Ahora, el caso más llamativo
por su incalificable torpeza se produjo en relación con el último
Mis Universo ganado por una venezolana. Esta compatriota, de una resplandeciente
belleza, se presentó, según me cuenta una sobrina, a la ceremonia
final del evento vestida de rojo. Interrogada acerca del por qué usó
ese color, dijo porque pensaba que le daría mucha suerte. Pero no sólo
eso, porque también en el momento en que se declaraba vencedora, tomó
una bandera de Venezuela y, exultante, la levantó y empezó a agitarla
por todo el escenario, indicando con ello su amor por esta patria y el
orgullo de pertenecer a ella.
Por muchísimo menos que esta hazaña
se le han ofrecido reconocimientos y homenajes a otros meritorios venezolanos.
Sin embargo, a esta distinguida compatriota el homenaje que se le brindó,
especialmente por parte del personaje mencionado, no sólo fue ignorarla
sino referirse indirectamente a ella también en términos despectivos e
insultantes. Como eso de calificar a los concursos de belleza como el
negocio de la carne. Con lo cual no sólo incurría en una inconmensurable
torpeza política, sino que también ofendía a la inmensa legión de venezolanos
que siguen con mucho interés este tipo de concurso. Y eso es así,
porque puede, en efecto, que detrás de los mismos haya un interés
comercial, eso es indudable Pero de eso no son responsables, de ninguna
manera, las muchachas que participan en esos certámenes.
Pero lo verdaderamente cuestionable
de esta actitud es que en el fondo de la hipócrita actitud de este señor
y de otros cultores de la pacatería criolla, están dos cosas: la perversión
moral y la ignorancia. Perversión moral, porque son sus torcidas y
eróticas mentalidades las que les hacen ver impudicia y obscenidad
donde sólo hay un natural y legítimo deseo de exaltar la belleza femenina.
Ignorancia, porque se desconoce que ese deseo de homenajear la hermosura
y belleza de la mujer, hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra
cultura, que es, como se sabe, heredera de la helénica.
Al respecto, creo apropiado mencionar, para
ilustrar mejor lo dicho, el caso de la divina Friné. Una cortesana o meretriz
griega que se distinguía por una belleza sólo comparable con la de
una diosa. De hecho la consideraban, pese a su profesión, la más antigua
del mundo, como una especie de sacerdotisa de Afrodita. Tan extraordinariamente
bella era esa mujer, que algunos escultores se desvelaban, y entre ellos
su compañero o amante, Praxiteles, por tenerla como modelo para esculpir
sus obras escultóricas dedicadas a Afrodita o Venus, diosa de la belleza.
Un día alguien acusó a esta hetaira
de impiedad, de algo parecido a lo que en la religión católica se
conoce con el nombre de herejía; un delito grave que consistía en
crear y venerar nuevos dioses, lo cual se pagaba con el máximo suplicio,
es decir, con la muerte. Por este motivo, se le siguió un juicio por
ante uno de los tribunales encargados de ventilar esta clase de acusación.
El proceso judicial se inició, y a medida que se desarrollaba fue perfilándose
una situación peligrosamente desfavorable para la imputada. De esto
se encargaba, con un afán digno de mejor causa, un inescrupuloso fiscal
experto en trácalas y artimañas jurídicas. Por lo que los alegatos
que la defensa esgrimía, iban siendo uno a uno y de manera sistemática
y permanente refutados por este desaprensivo rábula. Quien, para lograr
sus perversos fines, no vacilaba en utilizar recursos tan reprobables
y delictivos como los testigos falsos y otros de igual jaez. De
manera que el abogado defensor, Hypérides, viendo que ya no tenía
argumentos que exponer en favor de su defendida y que el juicio estaba
irremediablemente perdido, optó por un último y desesperado argumento,
un argumento absolutamente insólito e increíble. Corrió al sitio
donde se encontraba Frine, y de un tirón le quitó la túnica con la
que estaba vestida, dejándola total y completamente desnuda ante el
jurado y ante todos los presentes.
Ni que decir tiene que
ante aquella deslumbrante revelación, cuyas formas tan increíblemente
perfectas y armónicas se semejaban de manera impresionante a la de
una auténtica virgen, o más específicamente, a la diosa Afrodita,
la sentencia fue afortunadamente absolutoria. Y esto se explica, porque
para los griegos la belleza de la mujer era un don divino. Por lo que
una sentencia condenatoria contra aquella esplendente maravilla humana
hubiera significado ni más ni menos que un imperdonable deicidio, o
mejor dicho, porque tratándose de una deidad, la expresión correcta
debió ser deidicidio.
La conclusión de todo
lo anterior es que si somos, como ya lo hemos expresado, herederos de
la cultura griega, si hemos asumidos casi todos sus valores e ideales,
incluyendo, con algunas variaciones, el concepto de democracia, ¿por
qué entonces no compartir con ellos el ideal de la belleza y, en especial,
la belleza femenina, testimonio del cual lo constituye la Venus de Milo?
Dónde está lo pecaminoso, lo inmoral e impúdico de esta inclinación
natural del ser humano; la inclinación de querer presenciar y hasta
de rendirle culto a la belleza de la mujer? No está, con excepción
de las almas pervertidas, en ninguna parte.
NOTA: LA SUPESTA PERSECUCIÓN. Con motivo de la huida de Manuel Rosales al Perú, sus secuaces de la oposición empezaron a decir que eso tuvo que hacerlo para eludir la persecución que, por razones políticas, Chávez había emprendido contra él. Ahora, como seguramente cojeculo va a ser el candidato de la oposición, es muy probable que estos argumentos se repitan, por lo que hay que irlos desmontando de una vez. Por eso, creemos conveniente reproducir de nuevo un texto que en forma de volante redactamos y distribuimos en la oportunidad señalada. En el mismo decíamos lo siguiente “Es falso que a Manuel Rosales se le esté persiguiendo por motivos políticos. Sólo se le exige, porque así lo estipula la Ley de Salvaguarda, aprobada por la misma oposición, que diga, que demuestre, de dónde obtuvo los inmensos recursos que utilizó para adquirir los abundantes bienes que posee; que explique de donde sacó los más de cien mil millones de bolívares que utilizó para la compra de votos en el recién finalizado proceso electoral, y que nadie puede desmentir ni negar.
Sólo eso, no se le pide
nada más. Por cuanto si la explicación que él diera fuera satisfactoria,
pues albricias, entonces no habría problemas. Por el contrario, su
prestigio y liderazgo saldrán enormemente robustecidos. Y hasta yo
mismo apoyaría una acción judicial contra sus supuestos difamadores.
Pero no, él no hace eso. Él no se molesta en hacer nada para demostrar,
en beneficio de su honor y reputación, que las acusaciones de las que
es objeto son falsas; que la cantidad de videos en los aparece regalando
costosas joyas al dueño de la Verdad y comprando y vendiendo ganado,
son un invento de sus enemigos políticos, y lo único que hace
es huir, lo que les da la razón a quienes lo acusan de ladrón. En
fin, que mientras él no demuestre su inocencia y siga recurriendo a
falsos argumentos elusivos, lamentablemente tendrá que ser enjuiciado
y castigado como a cualquier otro ciudadano, sea de cuello blanco o
no. Porque la ley es igual para todos, y no distingue entre ladrones
buenos y ladrones malos. Todo ladrón es malo, y todos, no importa al
bando al que pertenezcan, deben ser igual y ejemplarmente castigados.
En estos días vimos en
La hojilla a Marta Colomina cuya decadencia moral es tan avanzada
como su postración física, le criticaba al gobierno nacional el no
haberse bajado los pantalones ante los exorbitantes reclamos de la Exxon,
una compañía petrolera extranjera que saqueaba impunemente los yacimientos
petrolíferos de la Faja. Y eso, sin tomar en cuenta que con el reciente
veredicto de la Cámara del Comercio Internacional (CCI), ya son varios
los tribunales internacionales que, en relación con este litigio, se
han pronunciado a favor de nuestro país. Esto, lo calla
muy sibilinamente.
Pero ¿qué autoridad ética
y moral tiene este espantajo de mierda para criticar a nadie, cabría
preguntar. Si esta desvergonzada sujeta logró una hazaña que casi
nadie ha logrado realizar, con lo cual impuso una marca en materia
delictiva que con toda seguridad va a ser muy difícil superar? Esta
despreciable tipeja estafó un banco. Sí, como lo leyeron, nada más
y nada menos que un banco. Y no un banco cualquiera, sino al Stanford,
especializado precisamente en estafar a sus depositantes, como hace
poco lo pudimos ver. Y de nuevo te preguntamos:
¿por qué en lugar de mandar a los demás a que paguen supuestas deudas,
no pagáis vos los reales que le robaste a ese banco, ah?
La actitud anti-venezolana
de esta y de todos los iguales a ella es tan despreciable,
que habiendo nacido en mala hora en estas sagradas tierras, se alquila
a una potencia extranjera para realizar toda clase de actividades contra
de su propio país. Olvida esta degenerada el dicho que dice…“con
los mío sin razón o con ella”. Porque, supongamos –que no es el
caso- que nuestro país se resista a cumplir un compromiso porque su
obligación en cumplirla no está lo suficientemente clara, ¿cuál
es la posición que deben asumir todos los venezolanos? La misma que
todos los pueblos del mundo asumirían ante una situación igual,
es decir, cuadrarse con el gobierno, así no estemos de acuerdo con
él. O supongamos que su presunta hija –las brujas no pueden concebir-,
obedeciendo inclinaciones genéticas heredadas comete un desfalco y
es sometida a un juicio. Se va a cuadrar usted con la parte a afectada
y en contra de la que tiene por hija. Dudo que haya alguien que sea
capaz de apoyar al estafado, pero en tratándose de usted, todo es posible.
Lo cierto del caso es que
contra estos coños descastados hay que aprobar una legislación que
les impida realizar abiertamente sus actividades antinacionales sin
ninguna restricción. Esto lo hacen todos lo países del orbe. Empezando
por los Estados Unidos, que actividades como los que aquí realiza la
oposición, son sancionadas incluso con la muerte. Un triste ejemplo
que se me viene a la memoria fue la ejecución de los famosos esposos
Rosenberg, que fueron acusados de espionaje a favor de la Unión Sóviética
y ejecutados en la silla eléctrica. Después se demostró que eran
inocentes. También hubo otros casos, como Klaus Fuchs, Jhon Reed, etc.
A cara e’ muerto, a este amanerado sifrino, hay que ponerlo en su
sitio.
En este tiro, los bancos van a colapsar.
Pues no disponen de instalaciones que permitan alojar al tumulto que
se les viene encima, con el consiguiente perjuicio para todos sus depositantes.
La improvisación es una vaina muy arrecha.
El chisguete que cada tres días le
envía Hidrolago a las familias marabinas, además de ser eso, un raquítico
chorrito, viene acompañado de toda clase de inmundicia que obliga a
la gente a utilizar agua embotellada, pues los filtros domésticos son
dañados por esta porquería. Qué será de los niños de las familias
de los barrios marginales que, por carecen de recursos para adquirir
el agua purificada, tienen que beber barro en vez del vital líquido.
Y las autoridades incompetentes, exprimiéndole el juguito a la naranja,
es decir, cada quien en lo suyo.