Hasta el momento, si algo hay que caracteriza a la campaña electoral para las elecciones presidenciales del 2012 es el aburrimiento. Tal vez estas elecciones pasen a la historia como la que estuvo antecedida por la campaña electoral opositora más aburrida de todas las épocas.
Sin dudas que el origen de tal aburrimiento recae en el contrincante que le ha tocado enfrentar al candidato presidencial por la reelección. Este contrincante no pasa de ser un individuo bastante anodino que, pregonando tener mucho precisamente de lo que adolece, no tiene nada más que decir que representa lo nuevo y el progreso.
Pero no solamente el representante más aburrido de la oposición se ha limitado a ostentar su parquedad de ideas, sino que además se ufana de ser malcriado y de promover entre sus acérrimos seguidores dicha malcriadez.
El caso del CNE en relación con la prohibición del uso de la gorra es sólo un botón de muestra de muchos otros casos en los que cada vez que a la oposición le han llamado la atención por infringir una norma o cualquier otra cosa, optan por actuar malcriadamente repitiendo una y otra vez aquello que se les prohíbe para demostrar que ellos sí pueden hacerlo porque son bravos, porque tienen dinero, porque son blancos o por lo que sea.
Cuando a un diputado de la oposición le consultaron el motivo para que usaran la gorra en las sesiones en la Asamblea Nacional, respondió que lo hacían a manera de protesta. Probablemente todos estos representantes de la oposición cuando eran niños y los reprendían en sus casas por dejar la puerta de la nevera abierta o no apagar la luz del cuarto al salir, entonces iban y abrían la puerta de la nevera tantas veces se la cerraran o prendían la luz cada vez que el responsable de la autoridad en sus casas les llamara la atención. Todo esto como forma de ”protesta”. Peor aún, seguramente muchos de los hijos de ellos cuando algún maestro en sus colegios caros les llame la atención por ejemplo, por masticar chicles en clases, entonces saldrán corriendo a comprar todos los chicles que sus adinerados bolsillos le permitan adquirir en la cantina y regresarán a ostentar sus abultados cachetes delante del curso. En otras palabras, la malcriadez de la oposición les dice que en vez de que hay que respetar a la autoridad y atender el llamado de atención, lo que hay que hacer es desafiarla y demostrar que sí es guapa y restregarle en la cara que puede hacer lo que le viene en gana.
Más cómico resultó el psiquiatra de la oposición que declaró públicamente que al fin la oposición ha encontrado un elemento de identidad que sirve como elemento que la cohesiona. Dijo algo más o menos como que “el símbolo que la oposición necesitaba el CNE se lo dio”. Aquí no puede caber dudas para decir que a confesión de las partes, relevo de pruebas: Qué mejor confesión la de este señor para admitir que ni con veinte mil primarias que haga la Mesa de Ultra Derecha va a estar unida y que hacía falta una gorra. El realismo mágico con el que se ha querido acompañar a la milagrosa gorra es digno de no merecer un candidato tan aburrido.
En fin, el aburrimiento campea por doquier en la campaña electoral de la derecha, porque el pueblo ya tiene conciencia y está claro en que no quiere estar siguiendo a unos muchachos malcriados y sabe que al votar por el comandante estará votando para que continúe llevándose a cabo un proyecto de país. Sin embargo, hay que estar claros y atentos en que unos muchachos malcriados y aburridos y con mucho dinero son muy pero muy peligrosos. Así que para sobrevivir a esta campaña no sólo no hay que caer en triunfalismos sino tampoco hay que subestimar al enemigo y no bajar la guardia ahora, ni el 7 de octubre ni mucho menos después cuando el aburrimiento y la malcriadez de la derecha se conviertan en un odio hacia la patria que los haga capaces de inventar cualquier locura.
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