La única manera de lograr la unidad en el redil opositor es con las secreciones salivales de este psitácido. Todos se agarran con fuerza de sus propias estacas y no dan ni un paso atrás. “Estos lechuguinos” como dijo uno de sus filósofos más furibundos, no soportan que les digan que no en sus propias cofradías a pesar de que son eximios ejemplares de la “sociedad civil” y que siempre han demostrado su “talante democrático”. Ahora se tienen arrechera y se mientan de la abuela pa´ bajo en cuanto zafarrancho político se consiguen.
Apelan a las encuestas para definir quien goza de la “voluntad popular” que no hallan en sus apuraditas caminatas de pocas cuadras en las cuales se sacan “la foto” con los mismos acólitos de siempre amontonados unos sobre otros como en un cumpleaños.
Ahora no hay “Polo Democrático”, no hay declaración conjunta para despotricar del régimen. En estos momentos hay que pelear como gata boca abajo para lograr la parcela de poder. Si hay que bajar de categoría para garantizar un cupo, no importa, la vaina es agarrar aunque sea fallo. De ser necesario, me rompo un bolsillo, digo que me quieren “matar disimulado” o tranco una calle para protestar contra el aumento del alpiste para despercudirme con jabón “pueblo mediático”.
¿Recuerdan que una vez les dije que la oposición tiene castas? Bueno la prensa oligárquica y Cloacavisión se han encargado de clasificarlos según el colorcito, léxico y vestimenta. En las pantallas aparecen los “aristocráticos” por un lado y los “populosos” por otro. Las locaciones para declarar a los medios son distintas, no se mezclan entre sí ni por casualidad. “Okay panita, cuando pase la fiebre de las elecciones volvemos contra Chávez pero ahora nada que ver, no vengas por mi urbanización, o sea”. “Nada que ver, mi amor, yo estaré en contra del tirano pero por eso no voy a votar por un mono arribista”. Esa es la verdadera razón de las “declinaciones a favor de la unidad”. Esos “declinantes” son los ninguneados por las castas más prominentes.
Si nos vamos al interior, la cosa es así: Usted se compra todos los periódicos regionales y en cada uno sale un “líder de la oposición” diciendo que él representa la “opción de triunfo” que él aboga por la unidad, que él es el consentido de las encuestas. Todos declaran desde un café o panadería distintos y al final hacen votos porque los demás entiendan que él es el candidato de las mayorías. Ni ponen ni dejan la culequera.
A cuatro meses de las elecciones ya resultan un fracaso las cirugías plásticas democráticas que se hicieron para aparecer como lozanos adalides de las libertades. Estos Dorian Grey de la politiquería criolla se dan entre ellos mismos las puñaladas que les consumen la carne y el alma.
Y pensar que todavía hay quien cree que esta pila de atormentados pueden representar una opción legítima de cambios.
¡Saliva de loro…no hay!