Afirmo eso porque los creadores del plan destinado a desestabilizar naciones y tumbar gobiernos democráticos, legítimos y populares, lo que de por sí es ilegal y violento, que se vale de cursilerías como la descrita arriba y las manitas blancas, lograron que nosotros también usemos el mismo calificativo y en caso hasta afirmamos, en Venezuela se ha puesto en marcha un golpe suave.
Si bien el Drae, al adjetivo suave, le da el significado de lento, le adiciona el de moderado. A manera de ejemplo, en nuestro caso, sería como introducir un instrumento en alguna parte del cuerpo, con sutileza para que produzca el menor malestar posible. ¿Es este el caso?
También le da el de blando, grato a los sentidos.
Desde que en Europa del Este, se comenzó a poner en práctica tal plan que llamaron primero revolución de colores, destinado a despertar el respaldo de grandes masas insatisfechas, lo que en algunos casos dio buenos resultados a sus promotores, por todos conocidos, se creyó que tenía la virtud de las varitas de las hadas madrinas.
Trasladado a Venezuela, del cual hablaremos en particular por razones de espacio, sus cultivadores, promotores y ejecutores, se encontraron que en verdad no tenía esa cualidad mágica. Se requerían unas condiciones que no se dan entre nosotros, como que el gobierno no contase con trascendente apoyo popular y el respaldo necesario del ejército regular y las milicias. Lo que no que no ha hecho posible que el pueblo se alce contra el gobierno y en favor del conocido plan, ni las fuerzas armadas se levanten en favor de un golpe militar. Menos le favorece el marco o espacio donde estamos ubicados geográficamente y la política internacional previamente diseñada y ejecutada por el compañero Hugo Chávez.
En el caso de la actriz que llora en el metro, ante un aparataje fílmico previamente instalado, es manifiesto que las personas que allí están no le prestan atención y otras no ocultan su disgusto. Por eso, al final, cuando entra en acción el consolador y guardaespaldas, la toma se cierra. Intento que no sólo constituye un acto de baja categoría actoral, sino donde sus creadores, por los fines que persiguen, someten a la joven a una humillante actuación e intento de burla al público presente en el pequeño espacio y, aquél al cual está destinado, a través de las redes sociales. Eso, bajo su aparente ternura y tristeza, es un dispositivo destinado a desatar violencia.
En Venezuela, por ahora, para no dejar espacio o cuerda a quienes dudan, al golpe suave, le ha faltado carburo.
Por eso mismo quizás, piensa uno, lo de lento pareciera serlo en exceso, pero lo de suave lo perdió desde hace mucho tiempo, si alguna vez lo fue. Quizás también, al gobierno le ha funcionado la recomendación del compañero Chávez de actuar con prudencia, lo que hace que la mecha se alargue.
¿Cómo llamar suave un plan que comete ecocidio, asesina mediante francotiradores, interrumpe el normal desenvolvimiento de la vida cotidiana, se agavilla para agredir personas, destruir la propiedad y los medios de servicios y producción?
¿Qué bondadoso o grato a los sentidos hay en acciones para quemar universidades, bibliotecas, centros de salud, animales, escuelas y guarderías, a sabiendas que dentro de ellas hay personas y sobre todo niños?
Ante tal nivel de atropello, uso de tácticas de guerra, destrucción, generación de toda clase de calamidades, intento de generar enfrentamiento entre los ciudadanos, no basta decir que nada tienen de pacíficas; tampoco debemos llamarle golpe suave, porque eso sería hacerle el juego y contribuir con la idea que se trata de un proceder pacífico y bondadoso.
Estamos ante un conjunto de acciones llenas de crueldad, donde la actuación de la joven que llora por su libertad perdida, lo es tanto como quien dispara balas, lanza bombas molotov o coloca guayas para degollar motociclistas.
Hasta ahora, desde que se inició esta etapa en acción del golpe, se ha hecho más daño, destruido propiedades, generado más pérdidas, calamidades y acabado con vidas, incluyendo de activos militares, que en cualquier golpe militar clásico dado en la historia de Venezuela.
¿De cuál golpe suave hablamos?