Eso de adular a la gente sin mérito y gratuitamente no comulga con nosotros, sin embargo aprendimos en nuestro hogar, al lado de nuestra madre, aquel refrán que dice: “Al César lo que es del César”. Por eso hoy, en esta nueva entrega, dedicaremos nuestras inquietudes y apreciaciones en torno a Mario Silva, ese camarada comunicador que produce y dirige , con su estilo propio y aguerrido, el programa “La Hojilla”, por Venezolana de Televisión.
Sabemos de antemano que el colega Mario tiene incontables detractores, sobre todo en la oposición, y que se equivoca incluso, pero no creemos que exista un chavista, en todo el país, que no le reconozca, de acuerdo a nuestro criterio, que es el defensor número uno de la revolución bolivariana.
Mario, además de ser un consagrado investigador y un audaz comunicador, es también un lector y analista permanente de todas las triquiñuelas que salen a flote preparadas en los laboratorios de la ultraderecha para tratar de dar con el traste del gobierno revolucionario, que ahora, bajo un clima verdaderamente lleno de tempestades, dirige al presidente obrero Nicolás Maduro.
Pero lo interesante de Mario, y esa es nuestra apreciación, no es que es bueno porque dirige y produce un programa de televisión, que de hecho es visto por miles y miles de venezolanos, sino porque lo que informa y pone al descubierto, deja a sus detractores sin la posibilidad de negar o rebatir lo que dice o denuncia.
Como analista hemos podido apreciar que Mario está más claro que las aguas del Salto Ángel, allá en Guayana. A lo largo de todos sus programas siempre ha puesto al descubierto las intenciones perversas, antipatrióticas de la ultra derecha venezolana, que solo desea llegar de nuevo al poder para empeñar y ofrendar el país a los pies del propio imperio norteamericano.
Mario ha desglosado, hasta el cansancio, ese manual que fue escrito por Gene Sharp, llamado el cerebro de los golpes “blandos”, en Estados Unidos, para derrocar precisamente a los gobiernos progresistas que no responden a los intereses del imperio.
El ejemplo más claro y perverso en donde se aplicó el manual de la guerra mediática o también llamada de cuarta generación ocurrió bajo el gobierno del presidente Salvador Allende, en 1973, allá en Chile, pero hoy se desea nuevamente que se repita en contra Venezuela, nos lo ha hecho saber, de manera muy clara, el amigo Mario.
Pero hay un hecho cierto que Mario ha dejado muy en claro también. La lucha y la guerra que mantiene la oposición en nuestro país no solo busca derrocar al gobierno legítimo del presidente Maduro, sino desmembrar al mismo tiempo y de raíz, al Estado venezolano.
“El verdadero enemigo del capitalismo, del imperio y por ende de la ultraderecha venezolana es nuestra Constitución”, ha dicho también a manera de advertencia, más o menos en estos términos, el camarada Mario.
Somos unos convencidos que el programa “La Hojilla”, además de ser una referencia obligada para todos aquellos que nos consideramos verdaderos revolucionarios y chavistas, es además una cátedra informativa de conocimientos para entender e interpretar como actúa la oposición, cumpliendo directrices del imperio, y cuáles son sus planes perversos, que por fortuna Mario desmonta.
Mario en concreto ha dicho que la oposición, aún cuando pudieran, en caso negado, llegar de nuevo al poder, siente terror de tener que enfrentarse a la Constitución Bolivariana, pues ella es la muralla que les impediría subastar de nuevo al país a través de los ansiados contratos jugosos con las empresas trasnacionales.
Es evidente, entonces, ha explicado también nuestro amigo Mario, que los líderes opositores se nieguen a que se lleve a cabo de nuevo una Asamblea Nacional Constituyente, pues esa sería la gran oportunidad para blindar la Constitución que promulgó en 1999 el comandante Chávez, en favor de todo los venezolanos y al mismo tiempo la ocasión para consolidar, en el texto constitucional, los programas sociales y la revolución de manera definitiva.
Así pues que Mario se las ha jugado todas. A diario vemos que se le ofende, se le injuria, se le descalifica y se le desea, incluso, de manera abierta y descarada, la muerte.
Pero hay algo que la ultraderecha venezolana desestima, olvida o desconoce la capacidad y el temple que mantiene aún intacta y en reserva el camarada Mario.
Demás está decir que le sobran cojones para enfrentar con la espada de nuestro Libertador, Simón Bolívar, a mil imperios, a mil ejércitos golpistas, que solo desean ver de rodillas a Venezuela ante los que se creen amos del mundo.
Mario, para la oposición, es una “piedra en el zapato”, pues los mantiene en la raya, en la “mira”, los tiene “pilla´os”, y eso es lo que no soportan cada vez que lo ven desmontar sus planes mediáticos en su programa “La Hojilla”.
Mario, en definitiva, lleva en su pecho la valentía y el arrojo de nuestros libertadores, simple mente porque es un sólido patriota dedicado a defender, hasta con su propia vida, a nuestra querida y amada Venezuela, y sin ambigüedades tenemos que reconocer que con su verbo encendido contribuye a fortalecer al gobierno revolucionario, en procura de las clases mal vulnerables de nuestro país.
*Periodista