En primer lugar hacernos perder la cordura, ante la exageración de su violencia y brutalidad continuada que intenta suprimir el pensamiento racional.
Trata de inmovilizar la gente y someterla a la catalepsia. Convertir al conglomerado ciudadano en cuerpos inmóviles y aterrados. Chacao es todo un ensayo de patología y crueldad sobre todo con niños y gente mayor.
Lograr una cultura que domestica por la vía del caos y la violencia diaria para generar un efecto hemipléjico.
Que se intenta con la guarimba: simple paralizar la acción. Meter miedo. Al provocar incendios. Hacer de la basura quemada un bárbaro y único oficio imposible. Vía para destruir: edificios, transportes, y todo cuanto sirva de ayuda a la vida de personas mas desprotegidas sociales. Obvio, son sus opuestos. Es medio para que la rabia y solo la furia rebase la cordura.
Busca que exista solo la intensidad destructiva que lleva al éxtasis de aquellos que por insensatos la entienden como vía política.
Imponer un pacto de silencio y de inacción: Por aquí no pasas, por allá si, te paras o te rompo el vidrio, si quieres pasar dame dos marrones, etc..
Queriendo omitir que existen y la historia de Venezuela es testigo- y registra antecedentes éticos e ideológicos que siempre presentes supieron preservar la fuerza de las luchas sociales del país.
A quienes están en la acera de enfrente esto, les impone una obligación, acudir a la política como medio para recuperar e inventa nuevas identidades de combate.
Demostrar que desde la reflexión, el estudio, surgen nuevas forma de resistencia. Y desde allí se reconoce al fenómeno político y el gesto cultural como sujeto ilimitado, amplio y utópico y real.
En síntesis que este proceder bárbaro desata pasiones. Desboca las emociones buscando que cause el mayor daño material posible y evitando que la gente reflexione y diseñe estrategias nuevas.
Debemos saber que la mejor vacuna contra el miedo que inventan, es recordar, es saber que pertenecemos a un cuerpo social cuyo fin es estrictamente el cooperativo, el solidario y este posee su propia dinámica, contrario a quienes solo tiene como meta el extremismo y la irracionalidad que se descubre en quienes abren una alcantarilla o colocan una guaya asesina.