Después de almorzar vol au vent a la reina gratinado, pavo isabu con puré de camotes con naranja, legumbres de estación, timbal de arroz, mousse de chirimoya, el prófugo oposicionista Carlos Ortega aceptó hablar con el periodista sobre el asilo político que recientemente le otorgó el gobierno del Perú.
Al concluir su exquisita faena gastronómica, el sindicalista llamó al mesonero. Pidió la cuenta y y además solicitó filetes de chicharrón de pollo con salsa del chef, mini butifarra, ceviche, pachamanca, tacu tacu con frijoles, lomo saltado y aguadito de marisco para llevar.
“Todo esto es por si acaso y para rematar la jornada, ya que antes de dormir el hambre siempre se me escapa de las manos” -dijo Ortega derrochando una sonrisa al pensar en la prolongación de la comilona nocturna que acababa de preparar. “Comencemos la entrevista” -expresó empinándose el último sorbo de un café glacé praline.
-El canciller peruano, José García Belaúnde, dijo que su gobierno le concedió refugio político "por razones humanitarias". ¿Cuáles son esos supuestos motivos piadosos que motivaron a Alan García a darle cobijo en Perú?
-Entiendo que el canciller peruano al referirse a "razones humanitarias", quiso decir que ahora puedo jugar mis partidas de bingo con la mayor tranquilidad posible. Pues, cuando jugaba me ponía nervioso, ya que temía ser detenido por la policía y, por tanto, regresado al penal militar de Ramo Verde, de donde me fugué. Estaba tan perturbado que me agarraba de las personas más próximas, al ver que se aproximaba un funcionario policial. Actualmente estoy muy contento y disfruto a plenitud el barullo de las apuestas de mis acostumbradas partidas de bingo.
-Además de jugar bingo, ¿qué otra cosa ha hecho usted durante su estadía en Perú?
-Me he dedicado a hacer turismo interno.
-En su recorrido por el país inca, ¿cómo le pareció la enigmática ciudadela de Machu Picchu, el sitio arqueológico más famoso del Perú?
-No he visitado, ni jamás daré una vuelta por Machu Picchu., porque es una ciudad perdida en el monte. En ese lugar sólo se encuentra ruinas de piedras añosas, obsoletas y periclitadas, donde no hay casinos para jugar bingo.
-De los sitios que ha conocido del Perú, ¿cuál le ha gustado más?
-Me han agradado demasiado las elegantes salas de juego de La Hacienda Best Western, que está considerado como el casino más amplio y prestigioso de Lima. Durante mi estancia en Lima también he jugado en los casinos Majestic, Atlantic City, Golden Palace, Alambra, La Boheme, Benavides, Bellagio, Fortuna, MardiGras, entre otros. Además de jugar bingo, en todos ellos he apostado en atractivos juegos como black jack, ruleta americana, bacará, pai gow poker, caribbean stud poker y en máquinas tragamonedas. Sólo me ha faltado jugar carga la burra, metra y trompo.
-Por lo que ha dicho, ¿podemos interpretar que durante su permanencia en Perú sólo se ha dedicado a jugar en los casinos?
-¡Por favor, no sea exagerado! Cuando no visito los casinos, me gusta navegar en la Internet y me pongo a jugar La Tinka, que es la primera lotería electrónica que ofrece los premios más grandes de la historia del envite y el azar del Perú.
-¿Cómo financia las partidas de bingo que realiza en el Perú?
-Yo vivo modestamente con el sueldo que cobro como coordinador de tres redes populares del partido Un Nuevo Tiempo que operan en el este de Caracas con el financiamiento de la alcaldía de Chacao.
-Pasemos a hablar del juego político. De todas las críticas que el oposicionismo le ha hecho al proyecto de Reforma Constitucional presentada por el presidente Hugo Chávez?, ¿cuál considera que ha sido la más acertada y profunda?
-La que hizo Manuel Rosales y que fue publicada por el diario venezolano El Universal en su edición del jueves 16 de agosto de 2007. En esa declaración Rosales expresó: “El Presidente Chávez va a echarse un discurso en la Asamblea Nacional y seguro va a nombrar al pueblo. Lo que va a presentar el Presidente tendrá dibujos o caricaturas”. Cabeza ‘e Motor y Ledezma juntos todavía no han podido hacer un cuestionamiento de tanto contenido constitucionalista y político como el que hizo el filósofo del Lago de Maracaibo.
-¿Qué hará en las próximas horas?
-He decidido ir urgentemente a Miraflores.
-No me diga que resolvió regresar a Venezuela para marchar hacia el Palacio de Miraflores, como lo hizo durante el Golpe de Estado del 11 de abril de 2002.
-¡Yo no estoy loco! Me refiero a Miraflores, el condado limeño donde está ubicada la sala de juego La Hacienda, el casino de mayor prestigio de la capital peruana.
Al dar por consumada la entrevista, Carlos Ortega, quien está rollizo y redondito como una bola de bingo, retiró el servicio de filetes de chicharrón de pollo, la mini butifarra, el ceviche, la pachamanca, el tacu tacu con frijoles, el lomo saltado y el aguadito de marisco que había solicitado para llevar.
-El gran sacrificio que hago por Venezuela desde el Perú no tiene precio. Para mí, la patria es una partida de bingo en la que a diario me juego la vida -dijo el sindicalista prófugo al abandonar con tres bolsas de comida el salón Los Libertadores del hotel y casino Sheraton Lima.
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