Entre el ojo y el rabo pelao

Cuando el Líder Comandante nos advierte: ¡Ojo pelao! Hay toda una connotación de conciencia revolucionaria que señala una directriz precisa. Estén pendientes de tal y tal cosa compatriotas, cuidado con “x” acontecimiento, les aviso que viene guerra, soldados. De inmediato se activa la militancia para divulgar, discutir y avanzar sobre esa advertencia.

Desconozco que algún mesiánico cabecilla de la oposición haya lanzado el grito de: ¡Pelen ese culo! Que solo puede significar eso, además del grado de inconciencia de quien practica este subi baja de ropa interior en posición supina. Deseable, ya que se dicen estudiantes, es que aprendan por lo menos a hablar bien por esa boquita para exponer sin tartamudeos, cacofonías o monosílabos su proyecto de país, porque nada hacen mostrándole a uno el mismo rostro de siempre. Si es mucho pedir, al menos tenemos el derecho a saber qué pitos tocan.

La realidad supera a la ficción, dicen. Escribí hace un tiempo un artículo donde imaginaba que los escuálidos caminaban de manos siendo que todo lo ven a revés, agregando hace apenas unos días que casi es verdad que tienen el que te conté hacia arriba porque sus expresiones y discursos son escatológicos ¡Coño, compa! Con estos rabipelados en cuatro, solo falta un empujoncito para que de manitos blancas, aprendan a dar pininos con la frente en alto.

Y digo yo ¿No es acaso un excelso caso de libertad suprema exponer tu verdadero yo a los cuatro vientos ante periodistas y camarógrafos de la prensa nacional e internacional? A menos, claro, que siendo CNN y Cloacavisión tan pudorosos y recatados, no lo difundan por aquello de respeto a la moral, las buenas costumbres o el código de ética periodística.

Confieso que me confundí. Creí ver a Roland, pero era un gordito de voluminosas nalgas albinas con un moñito en la zona sacro coccígea. Creí ver a Carla, pero era un ocioso que se maquilló y se puso lentes. Creí ver a Kiko, pero era un desaliñado de trasero chiquito. Creí ver al Matacuras y a Alberto Federico y esta vez si eran ellos que caminaban correctamente con su cara de culo igualita a la otra, como las culebras morronas.

“A mover el culo” dice una canción de Ilia Kuriaki and The Valderramas. Se las recomiendo como himno glorioso de sus marchas. Así mismo les dejo lemas que pudieran refrescar su imagen. No repitan, entre otras cosas por pavoso, aquello de “ni un paso atrás”; digan en vez “ni un glúteo menos”.

Y por favor, ni se les ocurra declarar que en este país hay que lavarle el rostro a la libertad de expresión, porque de acuerdo a como ustedes opinan, habría que mandarlos a lavarse ese culo.


pladel@cantv.net



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Plácido R. Delgado


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