La indigestión de Uribe en Cancún

Lo primero que hay que valorar sobre la Cumbre de Cancún, es que México se anotó tan bien que casi recupera el gran prestigio que obtuviera por los años setenta con el apoyo a Cuba, su política nacionalista anti yanqui y su dignidad como pueblo de ancestrales costumbres. Porque esa cumbre fue un exitazo para América Sur y El Caribe. Después de los acuerdos para conformar una organización propia sin la participación de Usa y Canadá, los mandatarios decidieron tomar almuerzo y hablar un poco sobre las grandes necesidades actuales y de siempre de Haití, ahorita mismo casi hecha escombros. Decidieron entonces constituir un pote solidario de ayuda inmediata a ese pueblo casi y para colmo. sitiado con provecho, ventaja y contumacia por el imperialismo norteamericano.

El presidente haitiano, mostrando en llanto las necesidades de su pueblo, cedía al momento, el único vino en lágrimas que Haití podía brindar en la mesa ya servida. Y ni siquiera ese instante de profundo contenido humanitario, pudo aguantar en la puerta del comedor multipresidencial la enjuta figura de un Uribe engordado en odio anti venezolano. Por mayores intentos que varios presidentes hicieran no lograron pararlo. Desató entonces su ira contra el presidente venezolano y se salió de sus casillas. Exudaba odio el hombre.

El, en Chávez, odia al indio y al negro, odia al campesino y al obrero latinoamericanos. No cupo nunca en su rostro su ceja alzada en prepotencia. Ni sus ademanes macilentos, tampoco fueron suficientes para mostrar una mímica patológica que le subyace hasta en los huesos. Era Santander pues, redimido en Uribe. Por eso para mal de su agrado, a esa misma hora, su ministro de la defensa despotricaba de Venezuela y de su presidente desde Bogotá. Se regó el cuento como pólvora por la mesa y a los presidentes de la cumbre hasta el hambre se le quitó. Y cuentan que ya en el exhausto término de una derrota diplomática para Uribe, sobrevino en él un inesperado e incontenible vómito que le hizo pedir auxilio entre los presentes. Ojalá que en esa sustancia expelida desde su boca pudiera estar aunque sea en gránulos ese odio que permanentemente ha tragado Uribe contra la noble Venezuela Bolivariana.


n_lacruz@yahoo.com




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Neri La Cruz


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