Maduro, se juega el pellejo y el legado

I

 

El que tiene miedo no va a la guerra

No es poca cosa lo que ha hecho Nicolás Maduro. Se la ha jugado completica. Eso incluye al legado del Comandante Supremo de la Revolución, Hugo Chávez Frías. Se necesita coraje hacer lo que ha hecho el presidente. Pero sobre todo, se necesita ser un demócrata a carta cabal. Este hombre, quien se denomina el mismo, como el hijo político de Chávez, el presidente obrero, el presidente autobusero, el presidente pueblo, entre otros, ha crecido enormemente como estadista. Nunca se amilanó ante los ataques virulentos por las redes sociales. Nunca se achiquitó ante la arremetida visceral de los lacayos. Nunca se le aguaron los ojos ante el todo amenazador imperio y sus marionetas en la OEA. Las tiene bien puestas este venezolano, que lidera el proceso que heredó del gigante Hugo Chávez. Cuando parecía que se le doblaban las piernas, de puro cansancio, tomó la pelota y se la devolvió al campo de la oposición. ¿Y ahora? Ahora, la dirigencia de la MUD está más loca que nunca. Han perdido hasta el cerebro. Está desconcertada. Habla pura incoherencia. Por lo tanto, se torna más peligrosa, a pesar de que ahora está integrada por un grupúsculo. Los locos se quedaran solos, solitos. Aislados y sin dólares para financiar la violencia. Y se les viene encima un tsunami revolucionario aplastador. Sólo aquellos que rectifiquen podrán salvarse. Pero…

II

¿Y si ganan la Asamblea Constituyente?

Toda decisión, tiene sus peros, y, por ende sus riesgos. El proceso constituyente arrojará dos resultados: uno gana y el otro pierde. O gana el chavismo. O gana la derecha. Si la victoria le corresponde a la oposición, no hay duda de que tanto el pellejo de Nicolás Maduro, como el legado de Chávez, estarán en grave peligro. En efecto, no es poca cosa la que está en juego. Sin embargo, el presidente no es loco. Ni está solo. Él se entregó al pensar hacia adentro de sí. Utilizó el silencio, como palanca para nutrir su corazón, antes de lanzar el tarrayazo. Él consultó a sus asesores. Así como a sus compañeros de ruta. Y luce seguro de la victoria final. Su voz contiene altos decibeles. Su postura física de nuestra confianza en sí mismo y en lo que está haciendo. Confía el pueblo chavista, y en ese pueblo que se ha beneficiado con las políticas de su gobierno. Confía en la conciencia y en la madurez de los venezolanos y venezolanas de avanzada. Tiene plena confianza en que el pueblo sabiamente sabrá elegir a los mejores para integrar la Asamblea Constituyente. Confía en los trabajadores, en los campesinos, en los pescadores, en la juventud, en las personas de la tercera edad, en los motorizados, en los transportistas, en los hombres y mujeres de a pie. Igualmente, cuenta con las mujeres de este país. Confía en las Comunas, los comuneros y comuneras, y, confía en la conciencia que sembró Hugo Chávez en el pueblo. Todas estas cosas, lo hacen un ganador. Un hombre que por su coraje y su valentía merece la victoria…

III

¿Por qué llora la derecha?

Elemental mi querido Watson: llora porque está frita en su propio aceite. No cuenta con pueblo. La marcha y concentración del Primero de Mayo, es elocuente. La Avenida Bolívar los perturbó. Y con razón: su gente, en su mayoría, está localizada en el Este de Caracas, y en las zonas pudientes del resto del país. Es decir, esa derecha apátrida, no cuenta con pueblo suficiente como para alzarse con la victoria en la Asamblea Constituyente Originaria, convocada por Nicolás Maduro. Esa dirigencia ha perdido la vergüenza que algún día tuvieron, y se ha arrastrado ante el imperio y sus marionetas, pidiendo a voces que les ayuden a quietarse de encima tanto a Maduro, como al chavismo, Por lo tanto nadie les cree. No tiene poder de convocatorio. La perdió por sus mentiras y por sus torpezas. Por eso lloran. Piensa, además, que el chavismo ganará, y que apuntalará a la Constitución del 99, cubriendo las fallas que se les pasó a los constituyentistas. Y eso significa el acabose para ellos. En efecto, esta gente es tan cobarde, que lanzan a unos jóvenes tarifados para que destruyan y maten a quien se les atraviese, sin importar si son mujeres, niños o recién nacidos. Pregunto: ¿Si son portadores de la verdad? ¿Si son tan guapos? Porque no se cogen un fúsil, de esos que usan sus sicarios, y se van a las montañas a combatir a las Fuerzas Armadas del régimen… Por algo Dios no le dio cacho a los burros… ¡Unidad! ¡Unidad y más unidad!



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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