Ledezma al son de Rosales

El alcalde metropolitano sabe que es harto constitucional la recién aprobada Ley del Municipio Capital. Y sabe que es además justa. Porque no se pueden meter en el mismo saco, 22 parroquias caraqueñas atiborradas de gente necesitada de servicios y por años excluidas de las mejores asistencias para favorecer a quienes en las zonas del este caraqueño lo tienen en su mayoría casi todo. Si se permite expresar en números esta discordancia socio económica la proporción debe ser 4 a 1. Eso lo sabrían decir en otras épocas, prominentes líderes adecos. No es justo entonces, por más que Ledezma se desgañite queriendo convencer lo inconvencible, que el grueso del situado caraqueño se vaya a un área que aunque es más extensa, es de mucha más baja densidad poblacional. Pero Ledesma sabe eso y no lo reconoce. El está en otra onda. Vio desde hace rato, el zamarro guariqueño, otrora gobernador a dedo de Caracas, que la cana de Rosales estaba cerca. Ambos, Rosales y Ledezma provienen de la misma mata adeca. Ambos Ledezma y Rosales, abandonaron, cual hojarasca en primavera la mata que les hizo reverdecer en los tiempos de la cuarta el uno y el otro, y hasta en las debilidades de la quinta el mismo otro. El uno y el otro son acuciosos en el trajinar de la vieja política. Pero no contaba Rosales, con que le iban a contar sus haciendas, quintas y reales. Un altísimo capital improbable de justificar ante cualquier tribunal del universo se ha volcado en su contra de tal forma que el frio hierro de un ventanal carcelero empieza a incomodar su rostro. Su entierro político era notado por Ledezma. Una sepultura de billetes de tal magnitud no se podría ocultar, diría Ledezma con sorna. Por eso se ha ocupado poco del tema. Ledezma empieza a ver con simpatía y agrado todo lo que le va ocurriendo al maracucho. Le va de rechupete en sus aspiraciones del 2013. Son las ocurrencias de la política, cuando se practica con truculencia dejando de ser política. Por ello lo que empezó en un viejo partido, cuando aún este nadaba sobre el encrespado oleaje de la redención popular se va convirtiendo en un drama bien escenificado por este par de personajes, en donde el guion principal es un protuberante cinismo hoyado por hediondas traiciones y por la ambición desmedida de no muy pocos liderzuelos adecos.


(*)Ing. geólogo

n_lacruz@yahoo.com



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Neri la Cruz (*)


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