Las personas son esclavas de lo que dicen y dueñas de los que callan

Ese pensamiento lo he oído muchas veces, especialmente cuando se trata de hacer ver que decir lo que pensamos puede llegar a ser contraproducente.

Hay articulistas que supuestamente usan pseudónimos, para poder decir lo que piensan, sin comprometer su nombre, integridad, etc. Hay también quienes expresan que ser servidor(a) público(a) y/o militante del PSUV funciona como una suerte de mordaza que puede limitar las críticas que se puedan hacer al proceso revolucionario, al menos en público.

En nuestro caso, ni usamos pseudónimo, ni renegamos de nuestra condición de servidora pública (o empleada de la revolución) e inscrita en el PSUV. Además formamos parte de un consejo comunal. Siempre hemos usado nuestro nombre y apellidos. Incluso, se ofrece el correo electrónico para cualquier observación, aporte, sugerencia, corrección, etc.

Es decir, cuando escribimos lo hacemos con la responsabilidad del caso. No eludimos el debate. No creemos tampoco, tener toda la razón ni infalibilidad en nuestros planteamientos. No nos escondemos por los rincones a criticar y generar rumores. Esto sí le hace daño a la revolución. Tampoco andamos en componendas para debilitar el proceso. Por el contrario, creemos que su fortaleza se construye sobre la base de una permanente retroalimentación entre las bases y los liderazgos de la revolución, especialmente con nuestro presidente Hugo Chávez. Consideramos que nuestra participación no se puede limitar a una simple e insulsa presencia complaciente, foquista (por lo de focas) y acrítica.

Los hechos en nuestro proceso deben estar teñidos de signos de transformación, de ruptura con lo establecido, de verdadera y profunda sensibilidad revolucionaria y de coherencia con los planteamientos que lo han llevado a ser referencia no solo continental, sino mundial. Por supuesto, es posible cometer errores en este camino inédito. Pero, lo que se pide es una actitud abierta, con disposición al diálogo, autocrítica y respetuosa de la disidencia.

Hasta ahora, semanas después de la lamentable e ilegal entrega de Joaquín Pérez B., no se sabe cuáles fueron las supuestas razones de Estado que privaron para ello. Tampoco ha habido muestras de allanar el camino para un entendimiento con quienes mostramos indignación, desacuerdo o repudio ante tal hecho. Al contrario, siguen apareciendo y sucediendo cosas que denotan la criminalización de la crítica, la estigmatización de quienes nos atrevamos a pensar diferente y la señalización de quienes osemos decir lo que pensamos, con la correspondiente exigencia de sensatez, mesura, cordura, etc., so pena del derrumbe del proceso.

Triste causa bolivariana esta, que dibujan algunas personas, convenientemente (según ellas) incapaz de soportar y superar encrucijadas, supuestamente huérfana de voces que le impulsen, critiquen y valoren de manera honesta, desinteresada y leal. Lamentablemente infectada de “radicales, ultraizquierdistas” incapaces de adivinar los motivos que mueven los hilos del poder, trabajando consciente o inconscientemente para las fuerzas enemigas del proceso, aburguesadas y apoltronadas personas sin ningún vínculo con las bases y sus dolores, alegrías y esperanzas, extremadamente dogmáticas y teóricas. Gente que no sabe analizar y respetar los motivos del Estado, pero cuyas razones no importan a nadie…

Hoy por hoy, sigo haciéndome las mismas preguntas que me hacía en anterior artículo publicado en aporrea (http://aporrea.org/actualidad/a122554.html). Sigo preguntándome por qué era importante saber si alguien había invitado a Joaquín a venir al país o si hacía falta que alguien lo hiciera. Sigo buscando respuestas, pero de ningún modo ando buscando talanqueras, aceras del frente, contratos con la CIA o acuerdos con la derecha de cualquier signo.

Como lo he dicho en mis últimos escritos, sigo rodilla en tierra con la revolución bolivariana, pero no me arrodillo ante quienes esperan el silencio cómplice y la condescendencia ante el poder institucional. Mi apuesta es por el poder popular y su definitivo surgimiento y consolidación.

Los pueblos sabemos pa’ donde vamos…

(*) Frente de Izquierda Revolucionaria Alberto Müller Rojas

Movimiento Continental Bolivariano-Capítulo Aragua

nymphamar2@yahoo.com.mx


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Ninfa Monasterios Guevara (*)


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