Pero, ¿Cómo ha obtenido estos logros? En primer lugar con unos medios de comunicación que despliegan una campaña comunicacional sistemática que privilegia el terror y el odio que invisibiliza los logros del proceso bolivariano e impide a buena parte de la clase trabajadora (particularmente la clase media) establecer contacto con la realidad. Junto a una delincuencia que intimida y acorrala a la clase trabajadora y campesina venezolana. En este sentido, reconozcamos que esta campaña electoral responde a un escenario de guerra dirigido por el ejército norteamericano, jefe de la contrarrevolución, donde la campaña sicológica basada en sentimientos primitivos y destructivos no conoce fronteras. Pero, el trabajo contrarrevolucionario más importante se hace desde las filas del gobierno y del propio PSUV. El burocratismo de muchos altos funcionarios raya no en la mala gestión de los recursos públicos sino en una abierta, coherente y eficiente acción contrarrevolucionaria para desprestigiar los logros del proceso bolivariano (y con el al socialismo). Con el fin de trabajar los sentimientos primitivos de arrechera de los ciudadanos por el retraso, las ineficiencias y la mala calidad de los trabajos y servicios prestados por la administración pública. Basta que algún funcionario realice un buen trabajo para que sea sacado del cargo. Otro logro de la contrarrevolución se basa en confundir, conscientemente, disciplina con caudillismo paralizante, con autoritarismo, para así atar la conciencia y la acción de las fuerzas creadoras, que existen en la administración pública y en el resto de la clase trabajadora, que pueden impulsar y apalancar el proceso bolivariano en este momento electoral. Aún mas, burocratizaron y paralizaron al PSUV quitándole su fuerza creadora; colocando (o delegando) en muchos casos como organizadores a manifiestos Funcionarios contrarrevolucionarios que públicamente parafrasean el discurso de la contrarrevolución (como en el caso del desastre de Amuay), riéndose de la inteligencia de las personas que militamos en el proceso bolivariano. Evidentemente, con la burocratización y la designación de contrarrevolucionarios en puestos de comando para la movilización de la clase trabajadora y campesina se juega a la parálisis y la desorganización de las fuerzas que apoyan al comandante Chávez, estimulando el aislamiento y desmotivación de cada trabajador. No es pues contradictorio que se deje todo el peso de la campaña al comandante Chávez y los militantes se comporten como funcionarios cumpliendo “disciplinadamente” las ordenes del burócrata contrarrevolucionario de 8 a.m. a 4 p.m. sin incluir sábados, ni domingo.
La estrategia del ejército norteamericano es muy claro, romper el vinculo entre comandante Chávez y la clase trabajadora y campesina que lo sigue; para sustituirla por el miedo paralizante y el odio anti nacional y excluyente entre venezolanos que reivindica su idolatría por el imperio norteamericano. Estrategia muy en sintonía con la conformación de un sólo país para América dirigidos desde Estados Unidos. En este sentido, la tarea del socialismo en esta etapa es el reconocimiento de la soberanía nacional y la construcción verdadera del socialismo productivo y la democracia obrera: basta ya de socialismo con cara de social democracia (AD) o de social cristianismo (COPEI).
Nuestra práctica debe ir dirigida a rescatar la unidad de la clase trabajadora y campesina mediante la movilización en las calles, la alegría y el compromiso con el socialismo. Porque algo a lo que les tiene miedo la contrarrevolución y no puede manejar el ejército norteamericano es al pueblo en las calles defendiendo su proceso bolivariano: su socialismo. Ahora bien, también es nuestra tarea denunciar individual y colectivamente las prácticas de la contrarrevolución, más que a las personas, que sabemos están allí para paralizarnos y que inclusive quieren utilizar el señalamiento personal para dividirnos. Denunciemos las ineficiencias y los retrasos de la administración pública y del PSUV como acciones de la contrarrevolución y luchemos combatiéndola con acciones que inviten al compromiso con el socialismo y la movilización. Venzamos la estrategia de terror, odio y parálisis de la clase trabajadora con alegría, movilización y conciencia socialista de la clase trabajadora; denunciemos las ineficiencias internas como prácticas contrarrevolucionarias.
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