La ultraderecha, que nadie niega está frente a la conspiración, con el silencio cómplice de toda la oposición, que es responsable de todos los muertos y heridos, ecocidio, destrucción de bienes públicos y privados, sabotaje a servicios de agua y electricidad, desde el 12 de febrero, cuando toda esa locura comenzó y algunos, solamente algunos, de sus autores intelectuales y materiales están tras las rejas, es tan ilusa que pareciera abrigan la esperanza, según lo que se le oye a los abogados que han designado para defender lo indefendible, las instituciones que tienen como primera misión de velar por el cumplimiento de la Constitución y las leyes y por esa vía la democracia, van a reincidir en el error que en anteriores oportunidades, instituciones de la época cometieron para prácticamente hacer borrón y cuenta nueva, perdonar y permitirles que siguieran transitando los atajos, en su intento por tomarse el poder, ante la imposibilidad de lograrlo por las vías constitucionales, no una, ni dos, ni tres veces, sino 18 veces consecutivas.
Ahora bien con esta banda de delincuentes, cuyos actos vandálicos, para nada pueden tildarse de políticos, en un intento por desviar las acciones de la justicia, los organismos jurisdiccionales, tienen que aprovechar para, además de sentar un precedente ejemplar, enviar un mensaje a quienes aún rumian la posibilidad de dar al traste con la voluntad de la mayoría del pueblo, el cual esta vez no se quedaría de brazos cruzados, si es que por alguna razón no se hace justicia, sin miramientos de ningún tipo y sin clemencia, que por cierto es algo que esa gente no ha tenido, para de la manera más cruel, cegarle la vida a muchos venezolanos y destruir instituciones públicas, sin importarle que tengan que ver con derechos humanos fundamentales como son los centros educativos y de salud.
Por otro lado existe un pueblo que es mayoría, que ha soportado con una paciencia inexplicable todas las limitaciones y conculcación de sus derechos, que ha tenido que llorar a sus muertos, que ha aceptado disciplinadamente de sus líderes el llamado a no caer en provocaciones, y ese pueblo no va a aceptar más impunidad, de ello deben estar conscientes los organismos responsables de impartir justicia, porque de otra manera aquella cita histórica de que “Rondón no ha peleado”, se va materializar con una fuerza inusitada que nadie sería capaz de contener.
Estamos a tiempo de evitar una tragedia de dimensiones impredecibles, es muy fácil, sólo aplicando justicia, evitar la reacción de un pueblo que pudiese considerarse violado en sus derechos, por quienes están obligados a garantizarlos, ojala y se haga todo lo que haya que hacer para imponer la justicia con todo su rigor, porque de otra manera se le estaría asestando un golpe mortal a la Revolución y por ende a la democracia.