A propósito de artículo "Guarimbas y la clase media" del camarada Mario Silva y algunos agregados conceptuales

Ya no es frecuente leer al camarada Mario Silva por eso es importante aprovechar cuando lo hace por Aporrea porque siempre tiene interesante reflexiones. Aún recordamos sus significativos aportes al proceso revolucionario desde el combativo espacio La Hojilla que se transmitía por VTV y que errada y desacertadamente fue suspendido por no se sabe quién, hecho sobre el cual nos pronunciamos públicamente de manera constructivamente crítica en su momento.

Mario hace un extenso análisis sobre la llamada Clase Media http://www.aporrea.org/actualidad/a184476.html y el fenómeno de las guarimbas, táctica empleada precisamente por la masa borrega de la clase media siguiendo los lineamientos de los grupos fascistas más radicales de Primero Justicia y Voluntad Popular, sobre todo, a partir del libreto norteamericano de las llamadas revoluciones suaves o naranjas.

Sorprende el análisis de Mario que en su largo trabajo no aborda ni la directriz estratégica de los sectores del Tea Party enquistado en el Departamento de Estado norteamericano y del Pentágono, de la gusanera fascista cubano/mayamera en el impulso del golpe de Estado,  pero tampoco analiza o aborda algo que ha quedado inequívocamente demostrado, la “oculta” e intranquilizante invasión del paramilitarismo colombiano que es, junto con mercenarios de origen chino, árabe y de otras nacionalidades, quién importó de Colombia prácticamente todas las crueles y bárbaras técnicas de lucha urbana que por años se ha utilizado en la guerra civil que vive ese país y que, por primera vez, hemos sufrido los venezolanos durante más de un mes en las guarimbas de las urbanizaciones de la clase media: uso de ballestas y flechas, chinas gigantes para lanzar peñones, bombas molotov con clorato de potasio, ácido sulfúrico y gasolina, ‘pezuñas del mal (‘miguelitos’), guayas de acero para el degollamiento de motorizados, uso de chinas para disparar metras bolondronas o morteros ‘caseros’, cohetones, fusiles para francotiradores, pistolas, explosivo C4, ametralladoras y arsenales de todo tipo.

No toca Mario Silva en su análisis las notorias ansias secesionistas de los grupos oligárquicos del Táchira, Mérida y Zulia y los intentos del paramilitarismo mercenario colombiano de lograr apoderarse de la llamada Media Luna. La inusitada violencia, agresividad y criminalidad desplegada por estos grupos en estos 3 estados pone en evidencia sus intensiones políticas y la estrategia del sector más oscuro, reaccionario y facistoide que dirige el presidente Álvaro Uribe, que tiene como objetivo el anexionismo de una porción de Venezuela como lo expresa J. J. Rendón en su revelado correo electrónico al terrorista Ricardo Koesling que denunció el camarada Diosdado Cabello.

El correcto análisis que hace Mario al caracterizar a la clase media a mi juicio está incompleto y me parece que algo incorrecto al atribuir a la programación de la televisión todas las limitaciones ideológicas y conceptuales de estos grupos sociales. Obvia, por ejemplo, que la inmensa o mayoritaria masa que conforma a lo que comúnmente llamamos clase media, son o de origen extranjero, europeo, españoles, portugueses, italianos o descendientes de éstos que llegaron al país en las década del 50, durante el gobierno tiránico de Marcos Pérez Jiménez, y que una buena porción de estos fueron copando las áreas fundamentales del sector primario de la economía, es decir, el comercio, la distribución. Sus descendientes, formados en una mentalidad absolutamente capitalista, explotadora, sin ningún sentido de patria, desarraigados, ni son europeos, españoles, portugueses, italianos o de otras nacionalidades como tampoco son venezolanos en el sentido de llevar la patria ‘hasta en las vísceras’, sino en la cuenta bancaria. Para la mayoría de ellos Venezuela no es una tierra para amarla y quererla, engrandecerla y luchar por ella sino para explotarla con su gente, para sacarle beneficio económico como es más que evidente. De allí que, comenzando con el amplio sector político que la integra, la MUD y otras expresiones del ultraderechismo, imponen una discurso y una profundamente antinacional, de evidente traición a la Patria al solicitar, por ejemplo, que nos invada un ejército extranjero, si es norteamericano, mejor. Apoyo abierto y manifiesto a todos los factores, grupos o líderes de la ultra derecha latinoamericana que atacan a Venezuela por cualquier motivo, llámese Uribe, el presidente de Panamá, el mercenario panameño Concheso o el propio presidente de los Estados Unidos o funcionarios fascistas de ese gobierno.

No señala el camarada Mario el hecho del aspecto poco dado de esa pequeña burguesía –que lamentablemente un altísimo porcentaje, pese a ser explotados e incluso oprimidos por la oligarquía, de haber sido beneficiada altamente por las políticas revolucionarias, se siente oligarca, se cree oligarca– a la lectura y a la formación política. Los profesionales de la clase media son formados para una mentalidad corporativa, a lo que agregado al simplismo de la mediática sicótica, al consignismo (‘Chávez vete ya’, ‘Maduro vete ya’, ‘régimen Castro/comunista’, etc.) del liderazgo político, y al odio libremente asumido, producto de una medianez mental.

No toca Mario, en su importante análisis, el gravísimo problema de la xenofobia, del hipócrita chovinismo dirigido contra el pueblo cubano, sus líderes, su Revolución. Por puro oportunismo y por la presencia paramilitar colombiana en Venezuela en el desarrollo del golpe que, en alianza de la oligarquía venezolana con su par oligarca Uribe, aceptó esa barbaridad anti nacional que no tiene nombre, bajó la consuetudinaria xenofobia anticolombiana que ha preconizado secularmente la oligarquía explotadora venezolana desde siempre contra ese pueblo hermano, pero subió la xenofobia anticubana, porque es una directriz no sólo de la gusanera mayamera sino de los estrategas políticos del Estado norteamericano. Porque si algo ha demostrado la Revolución Venezolana son los altísimos beneficios mutuos que ha producido la alianza cubano/venezolana. A la oligarquía venezolana le duele en el alma –si es que tienen alma– esa alianza que ha traído salud a nuestro pueblo y ha salvado miles de vidas, les ha devuelto la vista y ayudado al discapacitado. Cuando los médicos venezolanos de la clase media, de amplia y extensa mentalidad mercantilista, se negaban a atender al pueblo, lo hizo el médico y la médica cubana sin preguntar lugar ni sacrificio. Comenzó así a surgir una visión nueva, no mercantil de la medicina, con las nuevas escuelas de medicinas, solidarias y no mercantiles.

Cuando la oligarquía utilizó a la clase media médica para derrocar a Chávez, la inestimable ayuda ofrecida por el comandante Fidel Castro con su legión de médicos frenó aquel colapso en el 2004. Pero como la clase media no razona, no reflexiona sino que piensan con el hígado, con la bilis, es fácil que odien en vez de amar o sentirse felices que vienen de otros países hermanos a contribuir a salvar al pueblo venezolano.

Un ser tan poca cosa, una ameba descerebrada como la oligarca María Corina Machado es la encargada de repetir lo que le dictan sus amos del norte, ella levanta las banderas del anti cubanismo, el antifidelismo y el anticomunismo como recurso postrero para tratar de inyectar un veneno que, lamentablemente, repite el bobolonguismo de la clase media criolla, haciéndose más daño ellos que a quienes pretenden dirigir sus discursos bobos.

Finalmente creo que a Mario le faltó analizar la conducta de la clase media que osciló entre la estupidez y el auto suicidio. Las guarimbas fueron posibles porque una masa desquiciada las organizó, las protegió, las amamantó, les dio calor y recursos a los guarimberos, a los jóvenes y adolescentes que creían que estaban tomando el infierno por asalto. ¿Cuántos de esos jóvenes terroristas los ha sacado del país su familia para España o Portugal porque saben los que les viene?

Me parece que Mario hizo aportes interesantes en el análisis y el debate post guarimbas y post golpe que se abre. Como él bien dice es hora de aprender de los errores que la Revolución ha cometido. A eso yo le agregaría que Nicolás Maduro, no sólo como Presidente, sino como líder principal del proceso, debe rematar la faena, a la contrarrevolución fascista hay que aplastarla, reducirla a nada, descabezarla. Ilegalizar, por ejemplo, al grupo Voluntad Popular. Enjuiciar a María Corina Machado después de despojarla de su indigna condición de diputada. Enjuiciar realmente a Leopoldo López y no negociar su libertad. Enjuiciar por traición a la Patria al líder de la MUD.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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