Sin duda la democracia moderna no podría existir sin el ejercicio de aquel periodismo que informa y promueve nuestra participación en la vida pública. Este oficio ejerce un enorme potencial transformador y su influencia social se evidencia en que históricamente ha sido un fuerte instrumento de legitimación y de denuncia social. En los últimos cincuenta años el discurso mediático se ha vuelto omnipresente, ha invadido casi todos los espacios. Nos movemos en un entorno saturado de mensajes provenientes de periódicos, radio, televisión, Internet, teléfonos celulares o blackberrys.
Pero la situación se torna compleja cuando muchos de estos medios son utilizados, no para la información ni para la participación activa y protagónica de la ciudadanía, sino para deformar de manera extravagante la realidad; con el objetivo de manipular de manera irresponsable a un sector que todavía es vulnerable y acrítico ante el avasallante discurso mediático.
La actitud asumida por el diario El Nacional (no sólo por la publicación del primer titular sino después de que fuera explicada por la GN la utilización del ahora famoso “garrampiño”) quedará para la historia del periodismo en Venezuela. Otro ejemplo más, aportado por este diario, para explicar en las cátedras de comunicación social lo que no se debe hacer.
Pero ¿cómo entender semejante falta de juicio? Una forma podría ser evocando el extraordinario documental canadiense “La Corporación”. Entonces nos preguntaremos ¿Es psicópata El Nacional? Revisemos algunas características de la psicopatía:
Tendencia a mentir de forma patológica
Incapacidad de sentir culpa
Falta de remordimiento y vergüenza
Despreocupación imprudente por la seguridad de otros
Juicio deficiente y dificultad para aprender de la experiencia
Incapacidad de acatar las normas sociales y los límites legales de conducta
Comportamiento malicioso y manipulador
Autoestima exagerada
Ejemplos de esta conducta patológica encontraremos de sobra en nuestro panorama mediático contemporáneo, basta hacer una revisión por los titulares de algunos periódicos o “poner” Globovisión. El mayor peligro es cuando la psicosis comienza a extenderse a su auditorio cautivo, creando pánico e histerias colectivas que han llevado a muchos al “exilio” e incluso hasta la muerte.
Reivindicamos sin embargo el papel de la prensa como elemento de cohesión de las corrientes ideológicas y como herramienta para la divulgación de las ideas propulsoras de los cambios sociales que nos lleven a construir una sociedad más justa.
Profesora
Universidad Bolivariana de Venezuela
catherineque@hotmail.com