Los medios de comunicación y de entretenimiento al servicio de las corporaciones trasnacionales disparan sus municiones ideológicas en todos los ámbitos de la vida. Sigilosa y amigablemente acosan a hombres y mujeres, a niños y niñas, en sus hogares, en sus bolsillos, en sus carteras y morrales, en centros de cuidado y educación, en oficinas, en salas de espera, en instalaciones deportivas, en centros comerciales, en discotecas y bares, en templos, en ferias, en playas, en espacios públicos, etc. etc. etc.
Omnipresentes, omnipotentes y cada vez más sofisticados adormecen inteligencias, inculcan o callan verdades, estandarizan gustos, orientan andares y satisfacen curiosidades con píldoras informativas hábilmente preparadas y dosificadas.
La lucha contra estos colosos es tan necesaria como dura y compleja y requiere una transformación total de la política comunicacional y de los medios gubernamentales y comunitarios convencionales, pesados y repetitivos.
Para dar una lucha efectiva se requiere materializar iniciativas novedosas como el SIBSI, y también invadir los espacios de las grandes corporaciones con miras a neutralizar y desmontar sus mensajes en su propio terreno.
Material, hay más que suficiente, lo que hace falta es organizar una base de datos con recursos combativos producidos en nuestro país y el resto del mundo – discursos, escritos, programas de TV, documentales, afiches, películas, revistas, canciones, material digital, dibujos animados, carteles, etc. – para poder utilizarlos creativa y ágilmente como armas efectiva de combate ideológico contra los mensajes con que nos bombardean.
Un ejemplo de lo se puede y debe hacer es la reciente “invasión” de las salas de cine con el corto De Palestina y Otros Relatos, de Gabriela Fuentes, para hacer contrapeso al mensaje sionista de la película Esclavo de Dios, inexplicable e irresponsablemente financiada por la anterior administración del Centro Nacional Autónomo de Cine (CENAC).
Así mismo se pueden invadir áreas de alta circulación y adyacentes a los centros comerciales con contrapunteos de música urbana abiertos a jóvenes raperos de todas las tendencias. Se pueden invadir espacios cinematográficos y televisivos así como oficinas gubernamentales claves (SAIME, SENIAT, etc.) con micros cortos, claros y simpáticos sobre temas invisibilizados y tergiversados por las grandes corporaciones.
También sería bueno invadir nuestros propios teatros y espacios grandes con lecturas y debates públicos de discursos como el de Pepe Mujica en Brasil +20, el de Evo Morales en la Comunidad Europea o el de Elías Jaua en la Asamblea Nacional.
Y así sucesivamente…