“María Corina, me quiere gobernar.
Y yo le sigo, le sigo la corriente,
porque no quiero que diga la gente
que María Corina, me quiere engatusar”.
Por seguirle la corriente, en contra de mis gustos, le escuché atentamente hasta donde pude, el domingo de carnaval, en el programa de Carlos Croes.
Como Ramos Allup, María Corina de SÚMATE, esta vez no cantó fraude, porque sabía que nos dejaría como aquel, esperando las pruebas; pero asumió la difícil tarea de probar a los venezolanos y a quien pudiera interesar, que si hubo chanchullos el domingo 15. Para eso le subvencionan los gringos y obligada está a presentar resultados, aunque sea para el consuelo y mantener viva la llama del atajo.
Uno hubiese creído que era un programa cómico, si no hubiese estado de por medio alguien que se ha empeñado en manejar la tesis que Chávez gana con chanchullos y ella es una de las ya gastadas figuras, pese la juventud, que hace política, tratando de hacer creer a los suyos que el CNE es tramposo y todas las elecciones, las pasadas, presentes y por venir son fraudulentas.
Lo primero que dijo, que en verdad a uno lo dejó perplejo, porque se salió del guión habitual, es que el proceso electoral último había sido “electrónicamente limpio”.
Pero pensándolo bien, era indispensable que eso dijese, tomando en cuenta la opinión unánime, en ese mismo sentido, de los observadores internacionales. Decir lo contrario o desatarse contra las fuerzas armadas bolivarianas, era correr el riesgo del ridículo. Pero como “lo que es de Dios, va para el cura”, no dejó de caer en la tentación de decir lo que piensa de otra forma u otros medios.
Me quedé verdaderamente sorprendido, al escucharla decir que hubo intimidaciones en exceso. Por ejemplo que, por cada máquina de votación, el chavismo había ubicado estratégicamente a uno de los suyos, para que observase como votaba cada elector. El entrevistador, que es opuesto al gobierno, asombrado le pregunto que si eso fue así, porque los demás miembros de las mesas no protestaron contra aquello. Con brutal cinismo se limitó a responder, sin que eso le importase, ofendiendo a su propia gente. A quien calificó de inepta para enfrentar aquella situación.
Otras de las razones o causas de la derrota opositora, la encontró María Corina Machado, representante de eso que Chávez llama la oligarquía, en una denuncia que presuntamente le hizo una señora jubilada del Ministerio de Finanzas y quien por su edad también cobra la pensión del Seguro Social (IVSS), según la cual a ella- de donde María Corina concluye que eso le pasó a todo ese universo- le llamaron para amenazarla con quitarle las pensiones si votaba contra el SI.
El moderador del programa, que no es nada equilibrado y si mucho contrario al gobierno, lucía incomodado y hasta con ganas de burlarse.
Quizás se preguntaba ¿cómo era posible que en su programa, visto generalmente por gente de clase media, tenida como inteligente e informada, estuviese aconteciendo aquello?
Pero pese los mensajes a veces sutiles y otras mordaces que éste enviaba, la entrevistada continuó sin perturbarse.
Otra causa de la derrota, dijo la joven que se retrató gozosa con Bush, ante quien acudió a quejarse contra Chávez y pedir ayuda para salir de éste, fue el éxito obtenido por la “bola que hicieron correr los chavistas, que el satélite Simón Bolívar, en labores de espionaje colectivo, informaba a un centro como votaba cada elector”.
Uno se asombra de tanta necedad habida en una sola persona. Es el mismo chiste, acerca de los bombillos ahorradores, colocados en las casas por ese plan que el gobierno llamó la “Revolución Energética”, según el cual por ese medio en Cuba, Fidel Castro y Chávez en Venezuela, sabrían lo que en cada casa de este país se hablase.
Pero María Corina le mencionó como chiste, sino como una causa puntual de la derrota electoral opositora.
Uno, a esa altura se preguntaba, ¿esta señora es tan lerda que cree, a los venezolanos que le escuchan, tan estúpidos para dejarse engatusar de esa manera?
El proceso electoral fue “electrónicamente limpio”, pero el gobierno por las vías por ella señaladas, incurrió de nuevo en el fraude, es la conclusión que uno saca de sus profundas meditaciones y serias denuncias.
Pese a lo que me incomodaba, tuve todavía disposición para escucharle lo que expresó a continuación:
“Quiero hacer un reconocimiento a los muchachos estudiantes universitarios, que se ubicaron en mesas de sitios distantes, quienes confrontaron problemas, como de comunicación - no portaban celulares- para hacernos llegar a tiempo las denuncias”.
Esos muchachos, según ella, llegaron al máximo del sacrificio y el desprendimiento, tanto como para reconocerlos, ubicándose en barrios. ¡Qué generosa y nada racista es María Corina!
Si usted lector, en la Venezuela de hoy, busca un joven de la adolescencia para arriba que no tenga un celular, le costará mucho encontrarlo. Pero si halla uno sólo de esos muchachos que mencionó María Corina, sin teléfono móvil, se habrá encontrado con el eslabón perdido.
Sólo le queda, a quien haya escuchado y visto ese programa, no importa si es chavista u opositor, pedir que la oposición se deslastre de semejantes personajes. Con ese pensamiento y forma de abordar un asunto de tanta trascendencia, los venezolanos estamos perdidos.
Pero lo malo es que “María Corina, me quiere gobernar”.
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