En la profesión del periodismo, la “verdad mediática” es aquella que puede comprobarse, y cuyo soporte para que sea aceptada o creída es la forma y no su contenido, por ello no se hace el mínimo esfuerzo por descartar que su contenido no sea una malintencionada mentira.
Veamos un ejemplo: Un Juez de la Audiencia Nacional en España declara el 01 de marzo, que Chávez, en Venezuela, apoyó a las FARC y a ETA para atentar contra Pastrana y Uribe en España. Los medios y agencias noticiosas mundiales “rebotan” la noticia por el mundo. No hay dudas, la noticia cumplió la forma, lo dijo el Juez, hay documentos (grabaciones audio-visuales) que así lo comprueban, he allí una inequívoca “verdad mediática”. La ética queda eximida ante el juicio mediático y la calumnia.
Ahora bien, las declaraciones del Juez, que actúa como operador político, se basan (el contenido) en indicios y supuestas pruebas (la dudosa computadora del guerrillero Raúl Reyes asesinado en 2008), eso no importa a los medios y agencias de noticias, que hacen comparsa a los EEUU en la guerra mediática contra la Revolución Socialista en Venezuela.
Talleyrand: “Hay una cosa más terrible que la calumnia: La verdad”
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