Aunque los voceros del imperialismo afirmen lo contrario

La crisis capitalista sigue su curso

Mientras muchos analistas al servicio del imperialismo y la gran burguesía internacional pretenden mandar señales positivas a los mercados y tranquilizadoras para los pueblos, diciendo que el final de la crisis económica ya se vislumbra en un horizonte no muy lejano, la realidad dice lo opuesto.

Desde hace más de un año, los principales titulares de los diarios del mundo hacen referencia a la crisis económico-financiera que se desatara en agosto de 2008. Hoy, a diferencia de lo que pasaba a principios de año cuando predominaban las visiones apocalípticas, intentan demostrar que lo peor de la crisis ya pasó y que se avizoran tiempos mejores. Para argumentar se valen de números muy endebles, como por ejemplo tal o cual subida de las bolsas de Europa, Asia o EE.UU. o bien que la medición del desempleo arrojó una décima menos de lo que ellos esperaban.

Pero la contundencia de las evidencias en contra de estas posturas falsas e ilusamente optimistas, destruye todo intento de calmar los ánimos. Así por ejemplo, EE.UU., la principal economía del mundo, lleva varios trimestres en recesión, los niveles de consumo masivo y de inversión se han desplomado entre el 30 y el 50% dependiendo de los rubros. La desocupación se cuenta por cientos de miles de familias mes a mes y la pobreza azota a 37,5 millones de personas en la que fuera la economía más opulenta del mundo.

Los problemas de China y Europa

Y si miramos a China, no le va mejor. Demostrando su interdependencia con la economía yanqui, sus exportaciones cayeron el 30% y si bien en los últimos 2 meses se refleja un crecimiento en las ganancias empresarias, esto se debe a la inyección de millones de dólares que hizo el estado para sostenerlas e incentivar el consumo. A la par la nueva “ingeniería” diseñada por las empresas chinas con la complicidad de la burocracia estatal, arrojó más de 20 millones de trabajadores de las ciudades a que se las arreglen en el campo, plantando arroz.

En el medio quedó Europa, el gigante unificado que pretendía un estado de bienestar sostenido. Eso ya es historia. La desocupación va desde el 20% en España a un promedio del 10% en el resto. Francia y Alemania anuncian una salida de la recesión durante un trimestre, pero a costa de una retracción de mercados que a la corta volverá a reflejarse nuevamente en un ciclo recesivo.

La síntesis de la situación que atraviesa el mundo está lejos de los pronósticos optimistas de los mensajeros y escribas del imperialismo. Y todavía no dijimos que 3.000 millones de personas pasan hambre diariamente en este mundo por culpa de la crisis mundial y la disparada del precio de los alimentos, a tal punto que las principales potencias mundiales están preocupadas por la posibilidad de estallidos sociales sin control alguno en decenas de países e involucrando a millones que ante la desesperación ya empiezan a tomar las calles en reclamo de algún alivio para su miseria.
Tampoco dijimos que cuando los más pesimistas auguran una desocupación global para el 2010 del 10% mienten escandalosamente porque no consideran por ejemplo a África, que tiene más de la mitad de la población fuera de cualquier término de intercambio capitalista, ni dicen que en Latinoamérica no se cuentan como desocupados los que reciben subsidios o planes sociales, ni que en EE.UU. y Europa el 10% sólo contempla las poblaciones propias, no a los inmigrantes ni ilegales donde la desocupación y la pobreza triplica las cifras oficiales.

La penetración de la crisis mundial en la Argentina

Acercándonos a nuestro país la cosa se pone cada vez peor, Latinoamérica que venía creciendo en los años previos al 8% anual, empieza a mostrar signos alarmantes en la mayoría de los países y los más optimistas no se atreven a darle un crecimiento mayor al 1,9% para los próximos años. Tomemos como ejemplo la inversión extranjera, en el 2009 fue de 20.322 millones de dólares entre enero y marzo, en contraste con los 34.836 del mismo trimestre del 2008. Si hablamos de desocupación estaremos peor, la propia OIT, siempre servil de los mandatos del imperialismo, tuvo que reconocer que se esperan entre 1,8 y 2,4 millones de desocupados más al finalizar 2009. Es decir, que se podría estar llegando a los 18 millones de desocupados oficialmente reconocidos.

De todos estos indicadores, la Argentina se lleva siempre una de las peores partes, ya que es el país donde más cayó la inversión extranjera (-45% vs. -34% de Brasil o Chile por ejemplo), lo mismo pasa con las exportaciones que se desplomaron un 37% a pesar que los precios de los alimentos que exporta el país, no cayó tanto como el de otros productos. Y el supuesto superávit de 7.400 millones de dólares que menciona Cristina, se debe a que las importaciones cayeron aún más, y como lo que bajó fueron las importaciones de bienes de capital necesarios para el funcionamiento de las empresas, esto se va a traducir en los próximos meses en mayor desempleo.

El desempleo en la Argentina es un tema aparte, ya que gracias al INDEK es difícil que sepamos cuánto aumentó realmente, pero las cifras hablan de más de 500.000 nuevos desempleados, que se suman a los millones de personas con problemas de empleo previo.

Tanto crece que ni el INDEK trucho puede ocultar que ya se volvió a los dos dígitos de desocupación, y la UIA tuvo que informar que el ritmo de pérdida de puestos de trabajo ya supera al del último semestre previo a la crisis del 2001.

Las perspectivas de la crisis


Los economistas burgueses aparecen como confundidos, no pueden explicar por qué la mayoría de los indicadores económicos llamados “duros” (empleo, nivel adquisitivo de los salarios, consumo de masas) les dan mal, mientras que otros como las ganancias de algunas empresas, los depósitos bancarios o las acciones bursátiles, empiezan a mejorar. Ante esto se apresuran a asegurar que la crisis está por terminar. Pero como no están seguros y ven el descontento de los trabajadores por los despidos, por la caída de los salarios o directamente por el hambre, inventan distintas explicaciones, todas muy superficiales, en general tratando de confundir con cálculos matemáticos o curvas que semejan letras, como que la salida no será recta sino en “U” (es decir que tendremos que esperar que termine de caer para luego mejorar o en “W” (lo que es peor para los pueblos porque mejoraría algo el año que viene y luego volveríamos a caer), etc. Todos inventos porque no se atreven a decir que no saben cómo sigue esta película.

En realidad esta recuperación bursátil y bancaria tiene que ver con la tonelada de millones de dólares que desde los estados de los grandes países volcaron al sistema financiero para evitar su colapso definitivo, claro que a costa de una tremenda profundización de las condiciones de vida y empleo de los trabajadores del mundo. Por eso desde el MST sostenemos que la crisis, no sólo continúa sino que estamos en los comienzos de una crisis profunda, sistémica, que abarca todo el funcionamiento del sistema capitalista, que ya en sus finales hecha mano a todos los recursos disponibles para intentar salvar su sacrosanta ganancia. Así el mundo se está quedando sin petróleo, que fue durante más de un siglo la fuente principal de energía barata que movió la industria capitalista mundial; están destruyendo la atmósfera con gases por no invertir en adecuados medios anticontaminación, el agua, los bosques y finalmente intentarán hacer lo propio con los trabajadores y los pueblos, sometiéndolos a todo tipo de penurias con tal de salvarse.

En nuestro país es peor aún porque a la crisis mundial se suman los problemas propios, como tener la mitad de la población incluyendo a millones de trabajadores aún con trabajo formal, por debajo de la línea de pobreza, por eso a pesar de 5 años de supuesto crecimiento en la era de los K y cuando la crisis todavía no muestra sus consecuencias más profundas, ya todos tienen miedo de futuros estallidos porque estamos muy próximos a los meses previos al Argentinazo, es por eso que hasta la Iglesia salió en las últimas semanas a machacar con el tema de la pobreza y el hambre.
Encima Cristina va a la reunión del G20 con la propuesta de pagarle 6.500 millones al Club de París y a «normalizar» la relación con el FMI, lo que significa contraer nuevos endeudamientos y mayor sometimiento.

Sostenemos que no hay salida para esta crisis dentro de los márgenes del sistema capitalista que rige el mundo entero, por más recuperaciones bursátiles que nos vendan, para sostenerla en el tiempo tendrán que aplicar cada vez mayores ajustes y penurias a las masas, con el consiguiente riesgo para ellos de estallidos, movilizaciones, revoluciones en cualquier lugar del mundo, incluyendo los grandes países imperialistas. La única salida es cambiar completamente este sistema que nos agobia desde hace siglos, por uno mucho más justo, el socialismo, en donde toda la economía, los recursos y los bienes de la naturaleza estén al servicio del hombre y no de la ganancia de unos pocos.

Obviamente no será un camino fácil, está plagado de dificultades y luchas, pero estamos convencidos que es la única forma de salir definitivamente de esta crisis, de lo contrario, con subas y bajas, el capitalismo llevará a la degradación y la miseria a toda la humanidad.



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