano, a lo largo y ancho de la geografía colombiana, bajo los argumentos de “combatir al terrorismo” (léase: FARC y ELN; nada que ver con los “paracos”) y “combatir el narcotráfico” con instrumentos militares norteamericanos de última generación, obligó a todos los países al sur del rio Bravo repensar su “Política Exterior” como se mostró en las consiguientes reuniones de la UNASUR (la OEA como “ministerio de las colonias” norteamericano pasa por debajo de la mesa). En el marco de las reuniones, discursos, discusiones, análisis, propuestas y conclusiones podríamos decir que, primeramente, los países referidos le enviaron un claro mensaje al Gobierno norteamericano de su “firme y no alineada” posición en lo político-militar y diplomática además de, cuando menos, preocupación, en algunos casos, rechazo, en otros, y sumisión, en los últimos, de la “Nueva Geopolítica” de los EEUU de América para la geográfica Región del Mar Caribe.
La “Nueva Geopolítica” norteamericana para la región en referencia se expuso con las nuevas bases en las Antillas Holandesas con la santa venia del Gobierno de Holanda y la reactivación de la 4ta Flota con responsabilidades sobre toda la región geográfica al sur del rio Bravo tanto en su costa atlántica como en la costa del Pacífico. Esa nueva realidad geopolítica que viene desarrollando el Poder (Müller Rojas dixit) en su vecindario podría ser subdividida en varias regiones-objetivos específicos que tendrían relación directa con la seguridad de las “rutas comerciales marítimas” para y desde África, el Asia y el Pacífico y la Región Caribeña teniendo cada una de ellas una importancia y, por ende, un objetivo político-militar concreto.
El Presidente Chávez Frías al exponer el contenido de aquel documento del Pentágono/Secretaria de Defensa norteamericano en la reunión de UNASUR, cuya versión en PDF fue retirada de la red como lo denunciara José Vicente Rangel en uno de sus “Confidenciales”, señaló con claridad prístina el objetivo-interés de las instalaciones militares norteamericanas tanto en Colombia como en la Guayana Francesa, es decir, la “seguridad estratégica” de las “rutas marítimas” entre el continente americano y el continente africano en lo que podríamos señalar como el “come back” imperialista a las riquezas del África tal como sucedió durante los siglos XVIII, XIX y XX y en el marco de los “nuevos enfrentamientos” de los países del llamado “Primer Mundo” en las realidades de la reingeniería del sistema capitalista en sus formas “globalizada y neoliberal”. El Imperio norteamericano propone y trata de imponer su poderío militar y económico frente a las políticas que han desarrollado, en el pasado, tanto Brasil como Cuba en África como las nuevas propuestas de relaciones globales que se manifestaron en la reunión de países afro-suramericanos en la isla de Margarita en Venezuela presidida por el Presidente Chávez Frías.
La región de “seguridad y defensa” del Pentágono sobre la costa del Pacífico está, íntimamente, relacionada con las realidades, en pleno desarrollo, que se vienen manifestando en la Región del Asia y el Pacífico. Cualquier curioso del tema de las realidades geopolíticas en el Asia en conocimiento de los acuerdos que en “seguridad y defensa” se vienen alcanzando y desarrollando entre los EEUU de América con Japón, Australia, Nueva Zelandia, Corea del Sur y Taiwan, frente a realidades objetivas e inevitables de la Región como son el desarrollo de la economía china con impactos en lo social, militar, tecnológico a lo interno de China y su evidente influencia en la región oriental arriba referida plus su influencia en el Sudeste Asiático junto al desarrollo en el campo de la tecnología del misil en sus diferentes modalidades de Corea del Norte, conjuntamente, con las “nuevas versiones de las políticas tradicionales” de Rusia sobre la Región de la Siberia y, por ende, sobre los territorios cercarnos al estrecho de Bering, evidentemente, obligan a los órganos del Poder norteamericano a prepararse, en el marco conceptual de “potencia imperial”, a las contradicciones que aquellas realidades asiáticas referidas afectarán su unipolaridad y el camino hacia la multipolaridad/pluripolaridad. A título de referencia geopolítica, cualquier alteración social, política, económica y militar en la región asiática afectaría a una de las economías más importantes, a nivel mundial, como es la economía californiana (Para su conocimiento. Un contenedor que sea desembarcado en puerto californiano, llegará en un plazo de 24 horas a los in-bonds de Miami y desde allá serán exportadas a los mercados suramericanos); esas asimetrías asiáticas, además, podrían afectar las rutas marítimas desde el estrecho de Ormuz pasando por el estrecho de Malacca, por el Mar del Sur de China, el Mar del Este de China y el tránsito del transporte naval hasta Japón y las costas occidentales de Canadá, los EEUU de América y las ribereñas costas suramericanas. En el marco de la seguridad y defensa de la presencia del capitalismo mundial en la zona sur del continente asiático, es mas obligatorio que necesario el control de la ex-colonia portuguesa de Timor Oriental por su importante situación geográfica como costa sobre el estrecho que se conjuga con costas norteñas de Australia, estrecho con la característica ser de “aguas profundas” que permite el “paso seguro” de submarinos atómicos norteamericanos para el control, conjuntamente, con la base de Diego García, de esa zona meridional del Pacifico.
El tercer espacio geopolítico de importancia e interés para los EEUU de América es la Región del Mar Caribe cuyas aguas bañan las costas de varios países caribeños. Ese espacio geográfico tiene características propias; en primer lugar, se le podría considerar como un “mar interior”; en segundo lugar, es ruta marítima obligada para materias primas y mercadería entre los EEUU de América y los países caribeños y allende los mares; en tercer lugar, es el “patio trasero” según lo considera la tradicional política exterior del Imperio norteamericano, lo que significa que, frente a “extraños e intrusos”, la “seguridad y defensa” norteamericana se vería en peligro como fue explícitamente expuesto en tiempos históricos del pasado geomilitar.
En resumen, la “Nueva Política” de la Política Exterior norteamericana en los actuales momentos de los “pacíficos premios del Nobel” (¿sueco y/o estadounidense?) vienen adaptándose a las nuevas realidades mundiales; los EEUU de América no pueden evitar los desarrollos socio-económicos que se están en plena evolución en diferentes países: China, Rusia, India, Brasil (BRIC) conjuntamente con las realidades que tanto los EEUU de América como los países miembros de la OTAN vienen efectuando en Afganistán y Paquistán plus las inversiones de las trasnacionales petroleras que se están realizando en la Región del Asia Central (Región del Caspio). Esas variables están, efectivamente, afectando a las políticas imperiales e imperialistas norteamericanas, europeas y japonesas; son realidades que obligan a repensar, rediseñar, proponer, aprobar y ejecutar “Nuevas Políticas” en el marco referencial del Imperialismo norteamericano como agente conductor del “imperialismo”. En ese contexto, es obligante para los EEUU de América consolidar lo que han considerado por años como su “patio trasero” arriba referido. (En referencia. Es importante destacar la reciente solicitud formal del Gobierno de Barack Obama a los “Países del Golfo”, productores de crudo, de aumentar sus exportaciones hacia China en detrimento de las exportaciones de crudo desde Irán para, en primera instancia, tratar de cambiar la política de Beijing sobre sanciones a Irán; y, en segundo término, a largo plazo, aumentaría la dependencia de China sobre las importaciones de crudo provenientes del Golfo).
En el marco de lo expuesto más arriba, someramente, sin buscar alcanzar un profundo análisis teórico-descriptivo pero asumiendo la “brutalidad” de la realidad del capitalismo imperialista que representan tanto el propio capitalismo en sus fases actuales mundiales como las expresiones de Imperio a las que ya se acostumbró a ejecutar el Poder (Müller Rojas dixit) desde principios del siglo XX pero en profundidad a partir de la finalización de la 2da Guerra Mundial tanto en Europa como en el Pacífico, la Revolución Bolivariana y su Gobierno Bolivariano vienen ejecutando una política exterior que, como bien lo apunta José Vicente Rangel, en “Viajes y viajeros”, “…la política internacional juega hoy un papel determinante…el derecho a ejercer una política exterior audaz, intensa, no es privilegio de los gobernantes de naciones desarrolladas. Al contrario, los que gobiernan naciones en proceso de desarrollo, de fortalecer sus economías y su posición en el mundo, están más obligados a hacerlo…” (Idem; negrillas y cursivas nuestras). Pero como bien decía el profesor Giordani en el programa televisivo arriba en referencia, todo accionar político “…necesita, primero, un plan y después un equipo…” En la Política Exterior Bolivariana, el Gobierno Bolivariano tiene “el plan y el equipo” y viene ejecutando las etapas necesarias en los tiempos apropiados.
Ahora bien, las nuevas realidades que vienen imponiendo tanto los EEUU de América como sus “súbditos” para la región geográfica al sur del rio Bravo han obligado a la Revolución Bolivariana a analizar las consecuencias de dichas decisiones imperialistas en correlación a nuestras realidades tanto internas como en nuestras relaciones internacionales. En primer lugar con respecto a lo interno deberíamos precisar las áreas que inciden en nuestro diseño de Política Exterior Bolivariana y Revolucionaria y viceversa; por ejemplo, comenta José Vicente Rangel en su columna mencionada que “…son los críticos internos…los que no pierden oportunidad de viajar al exterior, con las justificaciones más peregrinas…” (Ibidem) Generosa la apreciación de JVRangel. Permítasenos ser más puntuales. Durante la Edad Media, los vasallos solicitaban “audiencia” al “señor feudal” para presentar sus quejas sobre asuntos “pedestres”, es decir, sobre asuntos sin mayor trascendencia para la “testa coronada” requerida; esa actitud de vasallaje es la que, actualmente, ejercen algunos factores de las derechas criollas hacia “sus señores feudales”. Ello significa que, como sucedía durante la época histórica mencionada, que el “señor feudal”, por intereses propios y, generalmente, ajenos a los vasallos, atendiera las quejas elevadas a su consideración y actuara en consonancia, lo que significaba el accionar militar de los ejércitos del “señor feudal” sobre los “acusados por el vasallo” buscando expandir su poder político, económico y militar sobre una región específica. Seamos aun más precisos. La Política Exterior de la 4ta República se sustentaba en dos criterios ideológico-eurocéntricos; por un lado, la política exterior de Acción Democrática estaba en permanente sentir con la Internacional Socialista; mientras que la de COPEI iba de la mano con la Internacional Demócrata Cristiana, en ocasiones de sentir italiano, en ocasiones del sentir germánico y, en fechas recientes, de la rancia derecha española aznarista. Es importante señalar que durante la 4ta República, Venezuela “jugó un papel” muy importante en los “asuntos internos de los países centroamericanos”, chilenos, mexicanos y caribeños.
En la actual Política Internacional, en nuestro criterio, se presentan, básicamente, dos bloques definidos con diferencias, matices y actitudes inter-bloque. El bloque liderado por los EEUU de América y el emergente bloque titulado, internacionalmente, como BRIC: Brasil, Rusia, India y China que arrastra tras de sí a un numerosos grupo de países con políticas nacionalista y desarrollista en el buen término conceptual. Son evidentes las diferencias que se manifiestan en el segundo de los bloques por razones, quizás, de la modernización del Estado, nuevos marcos constitucionales, cambios estructurales en las relaciones socio-económicas, las imperiosas necesidades financieras, las lógicas dependencias de mercados y desarrollos a lo interno de lo nacional a favor del añorado desarrollo pro-capitalista y consumista (¿alienación post-moderna?).
El bloque liderado por los EEUU de América se conjuga como una “unidad de ser” capitalista en las actuales fases del capitalismo global y neoliberal donde, todos y cada uno de los países adherentes a este bloque, están no solo en sintonía con las políticas norteamericanas, como es fácilmente demostrable, sino que en ese reacomodo actual del capitalismo se están manifestando las políticas de transición hacia una “política de primus inter pares” como se observó, concretamente, con las presiones que se expresaron durante las negociaciones sobre el “botín iraquí” como se están expresando, actualmente, con las presiones del Gobierno tanto de George W. Bush como de Barack Obama sobre sus aliados europeos y no europeos para un mayor compromiso y presencia militar en Afganistán y un compromiso público de crítica hacia Irán y a Venezuela. Ello significaría que tanto Irán como Venezuela serían “polos de referencia” de la “Nueva Política Internacional” de “medianas potencias”. A título de demostración. Las continuas críticas, presiones y supuestos acuerdos internacionales donde no participan ni Rusia ni China hacia el desarrollo nuclear para fines pacíficos de Irán; en el caso de Venezuela, las continuas acusaciones de apoyo a los ejércitos guerrilleros colombianos, de territorio paradisiaco para el transporte de drogas de los narcotraficante desde Colombia hacia los EEUU de América, las relaciones del Gobierno Bolivariano y de Chávez Frías con Irán y su Presidente, Bielorrusia, la crítica peruana de acusar, indirectamente, a Venezuela de desarrollar una carrera armamentista, entre otras acusaciones. Es evidente que queda una dura, larga, afanosa y cotidiana al extremo horario de trabajo de nuestra Cancillería.
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