Un asunto de bolas

En Venezuela el juego de bolas criollas se remonta a la época de la conquista española. Como deporte nacional, es muy popular y su práctica es común a mujeres y hombres de todos los estratos sociales.

Pero hay bolas de bolas…Para muestra, el botón del fin de semana. La derecha, en su afán de buscar adueñarse del mingo de la popularidad, a como dé lugar, se plantó en la cancha nacional y lanzó su primera bola. Un arrime medio chimbo que pasó de largo y se estrelló en la barrera de la indiferencia revolucionaria. No se amilanó y volvió a intentarlo. Esta vez, la bola que echó a correr, llegó más cerca del mingo, sembrando la incertidumbre y el desamparo. ¡Ay! Ya se daba por ganadora la MUDa oposición, que prefería callar y reír, cual diente roto redivivo.

En las filas de la revolución había desconcierto. Esta gente había hecho un tiro certero. El mingo estaba en peligro de ser conquistado. Todas las redes sociales y los mensajes de celulares estaban abarrotados con la peripecia de la majunchería. El “hashtag” o etiqueta más popular era el arrime de la MUDita oposición: #chavezmuriodeinfarto

Volvieron a lanzar y metieron otra bola. Esta corrió rauda y veloz hasta ubicarse al lado del mingo. Posición envidiable y casi imposible de superar (pensaba el equipo reilón) Lanzaron su última bola y se acostaron a dormir. Suponían que ya todo estaba definido a su favor.

Pero, no contaban con la astucia de las filas revolucionarias. En la primera oportunidad, no lograron bochar ninguna las bolas de la oposición, pero dejaron su bola bien ubicada. Respiraron, analizaron, reflexionaron y decidieron: ¡boche marranero! La respuesta del equipo revolucionario no tardó en inundar el escenario. Pasaron de la incertidumbre a la rabia y después al ataque. Las redes colapsaban. La etiqueta #haychavezparato se posicionó rápidamente en los primeros lugares. Ya las bolas opositoras perdían espacio y fuerza.

La tercera bola revolucionaria logró llegar muy cerca del mingo, pero aún señoreaba la bola MUDa y solitaria de la oposición. No quedaba de otra: traerían al mejor bochador. Su zurda fuerte, de buena puntería y precisión en el tiro, lo hacía un enemigo temible. Y salió al ruedo el arañero de Sabaneta. Con un boche clavao, de esos que dejan sin aliento, botó del juego la solitaria bola que le quedaba a la derecha y dejó sembrada la suya en el mingo de la popularidad.

Se acabó el juego. Se contaron los puntos y volvió a ganar Chávez. En la celebración del triunfo, las filas revolucionarias, cuatriboliadas, acordaron evitar caer en el desconcierto y guardar al zurdo bochador sólo para momentos estelares, como el Torneo del 07 de octubre. Y con risas y algarabías, se fueron alegres a continuar inventando espacios para la revolución.

Mientras, la oposición “diente roto”, más MUDa que nunca, aún sin entender lo sucedido, mascullaba para sus adentros…enviaremos las pruebas del fraude “bolístico” a la Haya, la Inquisición o cualquier tribunal que tenga a bien, recibirlas… En el campo de juego se veía al Henry escarbando la arena política a ver si encontraba una espoleta…o una bola (no les quedó ni una)… Diría Nolia: “por eso les va como les va…”

nymphamar3@gmail.com


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Ninfa Monasterios Guevara


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