Rosalito es un balcón sin barandas

“¿Se cree todavía que con la guía de Rosales la oposición puede seguir unida?”, esta pregunta la expresó la periodista oposicionista Nitu Pérez Osuna en un reciente artículo de prensa. Por su parte, Patricia Poleo -mostrando la misma preocupación- escribió que existe un amplio sector de la oposición que “no cree en Manuel Rosales como líder de los no chavistas”.

Sabido quién es y lo que resultó ser Manuel Rosales en el proceso electoral presidencial del año 2006, la interrogante de Pérez Osuna y la afirmación de Poleo resultan totalmente inútiles e innecesarias. Pues, si hay alguien improductivo, latoso y superfluo para la oposición es Rosalito.

Después que Rosalito dijera que “No hay que pedirle peras al horno”; “Margarita es una isla rodeada de agua por todas partes”; “Si me matan y me muero” y “No creo en cantos de ballenas”, es lógico preguntarse: ¿cuál es el aporte hecho por Rosalito para darle organicidad al sector opositor? Sin pecar de exagerados, consideramos que Rosalito, por el residuo verbal que dejó su precaria combustión cerebral durante la pasada campaña electoral, terminó de devaluar al ya depreciado oposicionismo que lo cobija.

Veamos en términos concretos la anterior afirmación. Rosalito salió en la pasada campaña electoral portando en su tarjeta de presentación el cargo de Gobernador del estado Zulia. Pero al regresar a tierras zulianas, además de ex candidato oposicionista derrotado, llegó acarreando el membrete, el precario título escandalosamente burlón de: “El filósofo maracucho” y “El Aristóteles del Lago de Maracaibo”. De tal modo, Rosalito se convirtió en un tipo impresentable, en un cachivache político.

En estas deplorables condiciones de liderazgo, se equivoca gravemente quien considere que Rosalito puede ser guía de algo, cuando no lo es ni de si mismo. De allí, que la pregunta de Pérez Osuna resulte un claro síntoma de la crisis y de la pandemia sin visos de solución por la que atraviesa en la actualidad el oposicionismo. Visto crudamente, la interrogante de la citada periodista pareciera dar a entender que ha llegado el momento de pactar la separación de camas entre Rosalito y el resto del oposicionismo.

Desconocemos si hay medicación para el abandono, pero hemos notado que el estado físico y psicológico de Rosalito se ha deteriorado mucho en las últimas semanas. Las expresiones de su rostro reflejan la gran desesperación y la profunda angustia de quien está cien por ciento convencido de que hablar por celular da cáncer o que tomar mucha agua engorda.

Rosalito es hoy un hombre lánguido lleno de odio y resentimiento que, exhalando azufre sulfuroso, se ha ido quedando solo, solito, solitario. Rosalito se ha vuelto un hooligans rabioso, un bravucón altisonante de baja calidad que se imagina que participa en una intifada. Se ha tornado en un buscapleitos que anda cazando peleas que las sabe perdidas de antemano, pero que las asume por pura megalomanía geográfica sin haberse convencido que cada día se le acorta de manera inexorable el poder que le da ser gobernador del Zulia.

El mejor ejemplo de ello lo encontramos en el semanario zuliano Versión Final en su edición del 17 al 23 de agosto, donde se recogen las declaraciones que en recientes actos de la gobernación del Zulia ha hecho Rosalito contra José Vicente Rangel, por señalar únicamente un caso. En tal sentido Rosalito señala: “José Vicente pretende estar bien con el gobierno y la oposición… que se quite la careta y se lance a la presidencia de una vez por todas".

En ese sentido, el ex presidente ejecutivo de Venezuela cree que Rosalito “no tiene remedio”, pues asegura que al mandatario zuliano sólo le interesa el chisme y “mentir descaradamente”.

Rangel, durante su programa José Vicente Hoy transmitido por Televen el pasado domingo 26 de agosto advirtió: “No descenderé al pantano a donde el gobernador quiere llevar la polémica para distraer así la atención de los zulianos”. Exhortó a Rosalito a asumir la responsabilidad “al menos por esta vez” de explicar “qué pasa con la inseguridad que aterra a los zulianos y qué hace para enfrentarla. La situación es grave, es lo único que le pido”.

Por lo visto, interpretamos que las interrogantes que se hace la periodista Pérez Osuna también son parte de la preocupación que ahora tiene el sector opositor. Porque el oposicionismo se convenció que con Rosalito no se puede ir más allá de la cabecera del Puente sobre el Lago de Maracaibo. Pues, reconociendo su bache intelectual, realizar una operación de marketing político en favor de Rosalito es un riesgo que en este momento nadie quiere asumir por cuenta propia, ya que en política siempre se tienen que purgar los errores.

Es asombroso, pero Rosalito no se ha percatado que su aspiración presidencial fue un balcón sin barandas inventado de prisa con defectos de forma y fondo por el que oposicionismo acabó cayendo por un barranco del que aún no ha logrado salir. Parte de ese error táctico quedó endosado a Teodoro Petkoff, quien hizo creer que Rosalito era la célula madre de la camada opositora y el viagra ideológico que levantaría por siempre a la alicaída oposición.

Por falla de origen y una disociada decisión estética, Rosalito resultó siendo el compendio del mayor disparate, el peor malabarismo político realizado por el oposicionismo en su fallido intento por derrotar a Chávez. Sin embargo, debemos resaltar que, por el mimetismo decadente de ambos, Rosalito y la oposición se complementan.

Además de todo lo anterior, cabe reconocer que Rosalito ha vivido muy por encima de sus posibilidades políticas. Lo cierto, es que ahora al gobernador zuliano le están retirando el respirador artificial que lo mantenía con vida política. No obstante, Rosalito aún no ha percibido la eutanasia que se le avecina, sino que continúa enrocado en su propia fantasía de que en las próximas elecciones presidenciales saldrá en la pole position del sector opositor. De esta falsa visión surge la “promoción de su imagen como candidato presidencial, gastando dinero y tiempo en giras por el país, en vez de atender los problemas de su estado”, denunció en su programa televisivo José Vicente Rangel.

A pesar de todo, la pregunta de Nitu Pérez Osuna y la aseveración de Patricia Poleo constituyen el RIP necrológico que el oposicionismo le guindó a Rosalito por adelantado en plena discusión de la Reforma Constitucional. Pues, el sector opositor se convenció que “no hay que pedirle peras al horno” y “mucho menos creer en cantos de ballenas”. Razón tiene José Vicente Rangel cuando dice que Rosalito “no tiene remedio”.

A lo dicho por Rangel, hay que agregarle -como lo más grave del asunto político- es que el resto de la oposición tampoco tiene remedio.


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Vidal Chávez López


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