Por “Manual para callar a Globovisión” de Villegas
Entre las acepciones que contiene el Drae, sobre la palabra manual, hay las siguientes:
1. Dicho de una persona: Dócil y de condición suave y apacible.
2 Derechos que se daba a los jueces por su firma.
3.-Ciertos emolumentos que ganan los eclesiásticos asistiendo al coro.
4.- Fácil de entender
Vamos a pensar que Villegas optó por la última, intentando hacer entender, a quienes un asunto simplísimo, según él, les resulta incomprensible. Como se trata de algo “sencillo”, nosotros también nos vamos por las mismas e intentaremos hacer algo esquemático.
a.- Empezaré por reconocer, sin temor que me manualicen con Villegas, que coincido con él, cuando dice que Globovisión “no tiene una cobertura nacional, a pesar de la ayuda que no pocos programas de VTV le dan al trasmitir febrilmente fragmentos de su programación”.
Eso, de una manera u otra, velada o no, lo hemos afirmado antes y señalado como un error comunicacional de la revolución. Hay unos cuantos programas, que con buena intención, pero también muy cómoda manera para llenar espacios, así proceden y que, para “desmontar los argumentos contrarios”, según se justifican, terminan siendo megáfonos y promotores del canal de Ravell. Quien esto escribe, se entera por VTV de lo que dicen en esa “trinchera”; la gente de mi batallón, muchos compatriotas y conciudadanos también. Hasta han creado en algunos de nosotros el hábito de estar pendientes de cuanta necedad, torpeza e infundio salga de aquel medio.
Esta, Vladimir, es una manualizada forma de mostrarte que no tengo ninguna predisposición contra ti.
b.- Es como muy manualista o muy ligera, la creencia, que parece atesorar Villegas que hay tres situaciones, a saber: la de Globovisión, “los medios oficiales, que cumplen el mismo rol de Globovisión pero a la inversa” y “otros” que, según Villegas “tienden a buscar el equilibrio informativo, con una programación más o menos balanceada”.
Visto el asunto de esa manera tan “candorosa”, bellamente empaquetada, no hay duda que bastaría con ignorar al canal tantas veces nombrado, para que se minimicen los riesgos de la democracia, el proceso y debiliten quienes quieren subvertir el orden.
Pero el Drae también dice que manual habla de algo que “exige más habilidad de manos que inteligencia”. Y es obvio que éste no es el caso.
Esos “otros imparciales” que menciona Villegas, son muy pocos. Los dedos de las manos me sobran, decían en mi pueblo. Es tanto el asunto, que hasta en programas de cocina y belleza, en esos “otros”, se aprovechan de cualquier argucia para hablar de política y contra el gobierno de manera hasta indecente. Y créanme que no exagero cuando digo que no son pocos.
c.- Como Villegas, mi manual me dice que deberíamos defender a ultranza el derecho de los demás a opinar hasta en contra de uno. Pero una cosa es opinar y otra usar un medio para los fines que todos, partidarios del gobierno, opositores y hasta gente como Villegas, bien conocen.
El manual nuestro, con su sencillez nos muestra, que si el gobierno actuase como Villegas espera, que a Globovisión, “ni con el pétalo de una rosa”, los medios que llama “los otros”, elevarían el volumen y le harían a Ravell, no compañía porque nunca le han dejada en la estacada, sino solidaria y alegre competencia.
Es como sacada de un manual, la idea que asegura radicalmente “que no hay consenso mediático”; parece un simplismo que conlleva la idea que Ravell es quien maneja los tinglados opositores y “los otros”, se le han salido del carril. Obvia el manual de Villegas, que como dice la canción “Mercedes” de Simón Díaz, “allí hay un caimán cebao que mide más de una cuadra”.
Y ese caimán, que hasta en estampitas debió y debería estar en el manual de Villegas, sólo por señales de humo, en un santiamén, encadenaría a “los otros”, con el ritmo, bolero podría ser, que toque el de Ravell.
d.- Es también del manual de Villegas, dirigente político nacional, embajador y con estirpe, pero difícil de entender, pensar que el asunto es como él “lo ha discutido civilizadamente con Ravell”, que el canal de éste “es uno de los extremos de la confrontación y polarización”. El otro sería “la batería de medios del Estado”, como complementa.
Siendo así, bastaría proceder como aquel que vendió el mueble usado por su esposa y su amante para llenarle de cuernos, como forma de ponerle fin al asunto.
Pero no es así, señor Villegas y usted, por muchísimas razones, bien lo sabe.
Sería como una manifestación de ingenuidad y una actuación manualística, con el Carreño en la mano, recordarle los intereses que aquí están en juego, el rol de Globovisión y, mientras llega la oportunidad, el de “los otros”.
Es ingenuo sí, creer que el Estado que intenta promover nuevos valores, que se escriba la auténtica historia nacional, implanten relaciones sociales y económicas más justas, ponga a los medios que maneja a jugar el papel idealista, inocente y hasta inocuo que usted sugiere, mientras el canal tantas veces nombrado “y los otros”, que manualiza y ve como indiferentes, desatan toda sus baterías con los fines contrarios.
e.- Hasta aquí llega este manual que, por haber intentado no hacerlo con las manos y las vísceras, termina deseando que el gobierno no se vea obligado a tomar una decisión que, usted a ultranza, “por angelical”, no comparte. Pero, para eso, los dirigentes del canal, hasta quienes por encima de estos están y los de más arriba, deben cambiar de actitud. Usted no puede pedirle al Estado que pierda su majestad y se deje atropellar. O lo que es lo mismo, que ponga las mejillas y mucho más, hasta que “el que te conté” se sacie.
Y por favor, después de cometer desafueros, no vale sacar el manual para dar clases de moral, buenas costumbres y libertad de expresión.
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