Hipócritas, fariseos, falsos mediáticos

Los opinadores del mundo, están tan mediatizados y penetrados por los medios de comunicación, que podríamos compararlos con los caballos cuando les ponen ojeras. No pueden voltear la mirada hacia ningún lado, si no hacia donde lo dispone el instrumento en su cabeza. La telenovela de ciencia- ficción, política y desprovista de una realidad social, en que se ha convertido el cautiverio de una prisionera de guerra llamada Ingrid Betancourt. Ha lanzado al olvido el drama de millones de inocentes que son victimas del secuestro de sus libertades y derecho a la vida en Colombia.

Los campesinos en Colombia, diariamente son desplazados en masa de sus tierras, arrojados al foso de la miseria indolente, obligados por el terror a emigrar a otras naciones o a conformar cinturones de miseria en las fronteras de las grandes ciudades, para convertirse en caldo de cultivo de la distribución, consumo y preparación de drogas de toda índole, que a la final rinden beneficios económicos a los oligarcas colombianos y a los grandes bancos comerciales españoles y gringos. El drama de esta gente no es de ahora, tiene años y se ejecuta de una manera sostenida, como parte de la programación de una estrategia, que le pone a disposición de las grandes transnacionales los inmensos hectariajes de suelo fértil robados a los pobres campesinos e indígenas; para su uso exclusivo. Llegando al colmo incluso de utilizar la misma mano de obra que se resistió al temor y no emigró, como mano de obra barata. En las mismas tierras que una vez cultivaron para su sustento por auto gestión. Este horrible crimen parece no importar a los medios internacionales de noticias, ni a los opinadores de oficio. Lamentablemente, estos millones de seres humanos, no pueden nacionalizarse franceses, ni saben hablar ingles; lo que los descalifica a que sean tomados en cuenta para que cese la persecución, acoso y exterminio, que contra éllos lleva a cabo el estado Colombiano a través de los ejércitos de Paramilitares y regular.

Sin entrar en el fondo de la farsa sobre la liberación publicitaria de Ingrid Betancourt, y su inducción mediática a restablecer un poco la maltrecha realidad del presidente narco traficante y paramilitar de Colombia: Álvaro Uribe Vélez ( “barito”, como lo llamaba amorosamente el capo Gaviria) lo del pueblo campesino y obrero de Colombia debería ser asunto de primer orden. Pero como quien comete esas atrocidades, está avalado y orientado por el poder sionista judío de los Estados Unidos de Norteamérica, le echan tierrita y lo anulan, al punto tal que el mundo no quiere enterarse intencionalmente de esta barbarie. “ojos que no ven…” cuanta mediocridad y cobardía puede existir en los círculos de poder del planeta y en los organismos internacionales. Estos sufrimientos colectivos, se usan para hacer negocios y para sacarles provecho político, para engañar al mundo y mantener una casta de pantalleros de oficio, que se pavonean por las naciones, luciendo unas sonrisas y unas bondades que ni fingiéndolas se les cree.

La casta oligárquica colombiana, es tan miserable y tan baja, que prefiere besarle los pies inmundos, de los gobernantes gringos, y de someter a su propio pueblo Colombiano, a las más increíbles humillaciones y crímenes, con tal de mantener unos privilegios y un orden de terror que les garantice su status. Para ello cuentan con el control de los medios de desinformación nacionales y la complicidad de los internacionales. Para quienes es más noticia el dolor de uñas de un testaferro del imperio, que la muerte por hambre de cientos de millones de seres humanos. El cerco es tan terrible en contra de estos inocentes seres humanos, que hasta la alternativa de ir a la vieja y explotadora Europa, a tratar de sobre vivir, les es negada, llegando al colmo: de criminalizarlos por ser perseguidos, pobres y vejados en su país. Desterrados de sus suelos originarios y sentenciados a no ser nadie en su nación ni en otras.

¿hasta cuando puede sobrevivir un mundo con este orden y condiciones de injusticia tan criminales? ¿ puede la humanidad seguir con la cabeza debajo de la tierra, negándose a ver lo que es una realidad latente? Mas temprano que tarde esta verdad les tocará en sus conchas y entonces llorararán lagrimas de sangre. No es un deseo, mucho menos un presagio, es una espada de Damocles que está allí pendiendo de un hilo podrido y corrompido. Ya vendrán los ayees y otros lamentos, si no se rectifica pronto.

javiermonagasmaita@yahoo.es


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Javier Monagas Maita


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