En muchas ocasiones un artículo en prensa tiene en su interior una “perla” que deja en evidencia una mentira, una manipulación o una tergiversación. Sin embargo, en otras ocasiones, el propio artículo es un rosario de perlas que muestran toda una cadena de engaños.
El diario español El Mundo publicaba el 21 de junio una información, firmada por Jaime L. García, titulada “Temor en Venezuela por el control estatal de las comunicaciones” y subtitulada “El jefe de la 'policía política' consta como suplente en el consejo de administración de CANTV, empresa estatal líder en el sector”.
Para comenzar, el titular de “temor en Venezuela” responde a esa manida fórmula de querer adscribirse en las informaciones el sentir mayoritario de la opinión pública sin fundamento alguno. ¿En qué estudio, encuesta o votación se basa el periodista para decir que existe ese temor? De hecho, ya en su primera línea dice que la nacionalización de la empresa de telecomunicaciones “levanta suspicacias entre algunos sectores de la población”. Por lo tanto, el temor ya sólo es en algunos sectores. Intenta asimismo el periodista desautorizar la nacionalización de la empresa utilizando la expresión “a golpe de petrodólar”. Es decir, pagando su justiprecio establecido en el mercado de valores.
El siguiente párrafo está dedicado al “jefe de la policía política (DISIP), Henry Rangel Silva, como director suplente del órgano de administración y la construcción de un misterioso cable de fibra óptica entre Venezuela y Cuba, supervisado por técnicos de la isla”. El uso de términos como “policía política” y “misterioso” no es casual, aunque sí absurdo. La DISIP que el periodista llama policía política es la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención, una institución creada por el presidente Rafael Caldera en 1969 y en lo que ha cambiado desde la llegada de Chávez es en que ya no está trabajando para la CIA ni tiene en su nómina a terroristas como Posada Carriles, cerebro de la explosión de un avión civil cubano con todos sus pasajeros. Y el cable de fibra óptica entre Cuba y Venezuela no tiene nada de misterioso, es una vía para mejorar la comunicación entre ambos países, y también el acceso a Internet de la isla, algo ahora muy complicado debido al bloqueo estadounidense. Y está “supervisado por técnicos de la isla” y por técnicos venezolanos porque quien lo construye es una empresa mixta formada por entidades de ambos países (Telecom Venezuela y Transbit). Sólo faltaría que no lo supervisaran los técnicos.
El párrafo posterior afirma: “Con la nacionalización de CANTV, el estado absorbió el 70% del tráfico de llamadas de larga distancia nacional, el 42% del internacional y el 83% del mercado de servicios de Internet, lo que la convierte en la mayor empresa de servicios de este tipo”. No se convierte en la mayor empresa, ya lo era, pero como era privada, ese poder no preocupaba tanto.
Y seguimos: “Actualmente, CANTV es controlada, al igual que el espectro técnico de radio y televisión, por el Ministerio de Telecomunicaciones”. El espectro radioeléctrico es competencia y propiedad pública en todos los países, no sólo en Venezuela, por ello el sistema de uso es mediante concesión pública.
Más adelante, vuelve al cable marítimo que le parece misterioso para afirmar: “Distintos analistas han criticado esta infraestructura, cuya finalidad y beneficio para los venezolanos es un misterio”. Y distintos analistas lo habrán apoyado y otros analistas no habrán dicho nada porque, como es sabido, analistas hay de todas las posiciones y si no van a citar sus nombres, más todavía. Sin embargo, después el periodista recoge las declaraciones del titular de la cartera de Telecomunicaciones, quien explicó que la fibra óptica «servirá para abaratar los costos de las llamadas entre Cuba y Venezuela y abrirá un mundo de posibilidades en el intercambio de información y contenido entre los dos países». “Cuba, por su parte, -continúa el propio artículo- dice que le permitirá abaratar y mejorar su acceso a internet, actualmente «víctima del bloqueo»”. Pues ya tiene el misterio y el objetivo del cable aclarado, un sistema que también conecta con fibra óptica a EE.UU., México, Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, y brinda un servicio de ancho de banda de altísima velocidad [1].
Continúa el texto de El Mundo señalando que “el semanario Veneconomía advertía en su último editorial sobre la posibilidad de utilizar a CANTV como arma de censura en internet o para escuchar las conversaciones privadas de la gente”. CANTV se puede utilizar ilegalmente para eso por parte de su propietario tanto si es el gobierno como si es una empresa privada, pero ahora es cuando les preocupa. Los jueces, como en todos los países, deberán velar para que eso no suceda. Y como ejemplo de pinchazo telefónico gubernamental señala que “durante las últimas semanas, la cadena estatal Venezolana de Televisión (VTV) emitió conversaciones privadas entre dirigentes opositores para denunciar la puesta en marcha de un «golpe suave» o una «revolución de colores» al estilo de Ucrania o Georgia”. Una televisión descubre un plan de golpe de Estado en una conversación telefónica y lo que les preocupa es que se viola la privacidad de esa conversación.
Ya en su penúltimo párrafo añade que “Hugo Chávez echó mano del populismo y redujo el precio de las llamadas de la telefonía fija y móvil en un 20%. También aprobó un plan para las zonas más deprimidas, que se pondrá en marcha en 2008, con tarifas más reducidas y facturas exoneradas del IVA”. Mira por donde ése era el macabro plan de la nacionalización, reducir el precio de las llamadas, especialmente en las zonas deprimidas, algo que el diario sólo puede criticar como “populismo”. Si una empresa privada hubiera subido el precio habría sido “democracia”.
Al final del párrafo señala que “El principal competidor de la estatal CANTV es Telefónica, que está presente en Venezuela por medio de la compañía Telcel”. Telefónica es una multinacional española igual que El Mundo, también anunciante publicitaria en este periódico español. Quizá así vayamos entendiendo la preocupación del periódico por la presencia del Estado en CANTV y su bajada de tarifas.
Y termina: “Por último, el control de CANTV por parte del Gobierno oscurece más las condiciones electorales en Venezuela. La compañía de telecomunicaciones es la encargada de suministrar los datos del voto electrónico a la sede del árbitro electoral, aspecto a tener en cuenta en los próximos comicios”. Pero el control de ese proceso por parte de CANTV también debería haber sido motivo de preocupación antes, cuando los dueños eran otros.
Y así finaliza el rosario de perlas de este artículo de El Mundo frente al delito venezolano de comprar en Bolsa una empresa de telecomunicaciones, bajar el precio de las tarifas y construir un cable submarino para mejorar las comunicaciones con un país hermano. Intolerable.