No escribo como resentido social ni nada semejante, quizás aparente ser sicólogo, aunque no lo soy, y mucho menos, experto de la semiótica comunicacional o algo que se le parezca, sencillamente soy pueblo, del mismo que bajo la pobreza del bolsillo, se ha calado la miseria de la televisión venezolana, huésped alienante no invitado a los hogares.
La televisión es un recurso importante en el mundo actual, pero ha sido distorsionada desde su creación por el patrón capitalista que la nutre, son infinitas las investigaciones sobre la influencia de la televisión en la sociedad, pudiera considerarse como una herramienta valiosa para la enseñanza pero, paradójicamente, es un ente alienante también, con estímulos negativos sobre la conducta humana. El mundo de la televisión se proyecta de una manera atractiva con su colorido y creatividad. Es importante saber que la televisión es un medio donde se presenta el lenguaje verbal y no verbal, de allí la alienación y penetración subliminal impuesta con la persuasión publicitaria.
En Venezuela nació la televisión en blanco y negro con la salida al aire el 22 de noviembre de 1.952 de la Televisora Nacional, YVKA, canal 5 como pionera, siendo Venezuela quinto país de América y noveno del mundo. El canal 5 fue una plataforma cultural, años más tarde, cerrado por gobiernos de la “llamada era democrática de la cuarta república” que no les interesaba la herramienta de la información cultural e intelectual para el pueblo. Luego nació Televisa canal 4 (posteriormente Venevisión) el primero de junio de 1.953 y meses después, el 15 de noviembre del mismo año, Radio Caracas Televisión, luego en el año 1.969 Venezolana de Televisión (CVTV, canal 8), convertida hasta los días presentes en canal del estado. En los ochenta nació la televisión a color y algunos años después Televén, canal 10, en los noventa CMT canal 51, Vale TV (de la iglesia católica), Puma TV (musical), Meridiano Televisión (deportivo), Globovisión (noticiero) y así una infinidad de canales regionales. En los años siguientes del nuevo milenio y en plena revolución bolivariana; LA TELE, VIVE TV, Avila TV, ANTV, Telesur (en sustitución de CMT), Canal-I (en sustitución de Puma TV), ETC…
Uno de los mayores exponentes de la televisión venezolana fue Renny Ottolina, llamado el número uno, pues fue una de las figuras más intelectuales, creativas, vendedoras e innovadoras de nuestra televisión en todo desde sus inicios. Al mismo tiempo, uno de los mayores críticos de la televisión mediocre que se hacía y proyectaba en el tiempo. Se retiró de la televisión, pero mantuvo algunos mensajes institucionales publicitarios sobre Venezuela, en 1.978 con una gran popularidad, se postuló como candidato presidencial y falleció en un trágico accidente aéreo muy comentado como dudoso entre el pueblo, ya que se sabía, que lograría un importante cúmulos de votos en esas elecciones.
Quienes crecimos entre televisión de blanco y negro sustituida por televisión a color, y al mismo tiempo, hemos visto el avance tecnológico implementado y el uso de la computación dentro de ella, tenemos algún derecho de exponer algunas críticas de lo vivido y lo supuesto por vivir en los nuevos tiempos. Hoy día somos padres y algunos hasta abuelos que fuimos niños alienados con caricaturas de Looney Tunes, Merry Melodies y fantasías animadas de ayer y hoy que nos vendían la simbología yanqui e imperial en la temática tanto como las películas que resebañan malos a los indios, negros, latinos, árabes, chinos y japoneses con un final de gringos catires héroes y buenos. Superman, Batman, Hulk, El Hombre Araña o cuanto personaje de la cultura estadounidense se inventaban (hasta nuestros días impuestos en disfraces carnavalescos). Los Picapiedras (sobre esquema prehistóricos en el modo de vida norteamericano consumista y capitalista del siglo xx) y hasta en el presente adefesios como los Simpsons. Todo esto fueron los primeros enlatados gringos que nos vendieron en la televisión venezolana. Posteriormente “El Chavo”, comicidad que hacía un perfil de la brutalidad de los pobres y miserables latinos tal, como en otras producciones latinoamericanas que despotricaban de sus propios pueblos. De allí nació incluso el término “chavista” asociado a este personaje y ligado al pueblo “chavecista” seguidor de Chávez.
Centrando el tema de Venezuela en la producción nacional, vimos un racismo penetrado hasta las entrañas de las temáticas noveleras. La querida actriz Soraya Sanz, fue cachifa de las novelas en reiteradas oportunidades por su color oscuro y cabello crespo. Tomás Henríquez, Antonio Machuca y otros más, fueron parte de ese temática. Vivida hasta hoy día también por el actor Wilmer Machado “Coquito”, quien por su color fue irrespetado por Beatriz de Majo en Televén, quien le insinuó de flojo, borracho o mediocre por ser venezolano y más subliminalmente por ser negrito. Este fue un programa humillante para Venezuela y jamás fue multado o cuestionado para un cierre. Debilidad de autoridad frente a esa ignominia.
Los programas de concursos en más de una oportunidad humillan al participante, sean artistas o estudiantes. Tortas en la cara, comidas asquerosas, bailes y cantos vergonzosos, etc, con la promesa de un premio no garantizado al humillado pero que da “raiting” y publicidad al humillador. Hasta los concursantes intelectuales son acorralados en estos espacios bajo la presión y el nerviosismo para ridiculizarlos. Programas de cámaras indiscretas irrespetuosas, ofensivas y muchas veces agresivas. Programas para usar a la mujer como elemento material, comicidad ofensiva y conspiradora. Noticieros y espacios de opinión subliminalmente conspiradores y golpistas (referencia 11 de abril de 2002 en Venezuela y paro petrolero 2003). El propio Comandante Chávez el 04 de febrero de 1992 fue impulsado por un espacio televisivo ganado con su acción y frase “por ahora…”
La crítica del lenguaje que heredamos de Joselo, Radio Rochela, Cheverísimo, etc, la estamos mal copiando hoy día con lenguajes escatológicos, debo decir que el propio Mario Silva en la Hojilla, hace un uso soez exagerado del lenguaje cual película venezolana de los ´70 y ´80. Aunque no es su exclusividad, podemos ver como en otros espacios televisivos de tendencia política opuesta, el lenguaje coloquial pasa por encima de la Ley Resorte. A propósito de RCTV y el fin de su concepción, podríamos darnos cuenta como la pantalla puede crear figuras, quitarlas, vendernos todo lo material desechado en otros países, vetar, vilipendiar, dar golpes de estado, transculturizar y enfermar a una nación entera. Los nuevos tiempos van exigiendo cambios, la mensajería de texto, la televisión en suscripción, elementos tecnológicos de punta, herramientas como el twitter, la fotografía y videos en tiempo real también conspiran en ese cuadrito alienante llamado en definitiva tv.
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