Hemos presenciado con horror la puesta en práctica de una estrategia de guerra urbana con el terror y el odio mezclados, con amplia participación de sectores de la clase media de las zonas residenciales ricas o clase media por ejemplo del Este de Caracas, del Este de Valencia, del Este de San Cristóbal, del Este de Mérida. Una clase media tanto la venezolana como la de origen extranjero fundamentalmente aquella de origen europeo y más precisamente los descendientes de padres provenientes de Portugal, España e Italia aun cuando la presencia de descendientes de otras nacionalidades europeas diferentes a las señaladas están presentes en las guarimbas, así vemos descendientes de alemanes, franceses, polacos, etc. aunque también los hay de origen árabe e israelí.
Eso en lo que corresponde a los habitantes propiamente dicho de esas zonas urbanizadas, una masa inculta en su mayoría, con escasos o básicos conocimientos aun cuando hay importantes núcleos de profesionales también comerciantes o empresarios; clase deshumanizada, cargada de odio, burdo instrumento de la oligarburguesía, sus líderes, sus partidos, producto fundamental del capitalismo salvaje del cual un altísimo porcentaje forman parte de él como empresarios, comerciantes que casi por tradición forman, predominantemente, la mayoría de los componentes del sector primario de la economía y son portadores de absolutamente todos los vicios y perversiones de la oligarquía y su perverso capitalismo. Para nadie es un secreto que las redes de comercios, empresas diversas en Venezuela desde hace más de 50 años están en manos de extranjeros o descendientes de éstos.
Por supuesto que al arribo de la Revolución Bolivariana al poder, esos sectores, sin mayor conciencia política y carente herramientas para el análisis objetivo de su realidad de clase, incluso de profundo desdén y desprecio hacia los muchos beneficios que el gobierno les ha producido en estos 15 años de Revolución se ha puesto mayoritariamente contra el proceso de profundos cambios sociales que se ha producido en las estructuras del país.
¿A qué se debe esa conducta?
La respuesta no es fácil pero debemos aproximar elementos para el análisis y la comprensión de la clase media “venezolana”. Es claro que es una posición de clase, no suya, sino de la burguesía que económica y políticamente la domina y la arrastra a sus designios y bárbaros objetivos. ¿Pero por qué? Porque hace suyos los intereses de la oligarquía que sí ha sido afectada por los avances revolucionarios. Por ejemplo la fascista y traidora a la Patria, María Malinche Machado “perdió” junto a su familia la empresa metalúrgica Sivensa ubicada en La Yaguara. No es que fue nacionalizada porque la nacionalización no contempla el pago de los activos a sus antiguos propietarios, sin embargo la plebeya mujer tuvo la osadía de llamar ladrón al Presidente Hugo Chávez en plena sede del parlamento y ante una rendición de cuentas del Ejecutivo a la Asamblea Nacional.
¿Son económicamente iguales los intereses de la clase media, expoliada y explotada por la burguesía, a los intereses de los oligarcas?
Evidentemente que no. Un pequeño y mediano comerciante de un centro comercial como el Sambil, es explotado y oprimido económicamente por los oligarcas dueños de aquella mole de cemento en los arrendamientos que les cobran por metro cuadrado. Tuvo el gobierno del Presidente Maduro que decretar en diciembre del 2013 un tope máximo para esos arrendamientos que eran super especulativos.
¿Sirvió de algo esa y otras muchas decisiones de la Revolución para favorecer a pequeños y medianos empresarios de la clase media?
Al parecer no, está con gríngolas que no les permite ver la realidad sino la que le pintan los medios de comunicación burguesa, nacionales e internacionales. Ese es el otro componente, la agresión mediática que deforma la realidad y la verdad ante conciencias débiles y manipulables, mentes disociadas, confundidas.
Pero hay un elemento que estimo fundamental es aquel a que esos sectores ven a Venezuela como una corporación a la cual le sacan beneficios económicos y de todo género y no como un país con una tradición de lucha antimperialista, una historia aguerrida por la libertad, el heroísmo de un pueblo que ha resistido la dominación y la explotación imperial y burguesa. Para esos sectores la dignidad, la soberanía, la independencia no tienen ningún valor porque ellos son unos desarraigados, no son europeos (italianos, portugueses, españoles…) pero tampoco venezolanos. Un mezclote ideológico, un pasticho político a los que intentan discernir y asimilar con todas los embustes, bolserías, estupideces y gaferas que les vienen de la industria pseudo cultural imperialista. Esa es una razón vital para entender la destrucción de sus hijos y de ellos mismos a los bienes del país que incluso le sirven a ellos, a la naturaleza, a la montaña Guaraira Repano, jóvenes que son arrastrados al terrorismo por grupos de mercenarios paramilitares colombianos y de otras nacionalidades que son quienes dirigen verdaderamente la guerra y a su vez son dirigidos por Álvaro Uribe que recibe órdenes de sus jefes del gobierno norteamericano.
¿Qué justifica tanta maldad y vesanía de la clase media? ¿Cómo se explica la crueldad, la perversión, los crímenes, la quema del país? ¿Cómo van a quedar esos jóvenes, alimentados por sus padres de un pensamiento y una conducta fascista e imbuidos en el terrorismo?