"Ahora vienen por tus hijos"

Hay cosas que uno escucha o lee que le parecen tan ridículas que no les presta la debida atención, hasta que el asunto se convierte en noticia, a punta de repeticiones. Entonces hay que hacer un esfuerzo supremo de entendimiento, para tratar de comprender cómo le puede caber tanta imbecilidad a la inteligencia.

En una ocasión una persona muy querida me dijo que tenía dos temores en su vida: Dios y el comunismo. A uno le rezaba para que el otro no llegara nunca. Jamás logré que me dijera las razones de su espanto. Sólo repetía que ésa sería la perdición del país. Lo suyo era, y es, visceral, emocional, con absoluta y profunda convicción de que el camino mas expedito al infierno es rojo. Desistí de intentar comprenderla y me limité a quererla.

Es fácil entender que en una sociedad tan apegada al consumo como la nuestra, sean difíciles de digerir conceptos vinculados más a lo social que a lo individual. Fuimos educados para tener y comprar, más que para dar y compartir. Con un mensaje permanente que entra por todos los sentidos, que se transmite de generación en generación, por todos los medios posibles y que asocia el éxito con la prosperidad económica, resulta un tanto cuesta arriba pretender invertir esa escala de valores, de la noche a la mañana. Se necesita educación, mucha educación y, sobre todo, conciencia.

La resistencia a perder lo adquirido en la escala social es lo que más ha explotado con éxito la oposición. Nadie le ha quitado la carnicería al señor aquel de la famosa cuña, pero el mensaje quedó allí, caló y logró su objetivo. Es el fantasma del comunismo disfrazado de Estado tramposo y arrebatador, enemigo de la propiedad privada, ésa lograda con "tanto esfuerzo", con "tantas gotas de sudor cayendo sobre la frente", con tantos años de trabajo en algún cargo público, o como propietario de alguna honrada empresita "en la que se ha fajado la familia entera y que ahora el comunismo nos quiere arrebatar" ¿Cuántos votos le costó esa propaganda al proyecto de reforma constitucional? Quién sabe.

Con la misma intención y sin hacer ningún esfuerzo de originalidad, la oposición viene repitiendo la cantaleta de que el Estado chavista le quiere quitar la patria potestad de los niños, a los padres venezolanos. El día que el hijo de mi amiga alcanzó la mayoría de edad, ella respiró aliviada. Yo me burlé de su susto, pero ahora comprendo que desestimé, como lo hice con la cuñita de la carnicería, el embrollo mental en que está sumida buena parte de nuestra población. Qué va a hacer Chávez con un ejército de hijos adoptivos, no lo sé; menos entiendo cómo va a hacer para asumir la pensión de tan costosa prole; pero lo que sí está escrito es que la Operación "Peter Pan", con el mismo cuento y el mismo objetivo, se desplegó en Cuba en los años sesenta, con idéntico malévolo fin. Y ahí está Cuba, comunista y bloqueada, a punta de insensateces como ésta.

La oposición venezolana, tan falta de creatividad ella, se limita a copiar guiones a la chilena o a lo gringo. No importa si uno los crea medio locos. Al final, ahí tienen a sus seguidores, estupidizados, pasto perfecto para sembrar allí cualquier cosa, por demente que parezca.

Mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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