Aquí en San Cristóbal, en una de las guarimbas más emblemáticas, celebrada por la derecha hasta con fuegos artificiales, constituida entre otras cosas por un gran conteiner que nadie se explica cómo llegó al sitio, han colocado en lo más alto, el busto de El Libertador que cuando incendiaron y destruyeron la sede de la UNEFA, se llevaron como trofeo, en un claro desafío a la legalidad y a las fuerzas del orden, pero también en un gesto de inaceptable irrespeto a todo lo que para los venezolanos, especialmente para quienes hemos decidido abrazar la causa bolivariana y revolucionaria, significa el Padre de la Patria, que jamás olvidamos el despreciable trato a que fue sometido en el 2002 cuando, en una muestra del odio del fascismo que hoy representan los guarimberos de Voluntad Popular, quisieron borrar de un plumazo todo lo que tuviera relación con la memoria del gigante de América, eliminando el nombre de Bolivariana a la Constitución y tirado en un cesto de basura el cuadro con su imagen.
Es de suponer que de esta barbaridad, han tomado nota quienes han sido encargados para investigar, los actos de terrorismo que destruyeron la sede de la universidad con mayor matricula en el Táchira y para quienes, el sólo hecho de que el busto de Bolívar aparezca ahora en una barricada, no tiene otra lectura sino la de que quienes allí están encapuchados formaron parte de los mismos que cometieron el crimen, la sola presencia de esa escultura en sus manos es más que suficiente como prueba delito, por lo que se debería, proceder más temprano que tarde a detener a los criminales que se escudan tras una capucha y poseen armas cortas y largas para cometer los delitos contra las personas y los bienes con la mayor impunidad, en una ciudad sin ley como ya se ha convertido la capital del Táchira.-
Pero además se hace imperioso que las autoridades revolucionarias políticas y gubernamentales, que no la Sociedad Bolivariana del Táchira que está en manos dinosaurios de la cuarta, hagan sentir su voz de protesta y ojala además tuvieran la iniciativa de patrocinar y encabezar un acto de desagravio para el Libertador, por la ofensa que significa el usar su figura en una acción de evidente burla e irrespeto.
