1) Según parece quienes fracasaron en el propósito de conducir a los venezolanos a una salida violenta, y remacharon su error con la guarimba, ahora apelan a otros recursos. En el fondo se trata de lo mismo: ejecutar el plan, coordinado con Washington, para acabar con el régimen constitucional venezolano y derrocar al presidente Maduro. Ahora recurren a otras máscaras. Plantean, por ejemplo, la transición como alternativa. O insisten, a través de los medios de comunicación, que el país está a las puertas de un estallido social de gran magnitud. Algo como un nuevo “caracazo”. Ninguno de estos planteamientos cuenta con posibilidades de éxito. Pertenecen a ese mundo de las conjeturas de sectores antidemocráticos en estado de desesperación, echadas a rodar sin fundamento. Algo muy propio de quienes viven a espaldas de la realidad y disfrutan con lucubraciones que producen éxtasis en grupos de derecha. En el refranero popular hay un dicho de grueso calibre que define, cabalmente, tales actitudes: “deseos no empreñan”.
2) ¿Por qué no está planteada una transición? Sencillo. Porque la mayoría del país no la quiere. No le ve sentido. Aquellos que la plantean responden a intereses muy particulares y a propósitos que no cuentan con asidero. Una transición no es producto del voluntarismo de unos pocos. Responde, para que se pueda dar, a un vasto sentimiento nacional. Carece, además, de asidero jurídico, aspecto que hoy cuenta mucho en los venezolanos, en los que arraigó el respeto a la Constitución. Luego, porque Maduro ha demostrado condiciones para ejercer el cargo de presidente de la República. Logró sortear con éxito este año 2014 y resolvió situaciones críticas con serenidad y firmeza. A esto se agrega el masivo apoyo de calle que tiene y la lealtad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Por tanto, no hay razón alguna para que Maduro deje de ser presidente y Venezuela dé un salto al vacío cuya consecuencia sería el caos.
3) El otro fantasma de los voceros de la derecha es el estallido social. El recordatorio del “caracazo” tiene un propósito desestabilizador. Pero lo cierto es que, pese a la crisis, no hay condiciones para una explosión de violencia popular. Ante todo porque existe una obra de la revolución que, con las fallas y errores que se le puedan imputar, priva como factor estabilizador. En el seno del pueblo no hay desesperación. Está visto que su respuesta a la crisis es democrática, por los canales institucionales, sin desbordamientos, con plena conciencia de los problemas y, al mismo tiempo, con esperanzas. Los intentos que hasta ahora hubo de forzar la barra para desencadenar un levantamiento en las calles -tipo guarimba- terminaron envueltos en el fracaso y repudiados por la colectividad.
4) Al mismo tiempo, conviene precisar lo siguiente: ¿qué hay en la acera de enfrente? ¿Hay proyecto de país, hay programa, hay liderazgo, hay cohesión de los factores que integran la oposición, hay organización? Nada de eso existe. La oposición -hoy por hoy y en un futuro previsible-, no es opción. No motiva. No genera confianza. Al contrario, es la nada. O algo peor, el caos. Imaginar por un momento que el pueblo estaría dispuesto a anotarse en una aventura sin destino, a inmolarse en nombre de algo que no ofrece futuro, es una ilusión estúpida, reveladora de la mediocridad política que impera ese sector opositor. Las máscaras de nada sirven a los fantasmas y caen con facilidad.
Laberinto
La reforma a la ley contra la corrupción confirma la voluntad de Maduro, expresada desde que asumió la presidencia, de luchar contra el flagelo. Pero ya comenzaron los cuestionamientos y la ambigüedad. Provienen de muchos que se llenan la boca exigiendo acciones implacables contra los corruptos…
Es determinante contar con instrumentos jurídicos adecuados en la ofensiva contra estos delitos, pero más importante es la voluntad que se ponga en esa tarea. O cruzada. Porque en realidad de eso es que se trata. Una cruzada nacional a fondo, implacable, sostenida, contra los que delinquen, sean funcionarios públicos o personajes del sector privado. Porque si algo demuestra la gravedad de lo que sucede en esta materia es el contubernio. Detrás de cada corrupto en la administración pública, hay un corrupto en el mundo empresarial. La retroalimentación opera con eficiencia y explica, por ejemplo, la manera como se han lucrado -y se siguen lucrando- los empresarios de maletín. Ojalá no haya atenuantes, ni componendas, ni padrinazgos, para evitar que los venezolanos sean una vez más defraudados como hasta ahora ocurre…
Lo mismo pasa en el frente policial. Hay que reorganizarlo sin contemplaciones. No se puede combatir el delito con delincuentes. Maduro designó una comisión presidencial para hacerlo. Pero como dice el refrán, la verdad del pastel es comérselo. Si no se sanean con urgencia los cuerpos policiales, la batalla está perdida. Al respecto, alguien me comentó lo que dijo un personaje ubicado en una elevada posición de gobierno: “si se retira la policía de la calle bajara el delito”. Se trata de una exageración que ignora que hay mucho agente del orden público honesto, pero en los mandos hay terribles desviaciones…
Todo depende, en la lucha contra la corrupción y contra la crisis policial, del empeño que se le imprima al propósito de lograr una limpieza indispensable y urgente. Lo confirma el trabajo que hace, actualmente, la Fiscal General Luisa Ortega. Está avanzando en muchos casos y adoptando medidas enérgicas para imponer la ley…
Indignada: María Corina Machado manifestó estar indignada porque se considere que Tibisay Lucena y Sandra Oblitas puedan seguir en el Consejo Nacional Electoral. Debería indignarse más bien por las cosas que suceden en su entorno, y no porque dos venezolanas honestas y eficientes puedan repetir, sin impedimento legal alguno, en los cargos que ejercen sirviendo a la República…
Casi a diario algún agente policial da muerte -desde luego, democráticamente- a una persona de color en los Estados Unidos. El viernes pasado las agencias de noticias registraron este hecho: “Agente inexperto mata a joven negro desarmado en un complejo público en Brooklyn”. Qué raro, siempre la víctima de la policía es un negro, nunca un blanco…
Me parece oportuno citar el texto de una caricatura del diario argentino Página 12. Un personaje le dice a otro: “Absolvimos al policía porque hallamos pruebas contundentes”, y a la pregunta de cuáles, responde: “El muerto es negro y el policía es blanco”…
La censura le está siendo aplicada al líder del partido Podemos que aparece como favorito en las encuestas que se realizan en España, Pablo Iglesias. Un Consejo que supervisa la programación de la televisión española, produjo un documento denunciando lo que sucede. Ejemplo: TVS no invita a Iglesia a ningún programa. Jamás lo entrevista. Siempre los invitados son dirigentes del derechista PP o socialdemócratas del PSOE. Así pasó aquí. El resultado del silencio impuesto fue factor importante en el desplome de la IV República y el triunfo de Chávez…
Los guarimberos están a la caza de oportunidades para reaparecer. Sin la fuerza de los primeros meses de 2014, pero con el propósito de reincidir. En La Victoria quemaron simultáneamente -días atrás- siete unidades de transporte público, y el pasado domingo 23 más de 100 encapuchados irrumpió violentamente en Plaza Altamira provocando pavor en los asistentes al Festival de Lectura que clausuraba ese día, y obligando a los libreros a retirar los estantes aceleradamente. Hay planes violentos para próximas fechas en la línea de la “salida ya”.