Si hay una urgente necesidad de denunciar que el fraude era evidente desde el mismo momento que se inició la campaña electoral. La encuesta realizada por la firma Datanálisis entre el 3 y el 8 de septiembre, la cual reveló que Chávez tenía en la intención de voto 53,8%, mientras que el aspirante opositor Henrique Capriles el 36,4%, lo que se traduce en una brecha a favor del candidato socialista de 17,4 puntos.
La oposición insistió en afirmar que Capriles iba punteando las encuestas, apoyados en la campaña que orquestaron los principales medios privados de Comunicación venezolanos e internacionales. Insistieron con su gente que Capriles era el Próximo Presidente y esto lo acompañaron con imágenes del Candidato opositor disfrazado de "presidente" con Banda y todo. Los medios de prensa privados nacionales e internacionales asumen su papel de instrumento de la denominada guerra de cuarta generación.
Manipularon deshonestamente los resultados del simulacro de elecciones, faltando al compromiso de no divulgar cifras ni datos. Se lanzaron a festejar un supuesto triunfo y se declararon ganadores, contribuyendo así, a seguir reforzando el mundo virtual y de fantasía en el cual están inmersos sus seguidores.
El simulacro electoral les fue útil para armar una peligrosa matriz de opinión, no solo en Venezuela, también en España, Colombia, CNN y la prensa escrita de Miami. A través de unos voceros de la MUD, a través de Leopoldo López quien difundió que ese domingo la oposición venezolana había arrasado en los centros electorales. Celebraron y publicitaron con antelación el falso e improbable triunfo de Capriles el 7 de octubre.
Los líderes de la MUD, Prometieron en declaraciones públicas que ellos tendrían los resultados de las elecciones presidenciales varias horas antes que el Consejo Nacional Electoral (CNE). Jugaron luego al empate técnico, preludio premeditado de violencia que esperaban de parte de las masas de gente que saldría a reclamar el triunfo de su candidato. El plan de la violencia en las calles nunca se hizo realidad, al descubrir la gente que los querían utilizar para crear un clima de caos, similar al de Abril 2002, que llamara la atención de los gobiernos de otras naciones y de los organismos internacionales de Derechos Humanos. Buscaban una condena contra Venezuela.
Posteriormente han surgido voces agoreras de exprecandidatos frustrados, que apuntaron sus cañones contra el CNE, su propio candidato, el jefe de campana y contra los testigos de mesas. Descargaron toda la frustración que le causó la derrota en las elecciones internas de la MUD, cantando supuestos fraudes, que ellos y ellas saben que nunca ocurrieron.
El Candidato de la MUD y los Exprecandidatos, los miembros del comando de campaña opositor sabían que estaban perdiendo en las encuestas de ellos y en las otras, desde el mismo momento de arranque de la campaña electoral, pero decidieron engañar a sus seguidores, faltando a todo principio ético y moral. Así lo reconoció el dirigente opositor Ramos Allup en las pantallas de Globovisión, programa que por cierto desaparecieron de sus archivos.
Si hubo fraude contra los seguidores de Capriles en el pasado proceso electoral venezolano, si hubo engaños, orquestado en la Mesa de la Unidad por sus propios dirigentes. Ellos fieles seguidores del fascismo, siguieron las indicaciones gobellianas de repetir una mentira un millón de veces hasta que se les convirtió en verdad. Ellos hicieron de su fantasía y deseos de salir de Chávez su propia pesadilla.
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