Dios sabe que siempre ha habido personas estúpidas en el mundo, y muchas personas desagradables también. Pero rara vez la estupidez ha sido tan desagradable, o la maldad tan estúpida (…).Si Frankenstein decidiera hacer un monstruo ensamblado completamente a partir de defectos humanos, sería un Trump (…). Si ser un idiota fuera un programa de televisión, Trump sería una serie (Nate White, escritor Inglés)
Hay una película estadounidense, dirigida por Peter Kassovitz, titulada "Jacob el mentiroso" ("Jacob the Liar") que versa sobre el comportamiento de uno de los habitantes del gueto judío de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial (1944), de nombre Jacob (Robín Williams), propietario de un popular café del barrio judío de esa localidad, quien al ser detenido en una ocasión y llevado a la comisaría, escucha muy por encima una transmisión de radio en la que los alemanes hablan del avance de las tropas soviéticas y de condiciones no favorables para Hitler. Eso le insufla mucho optimismo.
Al compartir la información con sus correligionarios corre la idea de que tiene una radio oculta. Pese a sus intentos por negarlo, se ve involucrado en una espiral continua de mentiras.
Su historia es muy triste: su mujer había sido asesinada en un campo de concentración y el sentido del humor es lo único que le queda.
Por eso, en medio de la desesperación y la tristeza decide crear historias ficticias (Fake news) sobre la guerra con el objetivo de mantener viva la esperanza y el optimismo entre los habitantes del barrio.
Hoy, al frente de la potencia más agresiva que haya conocido la historia, epicentro del Covid-19, se encuentra como presidente del país, Donald Trump, que ha hecho y hace uso de las Fake news para ganar las elecciones, gobernar ese país y buscar su reelección.
En el primer caso, el de Jacob, la mentira es utilizada para insuflar optimismo y lograr mantener viva la esperanza de un pueblo que se resistía ante la inminencia de la muerte. Estamos en presencia de la sobrevivencia humana.
En el segundo caso, el de Donald Trump, estamos en presencia de un presidente que busca la sobrevivencia política a como dé lugar.
Según el columnista Max Boot, en un artículo publicado, el 08/04/2020, en el diario The Washington Post, Donald Trump sería "el peor presidente en la historia de Estados Unidos".
Esa afirmación pareciera temeraria, porque cada presidente que llega a la Casa Blanca hace competencias con su antecesor para evidenciar ante mundo que él es el peor y que muy fácilmente se le podría enrostrar la famosa expresión atribuida a Luis XV Aprés moi le déluge, es decir, "Después de mí, el diluvio".
Ahora, lo que parece no estar en discusión es que el presidente Trump es el presidente de las Fake news, hasta hora competidor alguno no tiene. Según algunas fuentes lanza en promedio 23 declaraciones falsas o engañosas por día.
Donald Trump, generalmente llama a los periodistas "enemigos de la gente" y les reclama por las Fake news. Los llama las personas más deshonestas en los medios, porque se ocupan de verificar los hechos (fact checkers).
Para Trump salir en los medios es algo que lo apasiona y lo necesita. Se afirma que era un adicto de la prensa, ahora mutó y es un consumidor compulsivo de medios sensacionalistas y ultras.
Trump es presidente de un país polarizado entre quienes lo admiran y acepta y los que lo aborrecen y rechazan. Para el primer sector es un hombre absolutamente creíble y honesto, que nunca miente. Para el otro sector este señor es mercurial, esto es, una persona errática, volátil e inestable.
Aunque hay quienes piensa que todo formaría parte de un formato. Por eso, este señor insulta y ataca. Su objetivo, de momento, es conservar su electorado. El ruido no le importa. La controversia vende. Las redes sociales dan réditos políticos y, sobre todo, electorales y si es con mentiras mucho más.
Con el Covid-19, que lo llamó "una gripe", ese combate ha arreciado. No hay un solo día que no tenga un encontronazo con alguien periodista.
Por momentos, que son casi siempre, se comporta como un trol, enviando mensajes provocadores, irrelevantes y fuera de foco, sobre todo lo hace a través del twitter.
Por ejemplo, el 10/0472020/, ante una pregunta de una periodista sobre acuerdos de Venezuela con China, Trump respondió:
"No estaríamos contentos si eso se ha producido. No he hablado con el presidente de China sobre Venezuela, sobre ese aspecto de Venezuela, pero si eso ha ocurrido no estaré contento".
El 14/04/2020, anuncia que instruyó a su gobierno "a detener la financiación mientras se realiza una investigación sobre el papel de la OMS en la mala gestión y el encubrimiento dela expansión del coronavirus".
Ese mismo día dijo: "Cuando alguien es presidente de Estados Unidos, su autoridad es total".
El 15/04/2020 amenazó con forzar un receso del Congreso para poder confirmar el nombramiento de jueces y altos funcionarios, apoyándose en un artículo de la Constitución nunca invocado hasta ahora.
Y también amenaza de imponerle a los gobernados de Estado su política de salir de la cuarentena y de abrir la economía, sin importarle lo establecido en la constitución de ese país.
Definitivamente, estamos en presencia no sólo del presidente de las Fake news, sino también de una persona con perturbaciones o trastornos evidentes de sus facultades mentales (un orate), con "una ontología deshilachada" (dixit Umberto Eco en su novela La Misteriosa llama de la reina Loana) o de "un bufón sociópata" (dixit Noam Chomsky el 12/04/2020).
*Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios "Pedro Gual" del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia y Decano de Postgrado de la UNERG.