El pueblo debe estar alerta por los nuevos enfoques mediáticos que se vienen dando por la oposición y sus gestores internacionales. Venezuela, viene siendo un país muy atractivo para las organizaciones políticas internacionales y esta siendo atacada con zancadillas, traiciones y una campaña verbal de resultados para un núcleo de trabajo conspirativo, muy desalentador.
Mi profesor de especialización en la Cátedra de Filosofía en el año 1979, Adolfo Pérez Esquivel ha elevado una oración a todos los sacerdotes y civiles que se han prestado para erosionar el clamor por una democracia participativa, que, asuman su responsabilidad y no sean líderes ingenuos porque América Latina viene asumiendo una nueva perspectiva geopolítica donde la justicia social debe hacerse presente en todas las escalas de nuestras clases sociales.
En Venezuela, lo mediático hace estragos y algunos formatos informativos buscan distorsionar la voluntad del pueblo hacia el juego democrático para crear una matriz de opinión donde el golpe de Estado suave como en Honduras se haga presente y se acalle la voluntad de todo un pueblo.
Hay que tener mucho cuidado con la derecha internacional, sobretodo, con la italiana que es la más fascista de todas y ya esta presente en Centroamérica, para luego cobijarse en el Cono Sur y originar disturbios de índole ideológico en detrimento de los más pobres.
Tenemos que abrirle paso a una revolución de conciencia social, donde, debe existir el entusiasmo por las cosas bellas, pero, también por la calidez humana y la fortaleza revolucionaria. De esa manera, estaremos acabando de raíz todo lo malo y avanzar en la batalla por la despartización del pueblo para que asuma la ideología socialista, como parte de su historia para lograr un modus vivendis acoplado a nuestra realidad y no influenciado por intereses extranjeros.
A Venezuela, debemos ir modernizándola y lograr en su seno un cambio en todos los sentidos, para, así avanzar en su desarrollo tecnológico e ideológico. De esta manera estaremos logrando que las fuerzas productivas y el esplendor cultural sean dos ápices para avanzar como fuerza política hacia una nueva realidad vanguardista y marchar junto a los Estados vecinos como una fuerza común, que, fije un punto de vista concreto y audaz para implementar un objetivo legitimo, donde las comunidades tengan una voz participativa en todos los entes de la vida nacional.
Hay que abrir debates para la consolidación de nuestra democracia y abrir espacios para nuevas leyes que se constituyan en un hito histórico para gobernar con sentido equitativo y romper con el burocratismo indolente que todavía existe en algunas instituciones de nuestra vida nacional.
Hay que ampliar la visión de un país que solicita una apertura en el campo filosófico y económico. Mirar hacia nuevas tierras y obtener de ellas, ideas que avalen su productividad y formación para el trabajo, sin olvidar el voluntario, siendo una manera de cooperar para la concepción de una nueva patria.
* filósofo