Si para algunos dirigentes del chavismo les ha sido difícil asimilar la pérdida del dos de diciembre, puesto que ello pudiera representar el fin del cargo que “fingieron”; si no le encuentran explicación a la causa de la derrota de quien parecía tan imbatible que no consideraron necesario salir a defenderlo con todo su esfuerzo; mayor trabajo les costará comprender a un pueblo que siente el vacío propio de quien ve en peligro su esperanza de reivindicación social con la salida de su líder de la Presidencia de la República y considera necesario iniciar su reorganización política con la creación de Tribunales Populares, para juzgar a aquellos que no cumplieron con el papel que les correspondía representar, y entorpecieron los esfuerzos de aquél para sustituirlos.
“¡No es hora de buscar culpables!”, expresan aquellos que se saben señalados. “¡Debemos estar más unidos que nunca!”, manifiestan los que consideran que sus aspiraciones personales para las próximas elecciones se ven amenazadas por una nueva abstención de una base que por no haber recibido el poder que le ofrecieron, “no pudo votar”.
Saben que no le hicieron el mantenimiento adecuado al “portaviones” y es muy probable que ya no los transporte, ni los remolque hacia otro cómodo triunfo electoral. Ahora tendrán que reiniciar su viaje político en incómodas lanchas de remos comunitarios, inapropiadas para trascender con facilidad los rápidos de la realidad social que tendrán que superar, para alcanzar extenuados las riberas en las que otrora arribaban con facilidad.
Si bien es cierto que Chávez dispone de cinco años de gobierno durante los cuales tratará de cumplir sus promesas y afianzar su proyecto, también es verdad que surge la pregunta de si podrá lograr en este lapso, lo que no pudo en tiempo mayor; si le será necesario actuar como quien recién asume el poder y se inicia con un nuevo gabinete y realiza cambios estructurales en todos y cada uno de los entes públicos. Surge una sola respuesta ante estas interrogantes: lo que él no pueda realizar, tendrá que llevarlo a cabo el pueblo; pero, ¿cómo lograrlo?
Una de las proposiciones es la creación de una página Web del gobierno central – a través de la cual se pueda navegar hacia sus similares regionales, locales y por entes– que básicamente establezca las interrelaciones, y por medio de la cual se le oriente al pueblo sobre el avance en cada una de las áreas estratégicas; así podrá evaluar a los responsables en cada una de ellas, y ejercer la contraloría social, para asegurarse que se obtengan las metas con la mayor eficiencia.
La característica fundamental de la cual debe estar dotada la página es la posibilidad de que pueda accederse con facilidad; otra, la de publicar opiniones y denuncias mediante un formato predeterminado que obligue a ser breve y específico. Debe evitarse la manipulación de proposiciones, para que aparezcan como consultadas y aprobadas por el pueblo.
Entre otras muchas secciones –política, social, económica, diplomática, educativa, cultural, denuncias, proposiciones, etc.– deberá incluir una destinada a los acuerdos firmados con los gobiernos extranjeros: alcances, responsables, procedimientos, cronogramas, ente al cual fueron asignados, organismos participantes; origen, cantidad, fecha de asignación, curso, destinos, lugar donde reposan los montos del financiamiento.
De manera similar, los proyectos internos, deberán especificarse con el mayor lujo de detalles, incluyendo las empresas a los cuales fueron asignadas su ejecución; causas de los retrasos, cambios sustanciales o indicaciones por los cuales fueron suspendidos. Sólo entonces, se podrá afirmar, como Florentino: ¡Ahora, verán señores, al diablo pasar trabajo!”.
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