El día que me fui de "La razón"

Esta fue mi carta de despedida del semanario “La Razon”, escrita en MAYO DE 2002, producto de la locura desatada por todos los medios poderosos contra el pueblo venezolano:


Estimada Alejandra:

Recibe un cordial saludo junto a Pablo y demás amigos. Me quiero referir a la situación de mis artículos, en los que en ocasiones se les coloca títulos y subtítulos que realmente confunden y en el que aparezco convertido en un real estúpido o imbécil. Tú sabes que no estoy contra Chávez, ni con lo que expreso por la prensa persigo que se tome en cuenta para que se me premie y me den un cargo: no busco otra cosa que escribir lo que me sale de lo más profundo de mis cojones (y perdona la expresión). Sé también que ustedes tienen una línea como todo periódico y que aunque a Chávez se le pueda llamar de mierda para bajo, al parecer no está permitido que se ataque a personas como Patricia Poleo, Marta Colomina, Marianela Salazar o Ybéyise Pacheco. Me parece insólito que en “La Razón”, no sé quién, manipula mis cosas para que yo quede como un bellaco ante la opinión publica. Por ejemplo, ¿a qué viene ese subtítulo que le encasquetan a mi artículo: CHÁVEZ ESTÁ CHORREADO? ¿Será para que yo me queje y entonces alguien responda: “¡Se fijan que el tal carajo este de Sant Roz está con Chávez, y el MVR le está ahora reclamando las jodas que contra él pueda decir!”? ¿Porque alguien allí sabe que los titulares son precisamente lo que más se lee? Es decir, QUE SE PONGA A SANT ROZ AL DESCUBIERTO. Yo en todo lo que he escrito estoy al descubierto, estimada Alejandra, y quemé las naves hace tiempo. No me calo a la degenerada oposición. No transijo con los hijos de puta que quieren dar un Golpe de Estado para repartirse con sus descomunales agallas lo que queda de país. No me calo a toda esa generación de lacayos que aquí tuvieron de todo y ahora prometen que sí van a arreglar a Venezuela. No creo en esa sentina, en esa peste con sus bubones sifilíticos llámese Coordinadora Democrática, Sociedad civil o cualquier otra miseria fascista.

¿De qué vale escribir si me hacen aparecer con mis propias palabras como un imbécil de atar? Yo escribo lo que quiera en mi estilo, y puedo decir cosas terribles en mi estilo, pero lo que es intolerable es que parezca como un total jilipollas. Pues bien, pareciera que se ha llegado al extremo, de que además de decir en cada renglón, en cada línea y en cada título que Chávez es una mierda, también se lo hagan decir a uno aunque no le salga del forro decirlo. Insólito.

Como ves, estimada Alejandra, ¿de qué sirve entonces de que yo escriba si mis ideas acaban en un revoltijo ininteligible?

Algo de esto te comenté en una ocasión, pero creo que la cosa y la guerra despiadada contra el gobierno ha tocado ya límites demenciales y que todos nos estamos desgarrando y cegando sin posibilidad de regreso ninguno en nuestras acciones. Aquí se está hablando de que viene una guerra civil, N0, la guerra civil no viene, ya está desde hace tiempo instalada entre nosotros. En esa guerra civil, quizás, todos hemos perdido la cordura, y la voz, la palabra, la reflexión personal, el juicio sincero, la verdad y lo verdadero, todo, todo se ha echado por la borda. Todo esto me está paralizando, y ya no sé qué pensar, y a veces prefiero no pensar en nada. Me he quedado con “La Razón” en la mano, cavilando sobre tantas cosas, y el deseo que más me ha dominado es no escribir más. Recibe esta nota como otra expresión de mi sinceridad y de mi respeto por ti. Estamos viviendo momentos muy confusos y complejos. Estoy metido en el periódico pro-chavista “Despertar Universitario”, como un escape al horror de tantas cosas que se acallan, que se desvirtúan, que todavía son tabúes para los medios de comunicación poderosos, como por ejemplo no permitir que se hable mal de determinadas personas. Lo tabú sigue siendo la norma en ese mundo pequeño burgués de los medios. Y si algo me ha inclinado más hacia Chávez que hacia quienes le adversan es el desplante del Presidente al decir cosas que aquí nadie se atrevía, y las cuales comparto totalmente. Los prejuicios pequeños burgueses, la hipocresía y el patrón funcional del disimulo y de esas buenas costumbres de una sociedad cobarde, ruin, egoísta, utilitarista y falsa hasta la médula, es lo que quiere rescatar el poder para que no nos vean mal los que siempre nos han jodido, expoliado y explotado.

Como ves, me siento asqueado con tanta manipulación y ese asco es el que me está impidiendo en estos momentos que teclee el computador como una ametralladora, como me gusta. ¿Te puedes imaginar si yo en este país tuviera alguna función pública, cómo me hubiesen destrozado, apareciendo como un monstruo mil veces peor que el Destripador de Londres por todo lo que he escrito? ¿Te puedes imaginar a un Argenis como director por ejemplo del CONAC? De modo Alejandra, que yo lo menos que puedo pedir como hombre que ha quemado todas las naves del vil partidismo es que se me dejen escribir lo que siento. Es lo que pido. Lina Ron, los pistoleros de Puente Llaguno, Freddy Bernal, Rodríguez Chacín, todos ellos habrían quedado pálidos ante mi figura, por lo que he escrito, si alguna vez me hubiese convertido en personaje público. La mierda del Guaire habría sido insuficiente para calibrar la calidad y la cantidad de lo que sobre mi persona se hubiera lanzado.

Por eso quizás tampoco se me busca, y los políticos de partidos me tratan con reserva.

Ya ves: Yo no quiero procurar tumbar a Chávez, ni en absoluto es mi objetivo, y eso tú lo sabes. Más bien estoy haciendo todo lo que pueda para que no fracase en medio de tan formidable crisis. Su fracaso sería la vuelta a lo que he odiado siempre, aunque reconozco que lo positivo que se ha logrado es muy poco. Pero hay que entender que la desgracia de nuestro país no hay que buscarla en el mandatario que tengamos sino en el país, en la gente con la que se cuenta para gobernar, para administrar, para atender los ingentes problemas que enfrentamos. Si Chávez desapareciera hoy, no sea crea que vamos a mejorar por esa razón en un ápice la situación del país. ¿Tú, Alejandra, estás realmente convencida de esto? ¿Entonces qué se persigue?

Yo estoy entregado a la recolección de un material para la publicación de un libro sobre los medios de comunicación. Quizás sobre eso quisiera en este momento concentrar toda mi atención. No sé si te das cuenta del juicio terrible que pesará sobre los medios por todo lo que han desatado y por todo lo que está pasando. Hay que parar ese trote, no sé si estamos a tiempo, pero hay que hacer lo imposible por pararlo. Se nos ha escapado ese voraz incendio que amenaza con envolver como un fleco de locura a todo el país. Hagamos algo, tú puedes hacer algo para contener un poco esta gran desviación de nuestro juicio y cordura. Por largo rato he estado pensando en no escribir más artículos porque creo que vivimos en un grito monocorde en el que sólo nos escuchamos los de un mismo bando.

Bueno, creo haber dicho algo de lo que me sobrevino esta mañana al ver el último material que te había mandado. Yo no te puedo engañar ni engañarme. Entonces te dejo esto que es como todo lo que escribo, como mi verdad, con devoción sincera. NO ESCRIBIRÉ MÁS PARA “LA RAZÓN”.

José.
jsantroz@gmail.com




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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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