Cinco para el doce

La MUD está reunida – disculpen, es un decir – de emergencia con todos los pre majunches. RGA anda un poco nervioso con las dos bolas en las manos; ayer leyó la especie donde el Comandante Fidel señala que “es absolutamente imposible que Chávez pierda”. El manager de la mesa no es totalmente estúpido: aunque no se atreve a expresarlo de viva voz sabe que eso es verdad. A Chávez no le gana ni un arroz con guineo así el contorno sea de frijolito.

Absorto en su inercia mental, se le cae una bola y le da justo en el uñero ¡Mnnnñeesumadre! Dice al paso de Diego Arria. El vejete tuerce el cuello, lo ve de arriba abajo y hace un amago de swing con el bastón. RGA se defiende: No es contigo chico, es que la bola me cayó en el pie. Diego sentencia: Más bien no das pie con bola.

De pronto afuera se oye un grito, una nube de polvo, un caballo y alguien que grita: ¡Ahí viene María Corina! Entra la susodicha cual dueña de un haras, con su sonrisota equina y dice: No había venido antes porque no hallaba el bozal. Risas a granel, rechiflas, alguien pregunta que para quién es el artículo perdido. Ella como siempre, creyendo que se la está comiendo, comienza: Les contaré señores, la historia muy bonita. Este Reeégimen no quiere el freno morder ni la montura llevar, por eso el domingo vota duro.

Afuera de nuevo se forma un alboroto, silbidos de admiración, un jodedor entona una marcha nupcial. ¡Llegaron Henrique y Ana, perdón, Henrique y Leopoldo! A RGA se le sale: ¡Cuánto dinamismo hay en ese dúo! Vuelve a soltar la bola y le da otra vez en el uñero. Se queja ¡ay, ay, ay, ay, ay! mientras da pasitos cortos. Loco peleón le dice: Así te pareces al Pingüino.

Los siameses Capoldo saludan a cuatro manos. Los aplausos aumentan y la gente comienza a pararse de sus asientos. Los adecos tratan de comenzar una pita pero la ovación los arropa. El público pide que hablen, muchos secundan la idea. A cuatro manos mandan a calmar los ánimos. Leopoldo se excusa diciendo: Ya yo decliné y  creo que Henrique sabe hablar mejor por el micrófono. Silencio sepulcral.

Pablo Medina aprovecha para entrar a hurtadillas en medio del desconcierto, pero los adecos que están picados con Capoldo y media MUD, lo pillan y lo chalequean: ¡Llegó “Cheque sin fondos”! ¡Epa, Pablo! ¿Dónde están los reales? Y volviéndose en coro hacia RGA, prosiguen: ¿Es esto correcto? ¿Es esto lo que tú quieres que continúe?

RGA se apresta a contestarles pero hace su aparición Henry Ramos Allup. La barra adeca se encabrita con ¡AD, juventud! Se oye su anacrónico himno y Henry comienza  a dirigir la improvisada orquesta. Con un gesto enérgico manda a parar y va a comenzar su filípica contra los  bati lechuguinos cuando entra alguien desesperado a la carrera: ¡Culo pa´ la pared, que viene Pablo Pérez!

Todos acatan el consejo rapidito, menos Henry quien se queda pensando: Esto es un verdadero auto suicidio.

placidordelgado@gmail.com



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Plácido R. Delgado


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