Ya van tres en Ramo Verde, hicieron hasta para vender, escribieron capítulos de destrucción y muerte que no han parado, otra todavía no, ella prepotente, que como todo oligarca, cree que el dinero vale más que las leyes, obnubilada por el padrinaje de un imperio a quien le rinde pleitesía, tanto que la subestimación a quienes considera sus enemigos le lleva a cometer errores que provocan la hilaridad a nivel de todo el orbe, es la candidata única para convertirse en reina de los tres criminales y de los que les sigan los pasos por los daños terribles causados al pueblo, a muchas de sus vidas y a su patrimonio en su afán de complacer a sus admirados amos.
Los tres primeros están donde deberían estar hace mucho tiempo, si no fuese por una tolerancia que a veces pareciera cómplice y que ha contribuido a los terribles hechos que hemos tenido que vivir muchos venezolanos.
Pero afortunadamente aquello de que “la justicia tarda pero llega” pareciera que aquí se ha empezado a cumplir, espera, eso sí la mayoría del pueblo que las decisiones del más alto tribunal de la República, en el caso de los tres alcaldes y de la Asamblea Legislativa en el caso de la ahora embajadora alterna de un país hostil al nuestro, sean decisiones apenas parciales y desde el punto de vista administrativo, pues queda pendiente ser juzgados por los delitos penales que evidentemente, incluso sin pruebas en contrario, cometieron y siguen acumulando pues quienes reciben órdenes de ellos siguen, cada día que pasa, produciendo nuevos actos de terrorismo contra las personas y los bienes de la Patria.
Esta revolución ha tenido que enfrentar terribles ataques en su corta existencia, todas las ha superado no sin tener que sufrir dolorosas experiencias en pérdida de vidas y efectos contra nuestra economía, la reincidencia de la derecha en acciones contrarrevolucionarias cada vez es más violenta y cruel y una de las razones por las que han vuelto por sus fueros, es porque en las ocasiones en que han pisoteado la constitución, han salido prácticamente ilesos,
Esta vez no pueden repetirse acciones de clemencia, ni perdón, no en balde el Libertador lo advertía con toda razón, el pueblo, en especial los deudos de la víctimas, que perdieron su vidas, los miles de estudiantes a quienes se les truncó la posibilidad de avanzar en sus estudios, incluso graduarse, porque se les impedía accesar a sus centros de estudio o porque se los incendiaron, los que amamos la flora y la fauna, los enfermos que han tenido que interrumpir sus tratamientos y la posibilidad de ir al médico, los humildes propietarios de unidades de transporte, busetas y taxis y cien etcéteras más, no le perdonarían a los órganos obligados a impartir justicia que, ni por asomo, muestren debilidad, temor o quien sabe qué otra cosa para proceder con todo rigor contra los criminales intelectuales y materiales ya identificados y los que se vayan identificando como resultado de las investigaciones que se han de estar realizando.
De las acciones de la justicia no puede ni debe escaparse nadie, ni siquiera quienes como hemos visto actúan como cómplices de los guarimberos alojándolos y protegiéndolos en sus casas y apartamentos cuando llegan las fuerzas del orden, esa gente que no sólo se presta para que se burle la ley, sino que además son encargados de proveerles la logística, son tan culpables como el que dispara a matar y debe ser juzgada.
Esta vez hay que ir con todo, sin dejar nada al azar y cubriendo en su totalidad el entramado que alrededor de cada barricada, se ha formado así como también a quienes financian a los malandros que se encargan de su cuido y de enfrentar la autoridad con piedras, bombas molotov y no pocas veces con armas de fuego.
Si ahora no se aprovecha la oportunidad para de una vez por todas acabar con esta práctica que en otros países ha dado al traste con gobiernos legítimos, preparemos para seguir en el futuro enfrentando arremetidas similares o quizá más sofisticadas. Veremos…