A estas alturas del juego político de nuestro país para nadie (del chavismo o la oposición) debería ser un secreto que los recientes hechos violentos fomentados por algunos sectores de la oposición son parte de un plan de desestabilización que apunta al derrocamiento del gobierno de Maduro. Por más que se intente disfrazar los hechos con eufemismos como “protesta pacífica” o simple “descontento por la situación del país”, en el fondo no hay otra forma de ver los hechos... Eso sí, si es que intentamos ser honestos con nosotros mismos y con los demás. Porque si se considera que en este momento no se encuentra ningún mecanismo constitucional para terminar el mandato de Maduro, la única alternativa que queda son los caminos verdes del golpismo y la desestabilización. Cualquier intento de justificar o legitimar el desorden y la reciente ola de violencia desatada por algunos dirigentes de la oposición no es más que un muestra de deshonestidad intelectual.
Esta falta de honestidad y claridad hace a muchos opositores sufrir una especie de esquizofrenia política e ideológica, una crisis existencial al mejor estilo del famoso Doctor Jekyll y el Señor Hyde del autor escocés Robert Louis Stevenson, ya que aunque abiertamente no muestren su acuerdo con las posturas no democráticas de los factores más radicales de la oposición por miedo a ser tildados de fascistas (¡y cómo se ofenden cuando se les llama así!), sus acciones y opiniones, recargadas de eufemismos, buscan formas de racionalizar y justificar el golpismo y la desestabilización. Es como si de día fueran el como el Dr. Jekyll, comedidos demócratas respetuosos de la constitución y las leyes, y de noche (o en el Facebook) se convirtieran en el Sr. Hyde, dispuestos a buscar los argumentos más descabellados para justificar actos de violencia para salir de este rrrrégimen.
Un claro ejemplo de esto es cómo en las redes sociales se encuentra una gran cantidad de personas de todas las clases sociales y niveles de instrucción quienes, aunque tienen un discurso de paz, condenan las guarimbas y hablan de la necesidad del diálogo y la convivencia entre venezolanos, por otra parte, con sus acciones y opiniones apoyan e intentan justificar las acciones de violencia reproduciendo y retuiteando informaciones y contenidos que no aguantan el más mínimo análisis: diciendo que ya no son oposición sino “resistencia”; haciendo eco de campañas nacionales e internacionales de difamación contra gobierno y presentando la situación como caos generalizado con apoyo masivo del pueblo (siguen con el discurso del país dividido en dos mitades); publicando fotografías de represión a protestas en otros lugares y tiempos como si se tratara de nuestro país (¡he visto hasta fotos de protestas en China!); difundiendo noticias tendenciosas o simplemente falsas sin fuente ni formas de verificación (sobre todo en cuanto a “tortura y desaparición” de manifestantes); y repitiendo postulados falaces e ilógicos (por ejemplo confundiendo el desabastecimiento con hambre o viendo el problema de la violencia como exclusiva responsabilidad del gobierno y sus “hordas” al tiempo que se invisibiliza la violencia dentro de los sectores opositores).
Esta actitud es una extensión de las actitudes ambiguas y poco claras de la “dirigencia” de la oposición. Los pocos que han salidos a “condenar” los hechos de violencia, terminan siempre con la coletilla de que apoyan las protestas. Véanse las declaraciones de Capriles Radonski y Muchacho, por ejemplo.
Es hasta natural que este tipo de noticias y rumores sean difundidos por medios nacionales e internacionales contrarios al gobierno bolivariano (y digo natural porque esa ha sido la norma desde hace 15 años en medios como El País de España, CNN, BBC , etc.). Lo que sí me parece inaceptable es que personas racionales y pensantes sigan haciendo eco de tales estupideces en un intento de justificar un golpe de estado o una intervención extranjera, y peor aún, que sigan creyendo que los demás (opositores o chavistas) somos tan pendejos para creer que sólo se trata de un grupo de venezolanos reunidos en forma espontánea y sin dirigencia política para protestar en contra del gobierno (al mejor estilo de la infames revoluciones de colores auspiciadas directa e indirectamente por EEUU y sus aliados a través de sus ONG mamparas USAID, NED, OTPOR y sus manitos blancas, entre otros).
La oposición debería de una vez por todas asumir sus posturas con responsabilidad. Si lo que plantean y defienden es salir de Maduro y el chavismo por cualquier medio, entonces que lo digan abiertamente. Y si ya están hartos de los problemas de país y no pueden (o quieren) esperar hasta el revocatorio, entonces que se vayan por el camino del medio y asuman abiertamente la postura del golpismo y la desestabilización. Esto sería mucho más honesto (y más fácil), en lugar de seguir haciendo malabares argumentativos para defender lo indefendible y justificar lo injustificable y seguir insultando nuestra inteligencia y la propia. Eso sí, asuman las consecuencias que eso traería para todos en el país, sin distinción de ideología o clase social (es sorprendente la facilidad y la ligereza con la que en muchos opositores hablan de guerra civil e intervención extranjera sin considerar la tragedia que eso significaría para TODO nuestro pueblo. ¡¡¡Y después se arrechan cuando los llaman fascistas!!!).
Amigos opositores, por favor dejen de hacer llamados vacíos a la paz y la convivencia mientras intentan justificar la violencia desestabilizadora y el golpismo. Porque no puede haber paz con golpismo ni convivencia entre personas de ideologías contrarias sin aunque sea el más mínimo respeto por la inteligencia del otro.
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