“De pronto, estallan crisis por todas partes. La primera, el desabastecimiento. Empiezan a desaparecer de los anaqueles los productos de primera necesidad. La segunda: la inflación: apenas asume el Presidente…, se disparan los precios de la economía. La tercera, el sabotaje: empresas transportistas paralizan la movilización de alimentos. Largas colas para conseguir lo básico desespera a los ciudadanos y los hunde en la incertidumbre. Damas de las clases acomodadas salen a las calles golpeando ollas y cacerolas vacías para mostrar la desventura generada por el “comunista”….Fidel Castro es acusado por la prensa y la derecha de dirigir desde Cuba, al Gobierno de …”
Cualquier parecido con la realidad venezolana de nuestros días es mera casualidad, el fragmento anterior corresponde al excelente artículo #LaDoctrinaDelShock de William Castillo (publicado en Correo del Orinoco, 12/05/2013) y se refiere a la situación en Chile en los días previos al golpe de estado de 1973; apenas se suprimieron del fragmento original las palabras: Allende y la Unidad Popular.
Y es que, la realidad del presente en nuestro país de estos días, en el cual una derecha políticamente debilitada pero que después de 14 años de revolución preserva plenamente todo su poder económico, se asemeja tanto a la historia del primer intento fallido de revolución pacífica que ocurrió en Chile que a cualquiera se le pone la piel de gallina.
Especialmente si, como lo plantea más adelante el artículo reseñado, vemos las terribles consecuencias que para el país y especialmente para los revolucionarios tiene la caída de Allende: 5.000 chilenos muertos o desaparecidos; 30.000 ciudadanos afectados directa o indirectamente por la violencia golpista; 700.000 chilenos deben ir al exilio; 17 años de dictadura brutal y feroz en la que una vez consumado el golpe se proscriben los partidos políticos, se disuelve el Congreso, se apresa a los líderes de la Unidad Popular.
El fascismo de la derecha opositora venezolana que vimos y vivimos en los días siguientes a las elecciones del 14 A, que dejó once compatriotas muertos y nos mostró que la única paz que el imperialismo tolera es la de los sepulcros, nos obliga a traer a la memoria ésta terrible experiencia para la humanidad como lo fue el golpe de estado a Salvador Allende y la dictadura pinochetista y de la derecha que le sucedió.