El Universal del 18 de enero, en titular de primera página, afirma que Venezuela es la más afectada con el conflicto con Colombia, porque de allí se abastece en alimentos, partes de vehículos, etc. El contenido de este mensaje no es una noticia. No informa de ningún suceso. Es una pieza de propaganda en la cual el foco no es la evaluación de los resultados de la confrontación entre Uribe y Chávez. El texto tiene que ver con la dirección de los flujos comerciales binacionales, y está en perfecta sintonía con la falsa información dada por Julio Borges sobre el supuesto regalo de US$ 37 millardos a países extranjeros. Está midiendo los alcances del enfrentamiento desde el ángulo económico, como si las relaciones humanas se tasaran por aspectos primarios, olvidándose de su esencia vinculada con la amplitud del círculo de afines y la libertad de acción del Estado como actor político internacional. Y en estos aspectos la más afectada fue Colombia, y junto con ella su tutor, el gobierno de Washington.
Sin dudas, las señales que han enviado los gobiernos indoamericanos, y muchos europeos, principalmente los de Francia, Suiza, Portugal e Italia, pero por sobre todo la Cruz Roja Internacional, implican logros a favor del Gobierno venezolano en esta polémica.
Pero no sorprende que el cartabón usado por El Universal sea el económico. En la mentalidad conservadora, instintiva como es, no cabe otro criterio de evaluación de los hechos que el que traduce el interés utilitario. Pero aun en ese caso, la más afectada es Colombia. La pérdida potencial de un mercado de US $ 7 millardos, el segundo destino de sus exportaciones, es un descalabro para su economía, sin que ello implique una hambruna para los venezolanos como sugiere esta pieza propagandística. Es notorio el interés de los países centroamericanos por colocar sus excedentes agrícolas en nuestro mercado, del mismo modo que lo es el interés de México, Argentina y Brasil de hacerlo con sus excedentes industriales. Esto sin contar las expectativas rusas, bielorrusas, iraníes, hindúes, etc, en lo propio. De modo que ese temor es infundado. Los flujos internacionales no reducidos únicamente al aspecto comercialde Venezuela se han diversificado de tal manera que hay garantía de un crecimiento sostenido de nuestros intercambios en el mercado global, dada la afinidad política con los actores más importantes del ámbito internacional. Un signo evidente de su autonomía creciente.
Esa propaganda está dirigida a proteger a una élite económica subalterna, dependiente de la renta petrolera, cuyo estatus obedece a una relación condicionada por los monopolios y oligopolios que han intentado dominar por la fuerza el mercado internacional. La nueva política exterior venezolana, a través de la colocación de los excedentes de las empresas estatales, principalmente Pdvsa, le está abriendo caminos a las empresas sociales y privadas emergentes para la colocación de sus excedentes en un mercado planetizado. Es justamente una vía para reducir las desigualdades generadas por los beneficios obtenidos por esa élite parásita como consecuencia de esa situación de dependencia.
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