(...) “La sociedad
civil venezolana sabe lo que no quiere. No hay que explicar más, pues
lo sufre cada día. La Sociedad Civil sabe lo que necesita, pues del
padecimiento cotidiano en esta sociedad de miseria en la opulencia,
surge con claridad el necesario y deseado horizonte de bienestar compartido”.
Los obispos venezolanos somos cuidadosos en no asumir posiciones
partidistas, ni arrogarnos competencias técnicas que están fuera de
nuestra específica misión. Por eso siempre exhortamos a todos los
venezolanos que aporten sus específicas competencias y preparación
técnica para producir soluciones”
“El país exige un
nuevo sentido de lo público que permita recuperar esta dimensión de
la vida venezolana, de ese inmenso saqueo al que ha sido sometido por
lo menos, en los últimos veinte años. Los venezolanos no queremos
la liquidación de lo público, ni su entrega en subasta al mejor postor.
Queremos, sí, que se devuelva a lo público su carácter de expresión
de voluntad común de construir una sociedad digna y justa para todos”.
“LA SOCIEDAD
CIVIL entiende en la actual coyuntura venezolana la urgente necesidad
de restablecer los equilibrios macroeconómicos, controlando factores
como la inflación empobrecedora, el déficit fiscal, el déficit en
la balanza de pagos o la insostenible inflación de la actividad financiera
que ahoga irremediablemente la economía real productora de los bienes
y servicios que el país más necesita”.
EN EL AREA SOCIAL “Todas
ellas partieron del diagnostico evidente según el cual la calidad de
vida del venezolano, ha descendido en los últimos 12 años a niveles
alarmantes, los cuales se expresan en un aumento de la pobreza en el
país en poco menos del doble entre 1978 y 1989. Situación ésta que
requiere de un replanteamiento de lo que ha sido la política social,
la disminución del ingreso y los roles públicos y privados en la prestación
de servicios sociales y públicos”.
“La atención de los
problemas sociales por parte de la sociedad civil es reconocida como
un ámbito para la participación comunitaria y la autogestión.
Existe consenso en relación al estímulo a la participación democrática
que se desprende de los intentos de las comunidades en resolver sus
problemas locales. En este sentido, es percibida favorablemente la transferencia
de recursos desde el Estado hacia organizaciones locales, regionales
y nacionales que ejecutan programas de servicio social en áreas de
promoción, educación, formación, recreación, salud, etc”
“Finalmente, la SOCIEDAD
CIVIL sabe que nada de esto es posible sin una verdadera revolución
educativa que lleve a esta sociedad anestesiada por la renta petrolera,
cómplice de corrupciones y despilfarros a otra más organizada, con
mayor capacidad productiva, con mayor espíritu de contribución y de
vigilancia pública”.
Entonces, por qué la iglesia católica critica tanto al presidente Chávez, si reconocían para el año 1992, “el agotamiento de la manera actual de hacer política económica de los gobiernos de la cuarta república que tenían sumido al pueblo venezolano en la miseria.
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