La “Misión Milagros” que adelantaba
Venezuela en Perú, fue suspendida porque el gobierno de ese país
consideró que para hacerla “más
transparente” las intervenciones debían realizarse en su territorio.
Un ciento y más de invidentes peruanos que
ya habían culminado sus gestiones para obtener la ayuda, se quedarán
sin ver porque al presidente Alan García y a su Canciller los mueve
a suspicacia tanta generosidad venezolana.
¿Cómo va a entender ese par de sujetos, nacidos y desarrollados en
el mundo neo liberal de la competencia, el egoísmo y el dominio de
los fuertes, que persona o nación alguna ayude a otros sin esperar
ventajas? Milagroso hubiera sido que lo
hubiesen aceptado.
Otro milagro:
una vez oí a un pastor de una iglesia norteamericana explicar a sus
feligreses, seguramente para evitar otras suspicacias,
que Dios le había hablado y dicho:
“anda, cómprate un vehículo nuevo, que te lo mereces”. El pastor
salió y se compró una Hummer con la que siempre había soñado. No
dijo que el dinero salió de las dádivas dominicales que esa misma
feligresía depositaba en su canasto semanalmente, porque el mandato
divino era suficiente. Al leer sobre el discurso pronunciado
en otra iglesia por la señora que acompaña a McCain en la
fórmula presidencial, me vino a mente la historia. La señora
Sarah Palin dijo que la acción de las tropas del imperio en Irak era
“una tarea que les había sido encomendada
por Dios”. Es decir, Dios le dijo a alguien en el país del
norte: “anden, vayan y cójanse ese petróleo
de Irak para que el pastor de la Hummer tenga combustible”. Cada
cual interpreta a Dios a su manera, ¿no?, pero ese par de descarados
son para la Historia; tanto que ya son parte de
la mía.
Y para la
galería del descaro: el ingreso y la permanencia de la derecha reaccionaria
venezolana en los altos cargos del gobierno socialista. Hay incluso
imputados por supuestos delitos, que hoy dirigen las instituciones desde
las cuales presuntamente cometieron los
desaguisados; ello, a pesar de que
están bajo averiguación y expresamente lo prohíbe la Ley.
Este absurdo es otro milagro, y milagro
mayor es que aún no lo sepa el Presidente de la República; ni el ministro
de adscripción; ni la Asamblea Nacional; ni la Contraloría
General de la República; ni el PSUV, pero sí el resto del mundo.