El programa “La Hojilla” de Mario Silva es un frente de batalla, que la revolución tiene, al cual no podemos desconocerle sus aportes, sobre todo en lo que es su especialidad, dejar en evidencia las mentiras de los medios y de la vocería de la derecha en este país, y a veces más allá, lamentablemente solo ante un grupo conformado por quienes cada noche lo sintonizamos.
Lamentablemente también hay que reconocer que a veces al compatriota bien llamado “el señor de la noche” se le pasa la mano, se desboca transponiendo el umbral que un buen comunicador social no debe traspasar, para caer en el campo de la chabacanería y la vulgaridad. Yo soy un asiduo “hojillavidente”, y puedo con propiedad decir, que así como aplaudo y me solidarizo con muchas de las formas, a veces magistrales, con las que el moderador y sus invitados, cuando los hay, desmotan las matrices de los medios de la derecha y desvisten la canalla que día a día vive disparando insensateces y falacias contra nuestro proceso, hay que aceptar también, haciendo buena la recomendación del líder de esta revolución que frecuentemente nos insta a ser autocríticos e incluso subversivos y rebeldes que hay cosas del programa sobre las que mucha gente no está de acuerdo por lo que, debo decir con toda responsabilidad que el compatriota, en algunas oportunidades se va de bruces. Por ejemplo: Aprovechar lo del pepino gigante, que mostró el Presidente como un logro de algunos productores del campo en el estado Portuguesa, para insinuar con un doble sentido inocultable, que un cargamento de ese producto debería serle enviado a algunas figuras del oposicionismo, acompañado de manteca los tres cochinitos, y aceite Diana para que lo usaran, encima sugerir lo de preservativos de diferentes tamaños, es lo que desprende de lo dicho, en todo, menos en ensalada, incluso hablando de tamaños, según el personaje, es algo que, no negamos esa gente se merece y mucho más, pero no es como para decirlo en vivo por televisión, porque no es de buen gusto y porque además caemos en el terreno de un sector radical de la derecha que lo que expulsan por su boca cuando hablan son sapos y culebras contra el jefe del proceso, y quines le acompañamos, sin miramiento ni respeto de ningún tipo.
Puede que esto que digo levante roncha, tal vez lo lea Mario o no, al fin y al cabo nunca lo ha hecho pues en mis casi 4 años escribiendo por Aporrea, he escrito sobre él y su programa varias veces, sin respuesta, puede que alguien no esté de acuerdo conmigo, pero lo escrito, escrito está, reventaba si no lo decía, pero además porque recibí esa misma noche del programa, el martes 25, mas de diez llamadas que continuaron al día siguiente, para comentar con extrañeza el que tal despropósito hubiese sido cometido en uno de nuestros espacios mediáticos, que se ha constituido en trinchera de lucha en este proceso.
UNA TONELADA DE ESTOPA.
El enredo que existe en relación con las estafas inmobiliarias, es peor que una tonelada de estopa, los delincuentes de cuello blanco, disfrutaron de mucho tiempo para montar sus patrañas, antes de que salieran a flote cuando las victimas se cansaron, unos de esperar y otros de inyectar dinero en una especie de saco sin fondo y lo grave es que pareciera que no hay manera de encontrar justicia, es tanta la corrupción y tanto el poder económico que los entes del Estado, valga decir Fiscalía y Poder Judicial no tienen empacho en convertirse en cómplices de los ladrones de cuello blanco, que están diseminados a lo largo y ancho del país, se calcula a estas alturas que pasan de 100 mil familias las estafadas. Aquí, en este país tenemos un Presidente sin parangón en todo el mundo, es un Jede de Estado que se reúne ante el pueblo por los medios para oír y para que no quede duda de su voluntad política de resolver, pero resulta, que vaina que siempre haya peros, no tiene equipo que le responda, parangonándolo con estrellas del fútbol, por ejemplo, es una especie de cruce de Maradona con Pelé aumentado a la enésima potencia, pero aparentemente solo, ello se desprende de la enorme cantidad de denuncias que uno siempre lee, escucha y ve, como en ningún otro país del mundo ante el mismísimo presidente cada vez que la gente tiene la oportunidad de increparlo de frente, en los refugios, en la frecuentes asambleas que él hace en Miraflores.
Es uno de los cuellos de botella, en todos los frentes, aquí se cumple aquello de que “Venezuela es como un cuero seco, que se pisa por un lado y se levanta por otro”, para ello los 40 años de la Cuarta República sirvieron para el montaje de mafias, cárteles y otro tipo de organizaciones delictivas, que entre el triunfo de Chávez y la toma de posesión casi se blindaron jurídicamente y no queda otra salida que pensar que es tanto el poder que sus tentáculos llegan hasta las instituciones donde se encuentran con gente sin moral, venable y que se presta para buscar la forma de evadir la justicia. El virus Affiuni como que está muy arraigado a nivel de la justicia, en todos sus ámbitos y las cárceles están llenas pero de pobres, los estafadores huyen antes de ser aprehendidos y desde donde están se burlan mientras se revuelcan en sus dólares, y los que quedan aquí y no se han podido fugar, siguen haciendo de las suyas con su patente de corzo. Pareciera que la solución está lejos, y que habría que esperar casi un milagro para ver si nuestros funcionarios entienden que se deben al pueblo, para ver si algún día, antes que sea tarde, se dan por enterados que estamos en revolución y que esta está reñida con burocratismo y más con corrupción y si de una buena vez tratan aunque sea un poco, imitar el ejemplo que a diario les da el Jefe de Estado. Cuando ese día llegue, si es que llega, no habrá rival que pueda, ni siquiera hacer mella en este proceso. Ojala, Dios lo permita,.
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