Si hay una característica clara para definir el significado de líder esa se aleja de lo que significa ser una marioneta. Los auténticos líderes no se caracterizan precisamente por moverse de acuerdo a la inclinación de los hilos que alguien les haya atado y mucho menos por expresar las palabras que manipuladores que actúan como titiriteros ponen en sus bocas. O para decirlo de otra manera, una marioneta está muy lejos de representar lo que debe ser un líder.
En la actualidad han aparecido en la escena política venezolana unos seudo dirigentes estudiantiles de la oposición cuyo papel no ha sido otro que el de servir de marionetas de astutos políticos de vieja data que ocultando, o tratando de ocultar su identidad, manejan a su antojo a quienes queriendo jugar a ser líderes tratan de martirizarse frente a los medios como luchadores que lo arriesgan todo por el país. Tales personajes son simples marionetas de un tinglado en el que se tejen las más absurdas estrategias para desprestigiar el gobierno revolucionario y en el que los políticos fracasados de la llamada “cuarta república” giran instrucciones para que se apliquen sus recetas a diestra y siniestra.
Por otra parte, es una maravilla poder contar con dinero prestado para jugar a la ruleta. Cuando se gana se le devuelve al acreedor el préstamo quizás con algún porcentaje de interés y se comienza a pregonar en público lo afortunados que hemos sido por ganar en la ruleta. Cuando se pierde no se devuelve nada al acreedor, se le recuerda que existía el riesgo de que eso sucediera, que además esa persona aceptó arriesgarse y, como no podemos jactarnos de lo afortunados que hemos sido en la ruleta, simplemente expresamos nuestra compasión por la persona que se atrevió a arriesgar su dinero en semejante apuesta y lo perdió, siempre sin expresar directamente que fuimos nosotros los responsables de tal pérdida.
Exactamente eso es lo que les sucede a los jóvenes de la oposición: actúan como prestamistas de la vieja clase dirigente política fracasada. Cuando estos se ven favorecidos de alguna manera, por muy mínima que sea, salen pregonando a toda voz lo afortunados e inteligentes que son y devuelven a sus acreedores el préstamo con un mínimo interés de ganancia (por ejemplo: les permiten cierta participación en los medios y algunas veces algún cargo político de poca monta en alguna dependencia). Por el contrario, cuando no obtienen ningún triunfo pregonan la mala suerte que tuvieron los jóvenes y nunca asumen la responsabilidad de que ellos están detrás de tal fracaso.
Es así como estos estudiantes opositores actúan como marionetas para decir y hacer lo que quieren que digan y hagan quienes los manejan. De igual modo, emplean mucho de su tiempo en arriesgarse en conseguir un triunfo para sus mentores políticos, actuando como prestamistas a deudores sin ninguna solvencia. En otras palabras, son prestamistas marionetas que de seguir actuando de esta manera envejecerán, como sus mentores, en las sombras del anonimato y en el más completo fracaso político.