Uno muchas veces cree haberlo visto todo, ¡que va!, el cinismo, la hipocresía y la capacidad de mentir que tiene esta enloquecida oposición siempre tiene una sorpresa para abismarlo a uno. En la tarde de este viernes 12 de octubre, la Comisión Mixta de la Asamblea Nacional propuso reformar el artículo 337 de la Constitución Bolivariana de 1999, de modo que este artículo que contempla el decreto del Estado de Excepción prevea que al ser decretado queden suspendidos derechos como el debido proceso o la libertad de expresión.
No soy abogado sino historiador de modo que es desde esta condición que opinaré. Entiendo que el diputado Carlos Escarrá salvó su voto en la comisión y que su argumento es que, en lo tocante a los derechos humanos ninguna reforma puede ser regresiva sino progresiva. Conociendo la condición de Constitucionalista de Carlos así como su inalterable solidaridad con este proceso revolucionario, su argumento me puso a reflexionar.
En lo muy íntimo yo nunca me expliqué cómo en aquellos días terribles del sabotaje petrolero no se decretó el Estado de Excepción. Lo interpreté como un acto inútil dada la redacción del artículo de marras en la Constitución Bolivariana. Siempre me ha parecido que eso es atar las manos a un combatiente al que lo están agrediendo sin reglas ni moral, pero pase, todo sea por ampliar unos derechos humanos que quienes atacan la Revolución nunca han respetado ni reconocen.
Por cultura y conciencia tiendo a prodigar máximo respeto al adversario, sin embargo hay algo que no soporto, que me saca de mis casillas, me refiero al cinismo, y no a cualquier cinismo sino a aquel en el cual tu sientes que te están viendo la cara de idiota. Esa clase de cinismo, impudor, mentira, inmoralidad e indecencia es la que me tocó vivir esta tarde. Leopoldo Castillo, conductor de ese instrumento de terror llamado “Aló Ciudadano”, con la conocida música terrorífica de “tiburón” como fondo, proclamaba el fin de todo, el Apocalipsis pues, porque “ahora, decretan el Estado de Excepción y en 24 horas, matan y desaparecen a cualquiera”, dictadura tipo cono sur, totalitarismo nazi…
Si esto lo estuviera diciendo, por ejemplo, un muchacho “manitas blancas”, de esos sin memoria, lo habría soportado, pero… eso dicho por este personaje con responsabilidades durante los gobiernos adeco-copeyanos; esto dicho por quien sabe muy bien –porque fue funcionario diplomático de cierto rango- que Rómulo Betancourt, el “padre de la democracia” gobernó sin garantías constitucionales todos sus cinco años de gobierno; que en ese tiempo desapareció, asesinó, persiguió, encarceló a dirigentes, muchachos, diputados, senadores; hizo juicios militares colectivos y pare usted de contar. Eso dicho por quien sabe bien –porque fue protagonista- que durante los gobiernos de Raul Leoní, Caldera, Carlos Andrés Pérez, se suspendieron las garantías constitucionales cada vez que les vino en gana, que allanaron universidades, que le metieron el ejército a urbanizaciones como el 23 de enero, que dispararon contra los bloques habitados por civiles con ametralladoras .30; eso dicho por este criminal que no en vano es conocido como el “Matacuras” por sus andanzas en El Salvador y sus relaciones con el Partido Arena –el mismo que está implicado en el asesinato de Monseñor Romero, los 6 jesuitas, las monjitas Mariknol, etc., eso…eso…colma toda medida de paciencia.
Imagino que en lo que resta de noche, mañana y los siguientes días por venir otros colmarán toda mi capacidad de asombro. Es definitivo, compatriotas, estos inmorales no pueden volver; no podemos permitir que vuelvan porque jamás llegaremos a conocer su verdadera capacidad para el crimen. Hay que detenerlos y decir como Ribas: “no podemos optar entre vencer o morir, ¡necesario es vencer! El Sí de diciembre tiene que ser de contundencia aplastante, no hay otra alternativa.
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