¿Hasta dónde puede llegar la enfermedad llamada FRUSTRACIÓN en un hombre? ¿Por qué unos luchan con dignidad y otros lo hacen por oscuros intereses? Ravell no sabe lo que es periodismo; Pero Ravell tiene la osadía de hace uso de una estación de televisión, cuyo espectro le pertenece al pueblo para tratar de causar miedo, drama terror, angustia al dueño de ese conjunto de radiaciones. Me imagino a Ravell de escolar sentado en un ángulo del salón de clase con las orejas de burro. Nadie puede creer que en el cerebro de Ravell puede haber alguna célula capaz de enviar AMOR E INTELIGENCIA.
Todas las personas que acuden a la estación Globovisión llevan un libreto, donde la palabra odio aparece en todas las líneas del mismo. Ravell usurpa funciones, grita, ofende, amenaza con golpear a jóvenes periodista, acude a instancias internacionales a decir que AQUÍ NO LIBERTAD DE EXPRESIÓN, mas en su crasa ignorancia Ravell no es capaz de explicarse porqué a sus estación todos los que ocurren lo hacen con la malsana intención de ofender al pueblo, al gobierno y de hacerle culto a la mentira, ¿por qué entonces dice que no hay libertad de expresión? ¿A cuáles periodistas se les persigue en esta nación? Ravell es el hasta hace diez años desconocido monstruos de la Florida.
Ravell no es periodista, es un azuzador de guerras. Intenta por todos los medios causar caos en la nación venezolana. Es un pequeño hombre, de esos que sólo alcanzan un perímetro visual donde no observan otra cosa que no sea miedo. Vive instigado por un fantasma, que lo persigue, que lo acosa, que lo somete al sadomasoquismo, obligándolo a ver muros en el espacio, mares en los desiertos, fuego en los antárticos. Ravell no es periodista pero goza diciendo incongruencias, estupideces a través de un canal de televisión y como nadie le dice nada, pues…
Ravell no es periodista: no sabe lo que es ética, es un vulgar profanador televisivo que anhela, por odio y envidia, ver a Chávez encerrado en una cárcel. Lo de él no es el país, la patria. Él no piensa en un pueblo nada; él lo que desea es que regresen los vándalos adecos-copeyanos a continuar la sangría y que su poder económico crezca como crece la furia del pueblo en su mayoría, cada vez que lo ve, lo escucha, profanando su tranquilidad democrática.
Ravell no es periodista. Un periodista es un ser que está hecho para la parcialidad, para llevar la verdad en su boca, en sus notas, en su perfil profesional, un verdadero periodista no hala para un lado por intereses económicos, por fanatismo, por sumisión. Una de las primeras cosas que aprende un periodista es la que se refiere a la ética. Ravell no es periodista. Sí lo fuera entendería que un periodista no puede ser financiado por ningún hombre para mentirle a su pueblo. Un periodista asalariado por la injusticia, no merece llevar ese título.
Ravell no es periodista; es un hombre ofuscado, enfermo. Entiende que el país ha logrado muchas cosas que benefician al pueblo menos favorecido económicamente, pero eso lo indigna, sólo quiere poder, fuerza, para destruir a quienes considera sus enemigos. Es un caso de patología infernal. ¿Le estará transmitiendo ese mismo veneno a los suyos, a su entorno? ¿Poseía el padre de Ravell esas mismas características en sus genes? No lo sabemos, pero a veces nos gustaría haber tenido la capacidad mental de Sigmund Freud para analizar a este tipo de sujetos como Ravell: debe ser muy interesante sentarlo en un diván y preguntarle que siente alguien CON TANTO ODIO RECORRIÉNDOLE LAS GALERÍAS DE SU INTERIOR. Ravell no es periodista, es un pregonero del terror.
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