Juan Matraqueao es un obrero con más de 20 años trabajando duro para obtener sus bienes privados, entre otros, posee un viejo carro Renault 12, del año 1975, que con este vehículo va y viene del trabajo, y los fines de semana, se va con su mujer y sus tres muchachos al rio o a la playa. Pero esta pasada quincena reciente, tuvo un percance, se quedó sin plata, ni siquiera para cubrir la manutención de su hogar, porque cuando se dispuso abandonar la fábrica donde trabaja, con su platica en su bolsillo, en la esquina lo estaba esperando una alcabala móvil de tránsito terrestre, y un fiscal enano y barrigón, apenas lo vio le dijo: ¡Pajarito párate a la derecha, que ya de entrada se te pegaron 650 por el pecho, por llevar el parabrisas roto!
Luego después de examinar el carrito, le dijo: ¡No vale, tú definitivamente quieres entregarme toda tu quincena, porque tienes un stop roto, no te funcionan las luces de cruces, tampoco el limpia parabrisas, tienes los cauchos lisos, total si te remolco el carro, vas a perder hasta el modo de hacer pp agachaos! Tienes mil razones para que te deje libre, porque si te acumulo todas las multas que te salen, pasan de dos mil bolívares, así que tú decides. Y Juan Matraqueao no le quedó otra que bajarse de la mula con los 1000 bolívares que el fiscal le pidió con elegancia y disimulo para que no parezca extorsión. Resulta que todos somos Juan Matraqueao, ese fiscal en cada alcabala que montan, él solito se mete más de 5000 bolívares, los fiscales de transito y algunos policías, hacen sus agostos cada vez que montan sus alcabalitas móviles, tanto que en el argot populacho se ha oído el comentario a manera de chistes, que ya son secuestrables.
Asumo mi responsabilidad como articulista revolucionario, el poder popular debe tomar las riendas mediante el ejercicio de la contraloría social, ya basta camaradas y compatriotas, la corrupción se da cuando el afectado acepta el soborno.
Miren el año pasado, un fiscalito de transito, me clavó un multa en plena Av. Bolívar, por quedarme atravesado en la esquina del boulevard Pérez Almarza, con la luz verde a mi favor, no pude continuar la marcha, porque los autobuseros cargan y descargan pasajeros en pleno canal izquierdo, aunándole la cola descomunal que había, pero claro andaba en un aveo nuevo, y los transportistas lo iban a mandar a freír mono, yo en cambio no, y por más argumentos que cualquiera esgrime, el resultado es simple: “estás multado”, y cuando me insinuó que le diera 300 bolívares, le dije, pégame la multa, que algún día el pueblo unido hará justicia socialista. Y el fiscalito se cagó de la risa en mi cara, diciéndome ¿Qué? ¡Me vas expulsar del cuerpo, con tu Presidente Chávez! Saben algo, en Aragua, más de 3 mil conductores, son matraqueados cada quincena, sólo multan a los que se “rebotan” como ellos los llaman.
El Gobierno Nacional, a través del Ministerio del Poder Popular para el transporte y comunicaciones, debe desplegar una recia campaña publicitaria de educación vial. A mi encanta leer mucho, y he leído más de tres veces la Ley de Tránsito Terrestre y en ningún artículo se sanciona con multa a los conductores que manejen vehículos con “parabrisas rotos”. Creo que así como existe el Departamento de Asuntos Internos en los Cuerpos Policiales, del mismo modo, en esa Institución de Tránsito también debería existir. Miren un oficial subalterno de la FANB, le cuesta mucho comprarse un celular Black Berry y la gran mayoría de los Fiscales de Transito, portan esos celulares de la última generación, relojes carísimos hasta con guayas de oro, demuestran inescrupulosamente esos indicios de signos exteriores de riquezas.
Con razón en los barrios, la gente chisteando dice que son secuestrables. Lo más seguro, que con este artículo me abran un juicio penal o en el menor de los casos, como saben que tengo la razón, me eliminan de un plumazo mi licencia de conducir. Bueno eso son los riesgos que cada revolucionario debe correr.
Imagínense, si secuestraron al Presidente Chávez, la misma quinta columna. Que se puede esperar, de un chavista pata en el suelo, como este humilde servidor. De por sí, la vida desde la cuarta república no vale nada. Somos nosotros los pesuvistas, que con amor revolucionario, luchamos para valorar la vida en colectivo, el socialismo es vida. De ahí nuestro eslogan: “Patria Socialista o Muerte”.
Vamos camaradas, a la lucha organizada. Asumamos nuestro rol revolucionario, hagamos honor a nuestro poder popular, impulsando el socialismo del autogobierno democrático. Las victimas que han sido objeto de matracas, den un paso al frente y comuníquense conmigo, hagamos un bloque socialista, organicémonos en asociación civil, hagamos foros, conferencias, charlas, eduquemos a los demás, para que no sean matraqueados, enseñémosle los recovecos de la Ley de Tránsito Terrestre, porque guerra avisada no mata soldado y si lo mata es por descuidado.
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