Nació un nuevo filósofo en el Zulia

La premisa filosófica kantiana de la sucesión fenoménica se cumplió: El Filósofo del Zulia encontró en su pupilo Pablo Pérez, actual secretario de Gobierno y candidato de UNT a la Gobernación zuliana, a su auténtico clon en cuanto a blandir el sujeto, el verbo y el predicado como burusa política.

Sabido es, como sostiene un viejo dicho de la filosofía popular, que “quien anda con cojos, cojea”. Así que nadie puede esperar otra cosa que el errático decir del que ha hecho gala Perecito, quien fue fecundado de la célula madre del discernimiento incoherente del Filósofo del Zulia.

Recientemente, durante el inicio de la construcción de la Escuela Básica Bella Orquídea, ubicada en el sector del mismo nombre de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante, del municipio Maracaibo, Perecito –siguiendo las erudiciones de su mentor político- tuvo la ocurrencia de decir que su campaña como candidato continúa “con el respaldo de todos los partidos políticos que nos están apoyando” (Panorama, 26 de julio de 2008, Cuerpo Política, página 6).

De acuerdo a lo expresado por Perecito, conocido por los zulianos como el descompuesto Filósofo de La Cañada Morillo, pareciera que picotea el idioma como las gallinas que se embuchan con lo que le echan. Pues, desconoce que -según el diccionario de la Lengua Española- respaldar es “proteger, amparar, apoyar, garantizar”. Es decir, respaldar y apoyar son sinónimos, tienen la misma o parecida significación. Sin embargo, en su misterioso pleonasmo, Perecito espera que lo respalden, sin que lo respalden o apoyen. “¡Misterios de la ciencia!”, diría el profesor Lupa de VTV.

En su galleta mental, al novel Filósofo de La Cañada Morillo se le quemó la sopa de letras porque le tiritan las carnes ante la aprensión de que los oposicionistas que lo apoyan no lo respalden. Todo esto porque su maestro de Filosofía convirtió a la Gobernación zuliana y a la Alcaldía marabina en un trono hereditario.

De continuar expresando torpezas, sin que le tiemble la lengua e influenciado por los malabarismos gramaticales de su tutor político, el inexperto Filósofo de La Cañada Morillo podría sorprendernos un día de estos con frases hilarantes de su acervo y peculio filosófico, como por ejemplo: “Es más cómodo triunfar con el éxito que con el fracaso” o “Si pierdo y no gano”.

Esto último denlo como un hecho cumplido, porque el Filósofo de La Cañada Morillo viene de ser derrotado hace cuatro años por Gian Carlo Di Martino, quien le ganó la Alcaldía de Maracaibo.

Sin dudas, el Filósofo de La Cañada Morillo heredó la falla de origen de la célula madre de su consejero: Es desacertado en lo que calla, erróneo en lo que dice e insensato cuando piensa. Ante esta sombría realidad, como afirma su maestro, “no hay que pedirle peras al horno”. Hablando como el Filósofo del Zulia, diremos que Perecito nació muerto y sin vida.


(*)Periodista

vchavezlopez@hotmail.com







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Vidal Chávez López


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