Ante la situación de crisis y acoso económico que vive Venezuela, la comuna se erige como la alternativa territorial de organización popular.
La comuna aparece hoy en día como la alternativa estratégica de construcción socialista en Venezuela. Pero no es algo nuevo, sino que es el resultado de un proceso de ensayo de diferentes formas de participación directa que se venían practicando desde los inicios de la Revolución Bolivariana. En El libro azul, que fue la base ideológica del movimiento bolivariano en los 90 y sobre el que se construyó el programa político con el que Chávez ganó las elecciones en 1998, ya se proponía que "las comunidades, barrios, pueblos y ciudades deben contar con los mecanismos y el poder para regirse por un sistema de autogobierno que les permita decidir acerca de sus asuntos internos por sí mismos, a través de procesos y estructuras generadas en su propio seno"
La propuesta de la comuna recoge no sólo todas las experiencias de participación que se ensayaron desde el 98 –que va desde los círculos bolivarianos, los comités de tierra urbana, las mesas técnicas de agua, los NUDE, las cooperativas, los consejos comunales, etc.– sino también todas las experiencias de organización popular territorial como las asambleas de barrio, los cineclubs del cerro o las asociaciones campesinas que emergieron en los años 80 y 90, e incluso las raíces comunitarias de las comunas indígenas o las cumbes de esclavos auto emancipados de los siglos XVIII y XIX.
La comuna, según la ley, es un espacio de participación directa donde varios consejos comunales se integran y conforman un autogobierno político y económico sobre un territorio determinado, para dar solución a las necesidades que tiene la comunidad mediante procesos de auto organización, participación directa y autogestión. Se crea en ese proceso una asamblea de ciudadanas (que es la instancia superior de toma de decisión), el parlamento comunal, el banco comunal, y comisiones ejecutivas, de planificación comunal, de contraloría social y demás espacios de participación directa para ejercer el autogobierno político. De la misma manera, para la autogestión económica, se impulsan procesos de organización de unidades productivas bajo la forma de propiedad social y comunal, donde se articula el trabajo conjunto de productores comunales y productores asociados para la producción comunal.
Pero la comuna no es un simplemente un proyecto a nivel local, sino que se entiende como la base de un proyecto nacional de país que aspira a la transformación de toda la sociedad venezolana. Desde 2009, cuando Chávez plantea de manera estratégica la idea de la comuna, la propuesta plantea que ésta sea "la célula" para la construcción del "estado comunal", "y las células tienen que irse ramificando, enlazando, tienen que ir formando un sistema, articulándose, para darle forma a un cuerpo. Es el nuevo cuerpo de la nación, desde abajo". Con la idea de la conformación de "un sistema nacional integrado" de comunas, hacia la creación de un "sistema unificado nacional". En el paquete de leyes orgánicas del Poder Popular del 2010 se plantea la posibilidad de diversas agregaciones comunales para ir entrelazando comunas entre sí. Pasando desde los consejos comunales a la comuna, a la ciudad comunal y a la federación comunal hasta llegar a la confederación comunal como agregación de federaciones comunales. De esta manera, se une lo local con lo nacional, en las diferentes escalas territoriales para ir construyendo una nueva "geometría del poder" en la nueva arquitectura del Estado comunal.
En Venezuela se ensaya así una nueva propuesta de transformación impulsada desde dentro del estado constituido y viejo, para la creación del nuevo estado popular. El germen del estado comunal que va naciendo en los territorios está llamado a destruir el viejo estado. Por ello es inevitable que lo nuevo que está naciendo entre en contradicción y en conflicto con lo viejo que se resiste a ser desplazado y a morir. Es desde ahí desde donde se pueden entender algunas de las contradicciones que se viven hoy a lo interno del proceso revolucionario en Venezuela.
¿Dónde se encuentra la construcción del estado comunal en medio de esta crisis y cerco económico que se está viviendo en Venezuela? Para responder esa pregunta hay que mirar los vectores esenciales de la influencia externa e interna, que se entrelazan entre sí. En lo externo, Venezuela está atravesada por un cerco económico y político que se hace más visible desde el decreto de Obama de marzo de 2015, con consecuencias catastróficas para la población tanto en lo económico como en lo social, pero también para el proyecto de país y su influencia en la región. Esta situación de acoso afecta también a los espacios de organización popular, ya que cuando la gente enfrenta situaciones materiales críticas, el tiempo para la organización política se tiende a reducir.
A lo interno, las principales contradicciones ya no son tanto con la vieja derecha, sino a lo interno del proceso. En esta época de crisis, se viven diferentes conflictos entre la posición que demanda una profundización del estado comunal, y las resistencias desde dentro de las instituciones existentes. La devolución actual de tierras que expropió Chávez a terratenientes, frente a las y los comuneros que reclaman expropiar más tierras es uno de los ejemplos de estas contradicciones, aunque no el único.
Pero la construcción del estado comunal no proviene de las instituciones, lo construye la gente; la comuna es "del pueblo, de las masas populares. No es de Chávez ni es decretado por el Gobierno, ni por la ministra (...), ni por el alcalde, ni por el gobernador, ni por el partido; es por las masas, es creación de las masas".
Los sectores populares y comunales, principales protagonistas de la construcción del estado comunal, están ensayando, con la comuna, la conjugación de lo estratégico con lo táctico, lo importante con lo urgente, las necesidades a largo plazo con las necesidades a corto plazo. Desde esta perspectiva, queremos subrayar dos elementos importantes.
La organización y articulación del movimiento comunal nacional
Las comunas tienen relación entre ellas desde sus inicios, pero en los últimos años se viene dando un proceso de articulación muy interesante. La situación de crisis económica ha resaltado la necesidad de estrechar lazos. En agosto del 2018 más de 70 comunas de todo el país acompañadas de varios movimientos firmaban la Declaración de El Maizal para "profundizar este camino de articulación, unidad, construcción de una alianza comunera que incorpore a otros actores" y a hacer esfuerzos por una agenda común ya que "existe una agenda de lucha dispersa, debemos unirla, planificar victorias, avances en este contexto de dificultades, amenazas, a la vez que oportunidades que nacen de este pueblo que libra una inmensa batalla contra la guerra y contra quienes buscan terminar con el proceso revolucionario desde dentro. Con la certeza de Chávez: comuna o nada".
Este trabajo ha continuado y se ha profundizado en 2019, en un nuevo encuentro en julio, apuntando que su deber es "crecer como un movimiento de movimientos que asuma críticamente sus esfuerzos para convertirse en una referencia de autonomía popular". Es por ello que las comunas articuladas asumen que "es el momento de la unidad, de la conformación de un gran movimiento comunal nacional y por ello asumimos el impulso de esa tarea ineludible".
Ante la crisis, las comunas dan un paso adelante en su visión estratégica y comienzan a construir un movimiento comunero nacional.
El objetivo es crear un agente con capacidad política acondicionadora y articuladora, y desplegar las potencialidades productivas para la generación de un nuevo modelo económico. En esta línea ya se están planificando procesos tanto de organización y formación, como la puesta en marcha de redes de producción y distribución entre diferentes comunas a lo largo del país. Ante la crisis, las comunas dan un paso adelante en su visión estratégica y comienzan a construir un movimiento comunero nacional.
La capacidad de la comuna de responder al día a día
Las comunas existentes se está convirtiendo en este contexto de crisis económica en los espacios más cercanos donde las personas pueden buscar soluciones colectivas a sus necesidades más concretas. Muchas comunas se convierten en espacios para la acción colectiva en la solución de problemas y urgencias. Desde comida, agua, medicamentos, hasta movilidad, ropa, estudios o salud. La Comuna de Altos de Lídice creada en 2018 en medio de la crisis, es uno de tantos ejemplos. En esta comuna caraqueña, un sistema de salud comunal está dando respuesta a las necesidades concretas de la comunidad. Otras comunas ofrecen soluciones creativas a problemas de alimentación, educación, etc.
Así la conjunción de la visión estratégica con la solución a necesidades diarias puede ser la clave para avanzar en la construcción del estado comunal en este momento de crisis socio-económica. Por el camino, las comunas van convirtiendo la crisis en oportunidad y potencia política para dar saltos adelante en el proceso de construcción de alternativas emancipadoras.
...Y en contra del bloqueo del gobierno nacional sobre aporrea.
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